Santa Cruz

AyA daría solución definitiva a aguas residuales en Tamarindo hasta 2026

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En agosto del 2020, la Sala Constitucional dio al Ministerio de Salud seis meses para ejecutar una solución definitiva a la contaminación por aguas residuales en Tamarindo. Sin embargo, el alcantarillado sanitario que le pondrá punto final al problema llegará hasta el 2026. 

Así está previsto en el cronograma de ejecución del proyecto por parte del Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA). Aunque la resolución de la Sala fue girada al Ministerio de Salud, la institución le dio la orden al AyA porque aseguran que solo la construcción del alcantarillado puede remediar la problemática histórica. 

Si bien la Sala dio seis meses, es imposible realizar el proyecto en ese lapso”, dijo el director del Área Rectora de Salud de Santa Cruz, Warren Chavarría. 

“En muchos de los casos no sabemos de dónde provienen las aguas residuales, porque es una maraña, es como un laberinto lo que hay en Tamarindo. Hay que hacer estudios para determinar de dónde vienen las aguas residuales y considerar el proyecto con las particularidades de Tamarindo, que está frente al mar”, agregó. 

Hasta el primer semestre del 2022, el proyecto continuará en la etapa de estudios de preinversión y diseños finales. 

“Sus resultados permitirán dar inicio a fases posteriores del proyecto, entre ellas, la gestión de la fuente de financiamiento y las etapas de pre-ejecución y ejecución (construcción)”, dijo vía correo el Área de Diseño de Saneamiento del AyA ante consultas de La Voz. 

La institución también deberá adquirir terrenos, evaluar la viabilidad ambiental y el financiamiento. 

En total, la obra costará unos ¢7 mil millones, de los cuales ¢300 millones vendrán de fondos propios del AyA para la adquisición de terrenos y la constitución de servidumbres (derechos de paso por terrenos privados para, por ejemplo, instalar una tubería) y ¢6 mil millones de financiamiento externo para los estudios de preinversión y la construcción. 

Las medidas paliativas

Tamarindo ha tenido un crecimiento acelerado y poco planificado en infraestructura hotelera, comercial, de población e incluso de visitantes. “No se proyectó tener manejo para aguas residuales, y es una carga bastante grande”, considera Chavarría. 

La Asociación de Desarrollo de Tamarindo (ADIT) estimó que en la comunidad vivían 3.500 personas en el año 2000 y la cantidad aumentó a 7.600 en 2019, sin contar visitantes, con quienes la cifra puede ascender a 100.000 personas al año.  

El Área Rectora de Salud solo da soluciones temporales para evitar un desbordamiento inmanejable del problema. Chavarría le llama “soluciones individuales”. 

Durante el 2021 han girado tres órdenes sanitarias, de las cuales dos están pendientes. Pero es posible que haya otras sin resolver de años anteriores, comentó Chavarría. 

Una de las órdenes pendientes está a cargo de la Municipalidad de Santa Cruz desde el año pasado. “La muni está haciendo los diseños y planos para reconstruir un alcantarillado de aguas pluviales que había sido construido por un desarrollador, al que se conectaron los comercios y vecinos”, comentó el gestor de proyectos de la ADIT, Eduardo Vargas. 

Eso esperamos que termine a más tardar el otro año. Estamos trabajando con la muni y diciéndole a los vecinos y comercios que deben corregir sus problemas porque pronto no van a tener a dónde sacar sus aguas”, agregó. 

La ADIT también está gestionando la obtención de recursos para poner en marcha un par de proyectos que mejorarán el depósito de aguas residuales: biojardineras y unas mallas para colocar en las alcantarillas de agua pluvial y así evitar que los desechos sólidos, como lodos, hojas, botellas y latas, lleguen al mar. 

“Las biojardineras son como un sistema de tratamiento con plantas que purifican el agua que llega ahí antes de que vaya al mar. La ciencia de cómo hacerlo ya la tenemos. Ahorita estamos costeando para ver cuánto cuesta cada una de las nueve que pensamos hacer, que serán en los nueve puntos más críticos”, explicó Vargas.

En ocasiones, las aguas residuales en Tamarindo no solo terminan en la vía pública sino también en la playa. Foto: César Arroyo Castro

Gestión comunal

Cuando alguien denuncia o el Área Rectora detecta un vertido de aguas residuales [sea aguas negras o jabonosas], identifican la fuente y le giran una orden sanitaria para buscar una solución. 

“Hay una mala costumbre de solo conectar al tanque séptico las aguas negras, pero no las aguas jabonosas, que en general las tiran a cordón de caño”, relata Chavarría. “Lo ideal es que esas aguas estén conectadas al drenaje para que se filtren y no vayan a la vía pública y menos al mar, en el caso de Tamarindo”. 

Cuando las personas hacen una buena disposición de las aguas residuales en los casos en que no hay alcantarillado sanitario “quedan contenidas como en una fosa con piedras y arena. Es un sistema artesanal”, explica Chavarría. Es decir, es un manejo menos sofisticado que un sistema de alcantarillado pero que, con las posibilidades actuales, resulta la mejor opción.

Para el director, si los comercios y casas continúan haciendo un mal manejo de aguas residuales, la comunidad “se está pegando un balazo al pie”. 

Ellos subsisten del turismo y esas actividades contaminan la playa y alrededores. En el futuro vamos a tener una afectación tan grave que puede llevar a que la zona no sea atractiva turísticamente y eso generará problemas económicos”, apunta Chavarría. 

El abogado Walter Brenes, quien interpuso el recurso de amparo que finalizó con la resolución de agosto del 2020 por parte de la Sala Constitucional, dijo a La Voz que él continúa pendiente de los avances para una solución y que una de sus mayores preocupaciones es que al final el proyecto nunca llegue. 

Si notás una mal disposición de aguas residuales en esta u otra comunidad de Santa Cruz, podés denunciarlo al Área Rectora de Salud al 2680-0160 o al correo [email protected] 

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