Bagaces, Cañas

Cañas y Bagaces esperan años para ver proyectos comunales hechos realidad

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¿Cuándo fue la última vez que visitó el salón comunal de su barrio? ¿Unos días? ¿Varios meses? ¿Tal vez años? Si hace mucho no va, quizás le sorprenda encontrarse con los mismos huecos en el piso, las goteras de siempre y las luces quemadas desde hace años.

Los proyectos comunales financiados por las municipalidades de Cañas y Bagaces, pueden tardar hasta nueve años en concretarse.

Esto incluye calles, materiales para escuelas, construcción de parques, mantenimiento de cementerios e infraestructura deportiva y comunal.

Las razones pueden ir desde proyectos mal planificados, presupuestos que no alcanzan y poco personal municipal, hasta falta de organización vecinal. Pero el resultado es el mismo: distritos que arrastran problemas porque la plata existe, pero no se usa.

Este es uno de los hallazgos de GuanaData, un proyecto que busca aumentar la transparencia de las municipalidades gracias a una beca de la Fundación Trust for the Americas.

Para llegar a este resultado, La Voz de Guanacaste analizó la ejecución del presupuesto de las municipalidades de Cañas y Bagaces del 2010 al 2018, e identificó los proyectos comunitarios que se arrastran durante más años. Después, consultó a líderes comunales, síndicos y funcionarios municipales por qué no se ejecutan los proyectos y cuáles son las consecuencias para las comunidades.

Cañas: una década sin parque

En el distrito central de Cañas, detrás de la Escuela Antonio Obando, hay un gran terreno lleno de montazal. Los vecinos están esperando que la muni haga un parque en ese lote, que un día fue una pista de aterrizaje de aviones, desde hace diez años. 

Desde el 2010, este gobierno local presupuestó ₡25 millones para el proyecto, según datos de la Contraloría General de la República (CGR), pero aún no ha pasado nada. 

El alcalde de Cañas, Luis Fernando Mendoza, justificó que es un plan muy grande y el dinero que tienen no les alcanza y que por eso la muni no ha podido hacerlo. 

Sin embargo, hay proyectos mucho menos costosos que tienen una situación similar a la del parque. En el distrito de Porozal, por ejemplo, la muni tiene apartados ₡630.000 desde 2012 para construir una planta sanitaria en la plaza de Tiquiruza. Hasta 2018 no se había ejecutado un sólo colón de este monto.

El síndico de Porozal, Macario Montes, culpa a los pasados representantes de su distrito  por la poca planificación en la distribución de fondos. 

Lo hacían antojadizamente para meterle algo a todas las comunidades, entonces quedaban los proyectos guindando. (…) Esos proyectos no se podían iniciar ni nada, porque el presupuesto no daba”, explicó.

El presupuesto no alcanzó tampoco en la construcción de camerinos para la plaza Higuerón del distrito San Miguel. En el 2012 la muni le inyectó ₡1.040.000 al proyecto y lo usó todo, pero luego tuvo que agregar 970.000 en 2018 para concluir las obras.

Otros proyectos —que ya se completaron— estuvieron hasta ocho años perseverando dentro de los presupuestos. Uno de ellos fue la construcción de una plaza de fútbol en barrio Pedregal, un proyecto de ₡1,8 millones que a la muni le tomó casi una década (del 2010 al 2017) concluir.

Montes también dice que las asociaciones de desarrollo y los consejos de distrito topan con barreras como terrenos sin escrituras, falta de documentos y poca ayuda por parte de la municipalidad. El síndico afirma que los distritos de la periferia tienen que esperar mucho más que la cabecera del cantón y eso retrasa sus proyectos.

“El centro consume todo. Y uno tiene que andar a expensas de lo que sobre en el centro. Si ellos tienen tiempo, ok, van los proyectos de los distritos y si no a esperar”, agregó.

Bagaces: sin manuales para proyectos

Al igual que en Cañas, las comunidades bagaceñas esperaron hasta nueve años para ver sus proyectos hechos realidad en el periodo 2010-2018. Ese es el caso del parque central del cantón, que lleva casi una década arrastrando el presupuesto para hacerle mejoras. 

Otro proyecto complejo que se retrasó cuatro años fue la construcción y equipamiento del centro de cuido y desarrollo infantil, que tenía un presupuesto de ₡180.000.000, de los cuales la muni usó un 98%.

Pero en la misma espera estuvo un proyecto que podría parecer sencillo: la compra de implementos deportivos para Mogote, por un monto de ₡2.500.000.

El encargado de presupuesto de esta municipalidad, Alonso González, señaló que no hay manuales sobre cómo presentar propuestas para usar un presupuesto ni un funcionario que actúe como gestor de todos los proyectos.

“Nuestras carencias financieras nos hacen trabajar de una manera no muy óptima y muy riesgosa. No tenemos un planificador, sino que hacemos entre varios compañeros recargados todo lo que debería hacer un gestor de proyectos”, agregó.

Por otro lado, la síndica de Río Naranjo, Xinia Treminio, explicó que hay estructuras comunales (comités de deporte, asociaciones de desarrollo) que no son estables y eso impide que se trabajen propuestas sostenibles en el tiempo. 

Treminio pone el ejemplo del proyecto para construcción de una cancha de básquet y la plaza de fútbol en su distrito. Este plan empezó en 2015 con un presupuesto de ¢800.000. Cuatro años más tarde ya compraron los materiales pero no han completado las obras.

“No hay un Comité de Deportes establecido y por parte de la Municipalidad de Bagaces no ha habido la anuencia de ejecutar los recursos en apoyo a la Asociación de Desarrollo, que como no había comité de deportes era la encargada de hacer esas obras”, explicó Treminio.

Además, los distritos muchas veces no reciben todo el dinero que la muni les destinó originalmente. Por ejemplo, en 2017 había disponibles más de ¢5,3 millones para la instalación de un ascensor en el edificio de la muni, pero el concejo municipal aprobó una modificación del presupuesto y el proyecto se quedó sin fondos.

Diego Morales es una persona con discapacidad y es bagaceño afectado por el irrespeto a la Ley 7600 en el edificio municipal. “Muchas veces el concejo municipal invita a las sesiones y las personas con discapacidad es imposible que vayamos. Me han subido los concejales, me han cargado”, afirmó Morales. 

“El concejo municipal tomó el acuerdo para utilizar ese fondo con el entendido supuesto de que ellos iban a regresar el dinero inmediatamente, pero a la fecha no hay elevador”, concluyó Morales.

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