Acueductos y Alcantarillados (AyA) tiene un proyecto ambicioso: realizar un diagnóstico nacional de las 1.471 asadas del país. La misión es recaudar información de las condiciones en las que las Asadas prestan servicios del recurso hídrico, conocer el estado real y actual de la infraestructura que tienen, las condiciones en las que se trabaja y a la vez revisar que los reglamento y marcos normativos se cumplan.
Debido a la inmensidad de la iniciativa, el trabajo— que comenzó en julio del 2015— tiene una extensión de tres años y cuesta $850.000 (más de ¢400 millones).
Rodolfo Ramírez, responsable del estudio, explicó que el trabajo comenzó con 305 Asadas de 11 cantones del país, siete de ellos pertenecientes a Guanacaste.
De las 305 Asadas estudiadas, 285 participaron del diagnóstico pero 20, en su mayoría de la costa guanacasteca, no quisieron que el AyA levantara información “porque tienen alguna situación que no quieren que se descubra, o porque piensan que el AyA quiere apropiarse de la administración”, declaró Ramírez.
Ramírez añadió que se seleccionaron las Asadas de siete cantones de Guanacaste entre las primeras 11 cantones nacionales “por ser la provincia que más está siendo afectada en este momento con la sequía”.
Se busca conocer cómo es administrado el recurso hídrico por estos entes administradores, especialmente con los efectos sufridos por el cambio climático. “Hay asadas con reducción de caudales e incluso algunas con pozos secos”, dijo Ramírez.
Con el diagnóstico se podrían aplicar medidas de adaptación antes de que la crisis realmente sea grave para “asegurar el agua a futuro”.
El estudio es financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) junto a la organización sin fines de lucro CRUSA y el Global Environment Facility (Centro del Ambiente Global).
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