Es 2010 y Sharon Urbina ve a lo lejos un tumulto de rocas flotantes que interrumpe el paisaje celeste de la Bahía Brasilito, en Santa Cruz. Aparecían cada semana, después que pasaban extrañas embarcaciones gigantes por la costa.
Las rocas no eran rocas; sino los cuerpos de tortugas o tiburones cachorros que quedaban atorados en redes de pesca y que como rocas, flotaban inertes en la orilla de la bahía.
Urbina, de 38 años, vio la misma escena desde que era niña. Los responsables, según dijo, eran barcos camaroneros que llegaban al pueblo desde Puntarenas, y tiraban los cuerpos de las especies que no eran útiles para su pesca.
La vio hasta 2017, cuando vencieron las últimas licencias de la práctica. Cinco años antes la Sala Constitucional prohibió al Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) otorgar nuevas, por el impacto dañino que tenía en otras especies marinas. “Desde entonces nos comenzó a ir mejor (en su propia pesca)”, contó la santacruceña, dedicada a la técnica de orilla.
La Voz de Guanacaste consultó sobre el nuevo proyecto de ley para el aprovechamiento de la pesca de camarón en el país (N.21478) a expertos en ciencias pesqueras, pescadores guanacastecos, actas del proyecto de ley, estudios académicos y diputados representantes de la región. Todos acordaron que el estudio y la ley ignoraron a las costas guanacastecas.
En 2013, la Sala dejó la posibilidad al Incopesca de demostrar si, a través de nuevas técnicas, sería posible reducir el impacto de la pesca de arrastre en los ecosistemas.
La institución presentó un estudio con deficiencias, según la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Nacional (UNA). Aún así esto dio paso a la aprobación de la pesca de arrastre en la Asamblea Legislativa, con 28 votos a favor.
El Presidente de la República, Carlos Alvarado, vetó ese proyecto de ley el 30 de octubre, argumentando falta de evidencia científica. Ahora, este proyecto está de vuelta en la Asamblea, donde sus promotores necesitarían 38 votos a favor para aprobarlo.
“Los peces vienen más a las costas”
Proveniente de una familia de pescadores artesanales y de orilla, Sharon Urbina dice que en estos últimos tres años (sin pesca de arrastre) recibió muchas más ganancias de las que percibía desde que inició la labor. “Los peces vienen más a la costa, todo mejoró desde entonces», contó.
La pescadora puede afirmar esto pues una de las consecuencias de la práctica de pesca de arrastre es que, al capturar todo tipo de especies dentro de las gigantescas redes, la población de otros animales que los pescadores artesanales sí tienen como objetivo se reduce. Su recurso de trabajo disminuye.
Incopesca defendió este arte de pesca con una investigación, concentrada en un sólo tema: disminuir la captura incidental de especies. La institución intentó probar nuevas redes de arrastre que capturaran menos de esta “fauna de acompañamiento”, como se le conoce científicamente.
Según el estudio de Incopesca, las nuevas redes incorporan un «dispositivo excluidor de tortugas», el cual permite a las tortugas escapar si entran a la red. También aumentan el tamaño del «copo», el fondo de la red donde queda el camarón. Al ser más grande, la idea es que los pequeños peces que habitan la superficie del océano puedan escapar más fácil si entran en la red y logren “obstruir cada vez menos” las mallas.
Para el director del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), Ingo Wehrtmann, el planteamiento del estudio es insuficiente, ya que no analizó cómo afecta la pesca de arrastre al ecosistema.
Wehrtmann enfatiza que para Guanacaste eso es importante. Los camarones (alimento de otras especies de interés comercial) arrancan su ciclo de vida en las aguas de Puntarenas y al llegar a la adultez migran a las costas guanacastecas o a las nicaragüenses.
Los camarones migran. No se quedan en un solo sitio todas sus vidas. Pero tampoco hay mucha información sobre esas migraciones. No hay datos”, dijo el científico.
Si bien al estudio le faltan datos, incluso los existentes dejaron por fuera a Guanacaste: la investigación ni siquiera tomó muestras en el litoral guanacasteco para saber si las redes funcionaban allí. El análisis está concentrado únicamente en la boca del Golfo de Nicoya, en Puntarenas.
“El norte de Costa Rica, en Guanacaste, está subrepresentado”, sentenció Ingo Wehrtmann.
Pescadores guanacastecos ausentes
Para el presidente de la Cámara de Pescadores en Guanacaste, Martín Contreras, el proyecto de ley no solo afecta a los ecosistemas de la provincia, sino también a la economía de los pescadores.
En octubre del 2019, esta misma cámara solicitó reunirse con la comisión legislativa de Asuntos Agropecuarios, el ente encargado de analizar el proyecto antes de ir a plenario. Los diputados rechazaron la participación de los pescadores.
¿Cómo nos van a representar, si no nos permitieron ni siquiera expresar lo que nosotros creíamos sobre la ley, bueno o malo?”, afirmó el representante.
Al ser consultado por el tema, el diputado por Restauración Nacional y uno de los promotores del proyecto de ley, Melvin Núñez, dijo que aunque él no era el presidente de la comisión, una de las razones por las que no dejaron participar a los pescadores fue por “falta de credibilidad”.
Núñez aseguró que meses antes los pescadores manifestaron estar de acuerdo con su proyecto.
Yo los dejé expresarse todo lo que quisieron y luego decidieron contradecirse”, afirmó el diputado. “Además, ellos estuvieron en la comisión de Ambiente donde dijeron lo que quisieron”, agregó.
Los pescadores guanacastecos sí dieron una presentación sobre su posición en la comisión de Ambiente, pero lo hicieron hasta después del rechazo por Agropecuarios. No obstante, era la comisión de Agropecuarios la encargada de analizar el proyecto.
La Voz también consultó al diputado sobre la investigación que la comisión realizó en la provincia. A esto contestó que debido a su experiencia en Puntarenas, él tenía conocimientos de “las necesidades de la provincia (refiriéndose a Guanacaste)”.
El desempleo no solo es en la provincia de Guanacaste y Puntarenas, sino en todo el país”, añadió.
Posición de diputados guanacastecos
Durante la votación en plenario de la ley, dos de los cuatro diputados guanacastecos, Mileyde Alvarado de Restauración Nacional y Luis Antonio Aiza del Partido Liberación Nacional (PLN), votaron en contra del proyecto. Los otros dos, Aida Montiel del PLN y Rodolfo Peña del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) estuvieron ausentes durante la votación. Este último anunció que votaría en contra de la ley, de intentar ser resellada.
Además Alvarado, junto a otros siete diputados, envió una carta al Presidente de la República solicitando que vetara la ley.
Nos permitimos solicitarle que en el marco de las competencias y potestades que se le asignan constitucionalmente, considere la interposición de un veto al Decreto Legislativo N°21.478, en atención a los compromisos de protección ambiental que usted atiende y promueve, incluso internacionalmente”, sentenció en la misiva.
Al conversar con La Voz, la diputada afirmó que su posición viene de la “coherencia”. Pues, para ella, existe la posibilidad que la práctica dañe los ecosistemas de las costas guanacastecas, y así, la economía de la zona.
No hay un estudio que a mí me diga que esto no va a afectar a Guanacaste”, enfatizó.
Otra de las razones que Alvarado dio para justificar su posición es que, según sus propios estudios, Guanacaste no cuenta con la suficiente vigilancia costera para supervisar las prácticas que realicen los barcos de arrastre.
La diputada enfatizó que el Gobierno deberá buscar otras alternativas para reactivar la economía de la provincia. Pues en este momento Guanacaste vive del turismo y este fue apaleado por la crisis sanitaria de COVID-19. Los datos le dan la razón, Guanacaste perdió al menos un 56,8% de los empleos dedicados a turismo.
Impacto al turismo
De hecho, otro vacío de información que tiene el estudio es el impacto que podría tener en el turismo de la provincia. Según estudios del Cimar, al pasar por el fondo marino, las redes de arrastre levantan sedimentos y crean una especie de “nube de polvo” en el mar. Esto puede afectar a los corales y dificulta su visibilidad. La investigación, sin embargo, dejó esto por fuera.
Esa es una de las razones por las que las once municipalidades de Guanacaste y nueve cámaras de turismo de la provincia rechazaron la ley en su totalidad.
Esta no es una actividad sostenible, pues afectan directamente los sitios para practicar buceo y snorkeling. (…) Se está ignorando la posición de Guanacaste”, declaró el miembro de la dirección de la Cámara de Turismo Guanacasteca (Caturgua), César Gallardo.
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El siguiente paso para la ley sería buscar el resello dentro de la Asamblea Legislativa. Sin embargo, para la diputada Alvarado esta es un escenario “poco probable”. “Creo que mis compañeros están desistiendo de esta ley tan peligrosa”, afirmó.
Núñez, de Restauración Nacional, afirmó que si el proyecto es archivado, él volvería a presentarlo.
Shirley Urbina, la pescadora de Brasilito, espera no volver a ver esas rocas que no son rocas, sino animales muertos que entorpecen la playa. “Es algo que nadie debería de ver”, sentenció.
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