No es necesario ser médico o nutricionista para saber que los alimentos que ingerimos producen efectos tanto positivos como negativos sobre nuestra salud y bienestar. Ya lo decían las abuelas años atrás: “somos lo que comemos”.
En las campañas publicitarias que enseñan a las personas a alimentarse de manera adecuada, se indica que un plato promedio debe tener una mitad de frutas y verduras, una cuarta parte de granos o cereales integrales y un tercio de proteínas, como las que obtenemos a través de la carne y otros productos animales. Pero, ¿qué diría usted si le dijeran que el consumo excesivo de carnes, en vez ser beneficioso para su salud, puede estar contribuyendo a acortar su vida?
Investigadores de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Massachusetts, EE.UU. se dieron a la tarea de determinar la relación entre el consumo de carne y la mortalidad, publicando sus hallazgos en la edición del 12 de marzo de Archives of Internal Medicine. Así, después de evaluar dos estudios que incluyeron a más de 120,000 personas a lo largo de 28 años, lograron determinar que el comer carnes rojas a diario aumenta el riesgo de morir a causa de una enfermedad cardiovascular o de cáncer en un 12%. Si se trata de carnes procesadas, el riesgo de muerte prematura aumenta en un 20%.
Según el estudio tan solo una porción (50 gramos) de carne procesada (como el jamón, chorizo, salchichas, salchichón y tocineta, entre otros) al día, puede aumentar el riesgo de experimentar una muerte prematura. ¿Un ejemplo de una porción? ¡La salchicha que se come en un perro caliente! Además, su ingesta regular aumenta el riesgo de presentar diabetes tipo 2 en un 19% y de padecer cáncer colorrectal en un 21%. Las carnes procesadas son perjudiciales debido a su alto contenido en grasas saturadas y sodio, así como en nitratos y nitritos, los cuales son conocidos carcinógenos que se agregan para conservarlas, darles sabor y color.
Si en este momento usted esta decidido a eliminar toda carne roja de su dieta y la de su familia de por vida, espere un minuto. Busque y prefiera siempre lo natural u orgánico; no es lo mismo la carne que proviene de ganado que ha sido tratado con antibióticos y hormonas, que la que proviene de aquel que es criado naturalmente. Además, no es lo mismo ingerir un pequeño trozo de carne sin grasa que una gran cantidad de chorizo con un alto contenido en grasa. Finalmente, así como las frutas y verduras pueden consumirse libremente a diario, las carnes rojas no: consúmalas con moderación, considerando reemplazarlas con porciones de pescado o pollo.
Recuerde, a pesar de los efectos nocivos del consumo excesivo de carne roja, su ingesta moderada aporta proteínas, hierro, vitaminas del grupo B, aminoácidos esenciales, fósforo y zinc a su organismo. Por lo tanto, como en todo, es prudente ser prudente.
Nota: este artículo fue publicado originalmente en abril, 2012 http://www.vozdeguanacaste.com/i/arquivos/04_12/04_12_salud_02.html
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