¿Cuánta agua tiene Guanacaste? Nadie lo sabe

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  • Conforme las condiciones climáticas empeoran, el país necesita tomar acciones para controlar el gasto del recurso hídrico y estar preparado para una próxima sequía.

Si no hay una manera de controlar cuánta agua se saca de los acuíferos, no se puede reaccionar a tiempo para evitar desgastes como la salinización, por ejemplo, que ya ocurrió en dos acuíferos en Guanacaste: Huacas-Tamarindo y Brasilito-Potrero.

Son problemas que se arrastran desde años atrás. En el 2008, el Informe del Estado de la Nación ya mencionaba la falta de control del líquido y el impacto en los acuíferos.

Yamileth Astorga, presidenta del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), asegura que, sumado a que no hay control, no se tiene una conciencia sobre el gasto del agua.

“Aquel que puede, toma agua de un acuífero que ya está impactado sin importarle las consecuencias. Hablo de la comunidad, hoteles, inmobiliarios... hablo de todos”, dijo la jerarca.

Ante la necesidad de líquido que vive la zona del Pacífico Norte, el Gobierno creó el  Sistema de Monitoreo de Agua Subterránea a Tiempo Real (SIMASTIR), dentro del Programa de Abastecimiento de Agua Para Guanacaste (PIAAG), que entre otros objetivos, tiene como meta atender la situación de los acuíferos.

Con este sistema, las autoridades pueden saber cuánta agua tienen los acuíferos, cuánta se está usando y cuál es el nivel de salinidad. También permitiría identificar fugas en el sistema, atendiendo la problemática del desperdicio de agua.  

Con Astorga coincide el director de Aguas del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), José Miguel Zeledón.

“Cuando uno analiza el problema de agua en este país ve que no hay gestión, hay mala cultura, no se controla, no se generan datos, etc.”, dijo Zeledón.

Entre los datos que no se generan está la cantidad de pozos ilegales. Desde el 2008, se sabe que existen muchos de estos pozos, pero la cantidad exacta se desconoce. Esto tiene un impacto directo en la cantidad de agua que tiene cada uno de ellos, aumentando las probabilidades de que se salinicen.

Sal al acecho

Las fuentes se han cerrado: el Garden Plaza en Tamarindo clausuró sus fuentes para disminuir el gasto de agua.

Para la titular del AyA, la salinización de los pozos se aceleró con las crecientes sequías de los últimos años. En Santa Cruz, ya los acuíferos Huacas-Tamarindo y Brasilito-Potrero, presentaron sal en el agua.

“Cuando se saca el agua dulce de un acuífero, se tiene al mar haciendo presión y se comienza a filtrar, salinizando el pozo”, explica Sandra Arredondo, ingeniera hidrogeóloga de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés),

Aunque sí es factible desalinizarlo, el proceso toma mucho tiempo y el costo es bastante alto.

Algunos de los métodos utilizados incluyen  las barreras físicas (colocar paredes que funcionan como diques y retengan el agua salada) y recarga artificial de agua dulce, pero implementar estas soluciones para transformar agua salada en potable puede tomar años.

Para evitarlo, el PIAAG incluye el  Sistema de Monitoreo de Agua Subterránea a Tiempo Real (SIMASTIR) y el Sistema Nacional de Información para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico (SINIGIRH).

Esta última es una plataforma tecnológica que agrupa la información relacionada con el agua y su administración. Es una base de datos con la que usuarios de organismos públicos y privados, comunidades y público en general podrán consultar y saber cuál es el estado del agua en su área de interés.

Sin embargo, estos proyectos no son pequeños. Por ejemplo, el proyecto SINIGIRH requiere de la instalación de computadoras, el software necesario para que el sistema opere, la capacitación al personal, y digitalizar la documentación. Eso significa pasar a computadora 250 mil páginas de documentos. Todo debe cumplirse antes del 31 de agosto de este año.

Por su parte, el SIMASTIR es un proceso de muchos pasos. Cada pozo requiere de siete componentes para que el medidor funcione adecuadamente. La instalación de cada medidor requiere limpiar el pozo, instalar el equipo y las bombas y efectuar pruebas para garantizar que se tenga una instalación adecuada. Esto se tiene que hacer para todos los pozos que se quieren medir. En el caso de Guanacaste, son un total de 56 en la provincia.

Aunque SIMASTIR lleva un 80% de avance, el tiempo corre. Este proyecto tenía planificado terminarse el 1° de agosto de este año y no se tiene registro que evidencia si se ha concluido o no. Solo para este año, el SIMASTIR tiene un presupuesto de $1.725 millones y el SINIGIRH $332 millones.

Además de saber cuánta agua se pierde en las tuberías, los proyectos se crearon con la intención de reducirla. El proyecto Reducción del agua no contabilizada y mejoramiento de la eficiencia energética (RANC-EE) procura disminuir a un 17% los porcentajes de agua perdida en todo el país.

Este proyecto, aprobado en el 2015, busca cambiar 616 kilómetros de tubería en todo el país, además de la instalación de 700 medidores, y 14.000 equipos para la reparación de micro-fugas. También, dentro de sus objetivos, está eliminar las conexiones ilegales que causan parte de la pérdida de agua que se da actualmente. Liberia y Nicoya serán los cantones beneficiados con este proyecto.

En vista de la crisis hídrica, estos proyectos son la punta de lanza del Gobierno para sellar las grietas por donde se filtra el agua que podría salvar a Guanacaste, y al país, en el futuro. Es cuestión de esperar a la próxima sequía para ver si son suficientes para cambiar la cultura de un país, con un supuesto discurso verde, que día a día, deja ir vitales litros que podrían salvar centenares de familias y fincas.