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Explicativo: ¿Un extranjero cerró un acceso a playa Grande de Santa Cruz?

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El 29 de abril, un vecino de Tamarindo publicó un video en Facebook denunciando el cierre de un acceso público hacia playa Grande de Santa Cruz.Que se puede hacer en estos casos cuando ya uno pierde el acceso público donde uno ha caminado por años para moverse de playa grande a Tamarindo y viceversa” (sic), escribió el vecino. 

En el video se observa a un señor —que se identifica como Steve y aparentemente es vecino de la zona— terminando de instalar una cadena atada a dos pilares para restringir el flujo vehicular. También colocó piedras a los lados del acceso público para evitar que lo usen como parqueo. Quienes graban el video le reclaman por lo que está haciendo. 

El video se ha reproducido 49.000 veces, se ha compartido 1.600 veces, tiene 251 comentarios y una gran mayoría de reacciones negativas. “Increíble un gringo cerrando una calle pública”. “Ojalá este tipo termine en la cárcel o, mejor aún, lo echen del país”. Y como estos, decenas de comentarios reprochando lo que se observa en el video. 

El video está descontextualizado y tiene información insuficiente para afirmar que el ciudadano señalado cerró el acceso a la playa. 

Lo que él hizo fue adelantarse a una decisión de un grupo de vecinos —incluido él— y del Parque Nacional Marino Las Baulas. Así lo explicó la administración del parque a La Voz de Guanacaste.

Quien publicó el video admitió posteriormente que efectivamente se trataba de un bloqueo únicamente vehicular. “Lo que pasa que así comienza una cadena para no dejar los carros y después qué sigue, así es como comienzan la privatización, ahí era un lugar donde muchas escuelas de SURF parqueaba para bajar sus equipos” (sic), expresó.

La Voz intentó conversar con el vecino que publicó el video y con el ciudadano señalado, pero no respondieron a la solicitud.

¿Por qué decidieron limitar el acceso a los vehículos?

El acceso era utilizado como parqueo y, al menos en una ocasión, un vehículo ingresó hasta la playa, según registros del parque nacional. Ingresar los vehículos a las playas está prohibido en el artículo 133 de la Ley de Tránsito. Además, según el Plan General de Manejo del parque, el acceso no estaba contemplado para utilizarse como parqueo, sino solo para el acceso peatonal. 

Conforme los vehículos continúan ingresando, cada vez disminuye más la vegetación y aumenta el espacio erosionado”, dijo a La Voz la encargada interina de la administración del parque, Ana María Villalobos.

“En el caso de playas de anidación de tortugas marinas, la compactación impide que las tortugas salgan de su nido y genera que nazcan deformes”, relató. 

Villalobos explicó que desde finales del 2020 el parque ha abierto espacios de gestión comunitaria a través del Programa Bandera Azul. “A mediados de abril, un grupo de vecinos residentes cercanos a este ingreso a la playa solicitaron a la administración del parque una reunión para exponer oficialmente su preocupación por una pérdida de vegetación que cada año se hace más evidente”, relató Villalobos. 

A partir de las constantes reuniones, tomaron decisiones para mitigar el impacto en el ecosistema por el ingreso de vehículos y la pérdida de vegetación. Dentro de las acciones previeron reforestar, bloquear el ingreso vehicular a la zona pública y demarcar el acceso para que las personas que ingresan utilicen el espacio debido y que el camino de ingreso no se haga cada vez más amplio. 

Aunque las acciones estaban contempladas para realizarse en una jornada el sábado 15 de mayo, el señor y aparentemente otras personas de la comunidad se adelantaron e incumplieron el debido proceso. 

“El error por parte de quienes participaron en hacerlo de forma adelantada generó no solo la mala publicidad sino la invisibilización de la coordinación y trabajo previo”, cree Villalobos. 

Según la funcionaria, el parque pretendía comunicar a la comunidad la reestructuración del ingreso, hacer las demarcaciones de forma oficial con personal del parque y divulgar las razones de la decisión en función del interés por la conservación. 

“Fue un error en la comunicación”, insistió Villalobos. “Lamentablemente los voluntarios interesados en hacer la actividad no informaron a la administración del parque que contaban con los recursos y querían coordinar una fecha para realizarlo”. 

En la jornada del 15 de mayo, los funcionarios del parque y las personas de la comunidad que participaron, mejoraron la delimitación del espacio porque las rocas colocadas a finales de abril no contemplaron el posible acceso de vehículos de emergencia, por ejemplo si alguien en la playa requiere atención médica, por incendios o por delfines encallados en el área pública. 

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