Medio Ambiente

10 razones por las que hay que proteger el Golfo de Nicoya

This post is also available in: English

“Como perro que muerde la mano del que le da de comer”.  Así se compara lo ocurre con el Golfo de Nicoya y el mal uso que se hace de sus recursos marinos.  Por muchas décadas este golfo ha sido el refugio de miles de  familias que viven de la pesca, pero el mal trato y uso irracional de sus recursos lo tienen al borde del colapso.

¿Existen razones reales para hacer un alto en el camino y comenzar a ver al golfo de una manera diferente? ¿O son simplemente percepciones infundadas de los ambientalistas? A continuación diez razones que podrían responder a esas preguntas:

1.        Ante la falta de fuentes de empleo -un desocupación que supera el 24%-, las familias de las comunidades cercanas al golfo ven la pesca artesanal como la salida a sus problemas económicos. Más de la mitad de la población que ahí habita, se dedica a la pesca. Existe una dependencia de los recursos del mar.

2.        Si bien la zona del Golfo de Nicoya representa un cúmulo de riquezas turísticas, estas aún están vírgenes, pues de acuerdo con los propios  vecinos  y ambientalistas, ni el gobierno hace nada por promover el turismo en la zona, ni los inversionistas han descubierto el potencial que tiene y por eso se le relega como una simple fuente de pesca.

3.        Los dos aspectos anteriores conducen a un nuevo escenario, la pobreza, factor que obliga a las personas a buscar su tesoro en el mar. Al tesoro hay que llegarle como se pueda y por eso surge un cuarto componente, la pesca ilegal.

4.        Tan real es la pesca ilegal en el Golfo de Nicoya, que según el Instituto de Pesca y Acuicultura el 95% de los instrumentos utilizados están prohibidos por la ley.

5.        La dependencia económica de la actividad en el mar  ha desencadenado en una sobreexplotación del  recurso marino a tal extremo que la población de la mayoría de especies de aprovechamiento comercial, ha disminuido en un 50% en los últimos 20 años.

6.        Ante el problema de sobreexplotación se han buscado algunos paliativos por medio de las leyes de pesca, entre ellos las llamadas vedas, esto con el fin de darle un descanso al golfo y que se pueda reponer la población de especies disminuidas, sin embargo y de acuerdo al estudio de vedas de Incopesca publicado en el año 2013, los mismos pescadores son conscientes que las vedas no se respetan.  

7.        Como si todo esto fuera poco, el castigo que causan las altas temperaturas derivadas del cambio climático es significativo en esta zona. De acuerdo con Rosa Soto, bióloga marina de la Universidad Nacional (UNA), las corrientes de aguas calientes provocan la migración de especies hacia otras partes del continente, en busca de ambientes apropiados.

8.        Uno de los factores de muerte para las especies es la emanación de hidrocarburos y otros contaminantes con lo que se desequilibra la cadena alimentaria y diluye la población de especies en el fondo marino.

9.        Con la pérdida de los manglares, se destruye el hábitat de variedad de especies.  La actividades agrícolas que llevan a cabo algunas empresas y finqueros en las áreas cercanas a los ríos Bebedero y Tempisque están dando al traste con los manglares.  Isla Chira, río Tempisque, río Bebedero, Jicaral y Punta Morales son áreas que contienen manglares que abrigan al Golfo de Nicoya pero su sobrevivencia está en peligro.

Por último, existe escasa vigilancia por parte de las autoridades tanto de Minae como de los cuerpos policiales que colaboran en este sentido. La creación de estación de guardacostas en playa Coyote y el Centro Interinstitucional en Puerto Níspero le brinda nuevas herramientas a las autoridades de Guardacostas y Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) para patrullar la zona y disminuir la pesca ilegal. Según Rodolfo Coto, director de guardacostas de Flamingo, la mayoría de delitos con que se enfrentan en esta zona es precisamente la pesca ilegal.

Comentarios