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Carol Sánchez: “Hoy vivo el sueño de cualquier futbolista: estar en un mundial”

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Desde niña su pasión fue ver rodar la pelota, llevarla, patearla e ir tras ella, mientras que las muñecas y los otros juegos podían quedarse en el cajón.

No era el Estadio Nacional ni el Proyecto Gol, eran las calles del Barrio San Martín de Nicoya en donde Carol Sánchez, defensa central de la Selección Nacional de fútbol femenino, jugaba sus primeros partidos con sus primos y amigos del vecindario.  Ahora jugará en la Copa Mundial de Fútbol Femenino en Canadá, que arranca el 6 de junio.

Pese a que su pasión siempre fue el fútbol, Sánchez dedicó sus primeros años a practicar el atletismo en donde fue creando disciplina deportiva, fortaleza y velocidad. Participó en muchas competiciones a nivel nacional en atletismo y no fue sino hasta en el 2004, cuando cumplía 17 años de edad, que llegó a integrar al equipo de fútbol de Carrillo.

“Donde me formé como deportista fue en el atletismo. En ese deporte aprendí disciplina para poder cumplir con lo que pedían los entrenadores, y cuando me integré al equipo de Carrillo se marcó el inició de mi carrera formalmente. Ese año fuimos campeonas con Carrillo en primera división”, recordó Sánchez.

En su casa, la futbolista colecciona una decena de medallas que son la muestra de los logros cosechados en su corta carrera; sin embargo, la medalla que más aprecia es la que les dio la clasificación al mundial y por la que se adjudicaron el segundo lugar de la eliminatoria premundialista.

Para su mamá, Cecilia Sánchez, la vena futbolística de la nicoyana la desarrolla desde pequeñita, tan es así, que no perdía ni un solo recreo de la escuela sin jugar una mejenga.

“A diario me llegaba con los zapatos destapados porque andaban hasta pateando piedras,» comentó la madre, quien aclara que «desde siempre tuvo mi apoyo, es una buena hija, estudiosa y muy disciplinada en todo, por sus propios medios ha logrado llegar donde está”.

A pesar de que en la familia de Carol a todos les gusta el fútbol, ella es la única que ha logrado desarrollar una carrera en esta disciplina, al menos así lo reconoció su hermana Milagro.

“Mi hermana es un orgullo, ejemplo a seguir y desde pequeña quise seguir sus pasos. Creí que podía llegar a jugar fútbol como ella. En la escuela, lo intenté pero no lo logré. Definitivamente no es lo mío”, dijo Milagro.

Tener a un familiar jugando profesionalmente es como estar en una montaña rusa emocional, hay momentos de gran ansiedad. “El día de la clasificación estábamos todos aquí reunidos y fue de infarto. Cuando Carol iba a tirar el penal me tapé la cara y de pronto me di la espalda y dije “mi niña hazte grande porque no te puedo ver” y cuando vi que había metido el gol lo disfruté. Fue una experiencia muy linda todos la vivimos increíblemente”, comentó Francisca Sánchez, tía de Carol.

No todo ha sido de rosas y flores para la jugadora nacional. En el 2012, jugando para Liberia, sufrió una lesión en su ojo derecho que la dejó fuera de las canchas por más de tres meses y por lo cual estuvo a punto de abandonar el fútbol.

“Cuando jugaba en Liberia, la bola me pegó directo en el ojo derecho y estuve bastante tiempo que no podía ver bien y eso me afligió mucho, y me dije cómo era posible que lo que más amo me vaya a dejar sin vista, y me dije ya no más, me voy a dedicar a la universidad. En ese momento, se me acercó Shirley Cruz (futbolista costarricense, quien juega en Francia) y me comenzó a motivar y por eso hoy vivo el sueño de cualquier futbolista, estar en un mundial”, dijo Sánchez.

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