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Cinco datos que debe saber antes de las elecciones municipales de febrero de 2020

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Si alguien le dice que Guanacaste vota más por sus alcaldías que cualquier otra provincia del país, ¿le creería?

En La Voz de Guanacaste analizamos las estadísticas del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) de los últimos cuatro periodos electorales (2002, 2006, 2010 y 2016) para entender en qué momento de la historia política municipal nos encontramos. Además, buscamos elementos que nos permitan entrever el futuro político de la provincia desde sus gobiernos locales.

Encontramos a un electorado guanacasteco que vota cada vez más en los comicios, a un Partido Liberación Nacional (PLN) hegemónico pero acechado por una pluralidad partidaria que amenaza con quitarle protagonismo, y a una estructura política que juega en contra de las mujeres al frente de los altos mandos de los gobierno locales.

Las elecciones municipales de 2020 en Costa Rica se realizarán el domingo 2 de febrero para elegir alcaldías, regidurías, síndicos y concejales de distrito. Aquí le dejamos cinco puntos para analizarlas.

1. Abstencionismo da tregua

Politólogos auguran que tendencia continuará a la baja

En Guanacaste cada vez más personas eligen votar. Mientras en 2002 un 64% del electorado decidió no acudir a las urnas, en 2016 ese porcentaje se redujo a un 56%, a pesar de que el electorado sí aumentó considerablemente (un 47% de aumento).

El politólogo y coordinador del programa de análisis de coyuntura de la Universidad Nacional (UNA), Carlos Carranza, asegura que el camino hacia una mayor participación inició cuando se separaron las elecciones municipales de las nacionales, en 2002, permitiendo que la población se involucre más en el proceso y entienda las funciones propias de un gobierno local.

A pesar de que la cifra continúa siendo alta, según Carranza y otros tres analistas consultados, sí hay un patrón claro que permite pensar que el abstencionismo continuará a la baja para las elecciones del 2020.

“La población ve que su participación es relevante y empieza a sentir más cercanía por el gobierno local que por el nacional”, dijo.

2. Verde y blanco

El PLN es el ganador histórico en las elecciones municipales en Guanacaste

El PLN ganó el 61% de las alcaldías de Guanacaste en las últimas cuatro elecciones municipales.

Para el analista político Gustavo Araya, los 68 años de existencia del partido le permiten contar con una maquinaria electoral efectiva que movilizó a la mayoría de electores en la provincia.

Mientras el electorado total solo creció un 47% entre 2002 y 2016, los votos por Liberación aumentaron un 114%, según cifras del TSE.

Pero su liderazgo histórico estará a prueba en 2020, cuando se espera una mayor presencia de partidos políticos y se suman al juego los partidos evangélicos.

Para Araya, la presencia permanente de esos partidos confesionales en las comunidades durante los cultos es una de las mayores amenazas al PLN.

“Estos partidos tienen una lógica distinta porque se basan en la fe de las personas y son muy cercanos a las comunidades. Ahí es donde pueden perder mucho los partidos tradicionales [como el PLN]», dijo Araya.

 

3. Pelea fuera del bipartidismo

Partidos cantonales emergen en el abanico de opciones

Solo ocho partidos políticos en cuatro periodos electorales han logrado arrebatarle al PLN y al PUSC una alcaldía en Guanacaste.

Para el politólogo del programa Estado de la Nación y el Centro de Investigación en Estudios Políticos (CIEP), Ronald Alfaro, el país viene consolidando un modelo multipartidista, que ya se ve reflejado a lo interno de los concejos municipales.

“Al final al alcalde le toca gobernar con un concejo fraccionado, y eso es un gran reto. Es como pasa a nivel nacional con el presidente de la República y la Asamblea Legislativa”, dijo Alfaro.

Para las elecciones del 2020, la multiplicación de la oferta de partidos continuará, lo que da para pensar que podrían surgir nuevos liderazgos. En Guanacaste, para febrero, cerca de ocho partidos cantonales disputarán una alcaldía; el número más alto en la historia.

Eso sí, las nuevas agrupaciones que emergen se enfrentan no solo a la lealtad histórica de los pueblos hacia los partidos tradicionales, sino también a la búsqueda de recursos económicos y hasta de presencia en medios de comunicación para poder sobresalir entre el electorado como una opción.

4. Guanacaste vota más en municipales

Analistas creen que existe más confianza en gobiernos locales

Ninguna otra provincia del país vota más en las elecciones municipales que Guanacaste. Este comportamiento ha sido así desde el periodo electoral del 2002 y se hace más evidente cuando se compara la provincia con el centro del país.

Por ejemplo, mientras en 2016 un 56% de los guanacastecos decidió no salir a votar, la cifra en San José fue de casi el 70% (el abstencionismo más alto para ese periodo por provincia). Para los analistas no hay una explicación clara que permita entender ese comportamiento. Sin embargo, el desencanto de los electores por el gobierno central y las asambleas de turno es el primer indicio.

La mayor participación en las elecciones municipales, podría deberse a la cercanía con sus representantes: «Guanacaste es marginada en los procesos políticos costarricenses. Creo que el guanacasteco siente que si quiere lograr algo lo logra desde la municipalidad», dijo la historiadora Gina Rivera, exregidora de Liberia y docente de la Universidad de Costa Rica (UCR).

5. Una política que relega a las mujeres

Las alcaldías seguirán estando tomadas por los hombres

En casi dos décadas (2002-2020), solo cuatro mujeres han ocupado el cargo de alcaldesas en Guanacaste. En cambio, 40 hombres han liderado municipios en ese mismo periodo. En consecuencia, las mujeres prácticamente han ocupado solo puestos de vicealcaldesas.

La investigadora en temas de género del CIEP Marcela Piedra, dice que esa desigualdad se gesta dentro de los dirigentes de los partidos políticos, que siguen siendo mayoritariamente hombres. “Entonces, en realidad no hay conciencia de género de más mujeres en los puestos de elección popular en los partidos políticos”.

Los analistas políticos no prevén que el próximo 2 de febrero del 2020 vayamos a escribir una historia distinta. Primero, porque los partidos continúan anteponiendo a los hombres y, segundo, porque los magistrados del TSE —a excepción de María Eugenia Zamora— postergaron la exigencia de la “paridad horizontal” en alcaldías para las elecciones del 2024.

Ese término se refiere a que los partidos propongan la misma cantidad de hombres y mujeres como candidatos a alcaldes o alcaldesas. Lo que sí aprobaron fue este método para el caso de regidores y concejales de distrito.

“Es una decisión que pospone la búsqueda de la equidad cuatro años más [en las alcaldías]”, considera Felipe Alpízar, politólogo y exdirector CIEP.

Desde las últimas elecciones, el TSE sólo le exige a los partidos la “paridad vertical”, es decir, que si un hombre lidera la papeleta sea una mujer la candidata a la primera vicealcaldía, y viceversa. Sin embargo, esa fórmula no es suficiente para acercarlas a papeles protagónicos, pues las funciones de la vicealcaldía las termina definiendo el alcalde.

De hecho, un análisis de los magistrados del TSE evidenció que la paridad horizontal en regidores tampoco garantiza que más mujeres vayan a resultar electas. Como hay más partidos cantonales, y la mayoría pone en primer lugar de la papeleta a un hombre, las mujeres tienen menos probabilidades de llegar a ser regidoras. 

Alejandra Larios, actual regidora en Liberia y candidata a alcaldesa por el PLN, dice que es claro que la política es un terreno rocoso para las mujeres, no solo al estar en contienda política sino al alcanzar un puesto. “Hay reuniones en las que solo se dirigen a los hombres, como si las mujeres no fuéramos importantes”, agrega.

La alcaldesa de Abangares, Anabella Matarrita, coincide en que esos escenarios son comunes. “Sí me han minimizado pero yo tengo un carácter fuerte y además soy de bajo perfil, entonces esas cosas no terminan afectándome”.

Los politólogos y las políticas creen que quienes ocupan puestos de elección popular y los mismos electores deben impulsar los liderazgos femeninos, que ya de por sí son fuertes en las comunidades.

“Las mujeres son activas en sus organizaciones comunales, solo que no necesariamente a lo interno de los partidos políticos, y lo que es peor: probablemente participan pero no se les dan los espacios de toma de decisiones”, dice la directora del doctorado de gobierno y políticas públicas de la UCR, María José Cascante.

 

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