Medio Ambiente

12.000 toneladas de cáscaras de naranja restauraron bosque seco en Guanacaste

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Hace ya 20 años que el Área de Conservación Guanacaste (ACG), en conjunto con profesores de la Universidad de Pennsylvania, puso manos a la obra para recuperar tres hectáreas de bosque tropical seco, que se encuentra en riesgo de desaparecer a nivel mundial.

El proyecto nació en 1997 luego de que el investigador de la Universidad de Pennsylvania Daniel Janzen decidiera acercarse a la recién instalada compañía exportadora de naranjas, Del Oro.

Del Oro tenía en sus fincas miles de toneladas de cáscara de naranja que quedaban como desecho luego de que les sacaran el jugo y los aceites esenciales que comercializaban. La empresa había intentado ofrecer las cáscaras como alimento para ganado, pero los ganaderos de la zona no lo aceptaron.

Jenzen, en alianza con el Área de Conservación de Guanacaste, le propuso a la compañía bio-procesar sus desechos a cambio de 1.500 hectáreas de bosque que la empresa le donaría a la ACG.

 

Fotografía del momento en que comienzan a depositar las cáscaras de naranja como fertilizante del bosque.

 

Al mismo tiempo, el área de conservación utilizaría la materia como un fertilizante. Guanacaste tiene dos especies de larvas de moscas que descomponen la materia orgánica para que posteriormente esta se integre en el suelo y ayude a recuperar la cobertura boscosa.

Del Oro y la ACG firmaron el convenio en Casa Presidencial el 24 de agosto de 1998 y comenzaron a trabajar en el proyecto, que 20 años más tarde logró la recuperación de más de un 170% de la biomasa sobre el suelo.

Los micronutrientes de las cáscaras de naranja sirvieron como fertilizantes de un suelo que parecía ya no tener la potestad de generar vida más allá del pasto africano importado que invadía la zona.

Así lo evidencia un artículo de la Universidad de Princeton publicado en la revista Restoration Ecology, en el cual se expone a Costa Rica como ejemplo para la regeneración del bosque tropical con un bajo costo material.

“Logramos acelerar el proceso de restauración del bosque en 50 años”, asegura Roger Blanco, encargado de la investigación por parte de la ACG.

La recuperación de los bosques tropicales secos es esencial para mitigar el cambio climático, ya que son eficientes procesadores de dióxido de carbono y además conservan una amplia diversidad de especies.

“Desde el ACG hemos buscado formas de restaurar el bosque seco tropical, pues es uno de los ecosistemas más amenazados y hay muy pocos lugares en Mesoamérica donde todavía queda la oportunidad de que estos bosques se restauren”, explica Alejandro Masís, actual director del ACG.

¿Qué los detuvo?

El proyecto demostró rendir frutos en las primeras muestras realizadas en el parque nacional, donde el zacate invasor perdía fuerza y las especies nativas comenzaban nuevamente a florecer.

Sin embargo, esta transformación del bosque se vio frenada luego de que la empresa rival TicoFruit y la Voz del Pueblo de Bagaces interpusieran denuncias contra los investigadores de la ACG Sigifredo Marín y Róger Blanco ante la Defensoría de los Habitantes, el Ministerio Público y la Sala Constitucional.

Los delitos mencionados en la causa del expediente 98-013353-042-PE integraban la  contaminación de sustancias destinadas al uso público, el envenenamiento de árboles, desobediencia a la Sala Constitucional y contaminación de suelos del Estado.

La Sala Constitucional declaró ilegal el convenio y el proyecto se detuvo. La ACG perdió las 1.500 hectáreas de bosque prometidas por Del Oro y la productora debió comprar una planta para procesar sus desechos. En ella, invierte $600.000 al año.

“Si le podemos poner un valor económico al servicio ambiental de bio-procesamiento de los desechos que la naturaleza hace de gratis, aquí ya tenemos un parámetro”, dice Blanco.

Posteriormente, la ACG pudo comprar las 1.500 hectáreas de bosque que estaba en manos de Del Oro gracias a una donación de aproximadamente $1.500.000 de la Organización No Gubernamental Blue Moon Fund.

Aún con la cancelación del proyecto, el bosque logró recuperarse y hoy el mundo científico sabe que toneladas de “basura” pueden salvar a los bosques tropicales secos.

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