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¿Cómo viven las personas con discapacidad a quienes el gobierno quiere sumarle impuestos?

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Magaly Obando hace una pausa corta antes de hablar. Explica que no tiene palabras y que, al mismo tiempo, hay demasiado que le gustaría decir.

Afuera de la casa, un atardecer oscuro amenaza con otro aguacero en San Antonio de Nicoya. Magaly se acomoda en su silla de ruedas y decide por dónde empezar su respuesta.

“Cuando este presidente se postuló, yo fui una de las que lo apoyó, pero esta vez no, porque desgraciadamente no todos los que tenemos discapacidad nacimos en cuna de oro”, critica la nicoyana de 35 años, regidora suplente en la Municipalidad de Nicoya.

Se refiere al proyecto de ley “Evaluación de incentivos fiscales en el marco de una correcta aplicación de los recursos públicos para contribuir con las finanzas del Estado costarricense”, expediente N° 23.763. La propuesta impulsada por el gobierno busca ponerle impuestos a varios productos y servicios. 

Uno de los puntos más polémicos es que busca eliminar la exoneración de impuestos a sillas de ruedas, andaderas, bastones, audífonos, lentes y otros productos de apoyo que necesitan las personas en situación de discapacidad (PeSD). 

La explicación del presidente Rodrigo Chaves para eliminar la exoneración y gravar los implementos con un impuesto del 2% es que la enorme mayoría de estos artículos los brinda la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y “lo que no se compra en la Caja lo pagan los quintiles más ricos”, dijo el 24 de mayo en la conferencia de prensa semanal.

Magaly y otras personas de Guanacaste que necesitan de estos artefactos consideran esta medida como una barrera más para que las personas en la provincia vivan con igualdad.

“Cuesta poder adquirir un soporte para uno que tiene discapacidad. Apenas hace cuatro años, que el Centro Nacional de Recursos para la Educación Inclusiva (Cenarec) me donó el scooter eléctrico que yo tengo. Desde esa fecha para acá es que yo he tenido independencia. Yo tenía 30 años cuando pasó eso, si no, estuviera todavía ahí sentada en el corredor viendo pasar la gente”. Magaly ObandoFoto: César Arroyo Castro

Accesibilidad cuesta arriba

Desde que tenía tres años su movilidad comenzó a reducirse, recuerda Magaly. Cuando tenía 12 años sus papás la llevaban a todos lados en bicicleta, era la única forma de salir de su casa porque no tenían medios económicos para comprar una silla de ruedas.

La más reciente Encuesta Nacional sobre Discapacidad (Enadis) realizada en el 2018 reveló que 58.853 personas de la Región Chorotega presentan alguna situación de discapacidad. Además, indica que a nivel nacional, hay más de una cuarta parte de la población en situación de discapacidad (27%) que requiere algún producto, servicio o animal de asistencia pero no lo tiene o necesita otro. La gran mayoría de ellas (69%) no lo tiene porque no puede pagarlos.

Según la activista de derechos humanos y regidora de la Municipalidad de Goicoechea, Nicole Mesén, al ponerle un impuesto a estos productos las cifras anteriores aumentarían.

Un producto de apoyo no es barato y, al ponerle un impuesto, pues más difícil será tener acceso”, explica.

“Ahorita estoy con lo que es venta de ropa. Me dieron la silla hace como cinco años. Me la donó el Cenare (Centro Nacional de Rehabilitación) y costó ¢1,700.00. Si tuviera que pagarlo, estuviera en otra silla, no estuviera en ésta. El cojín tuve que comprarlo, me costó ¢395.000. Ahora tengo que comprar el respaldar que sale en medio millón. También tengo que comprar la llantita de adelante que vale ¢65.000. La vida de uno es la silla, se friega una cosa de la silla es como que se le friegue una cosa a uno”. Erick ObandoFoto: César Arroyo Castro

Magaly recuerda que en el año 2019 tuvo que cambiarle la batería al scooter que ella utiliza para movilizarse, también necesitaba férulas, una andadera y zapatos ortopédicos. Ella y su familia debió organizar una cabalgata para poder recaudar el dinero.

“Yo tengo una pensión de la Caja que son ¢82.000. Si me pongo a ahorrar para comprar una silla no comemos. Siento yo que la propuesta que hay de este gobierno no calza con la realidad”, enfatiza Magaly.

Los datos del Enadis también indican que más de la mitad de la población en situación de discapacidad está en situación de pobreza. La activista Nicole Mesén critica que eso no se debe a que la discapacidad en sí genera pobreza, si no que es una consecuencia de todas las barreras sociales que enfrentan.

“Cuando yo salgo de mi casa y la acera está en mal estado, o no me puedo montar a un autobús porque no es accesible, o no puedo acceder a un empleo porque existe discriminación para contratar una persona con discapacidad… Esas son las barreras que vivimos las personas con discapacidad. No es que yo nací con discapacidad y pobre, no, es que el sistema me llevó a la pobreza”, explica Nicole.

Ruralidad, una barrera más

“Hoy fui desempleada. Hoy me despidieron”, relata Magaly, con risa que esconde algo de frustración. La empresa para la que trabajaba decidió no renovarle el contrato, por lo que ahora planea volver a estudiar y seguir con su cargo como regidora en la Municipalidad de Nicoya.

“Me gustaría terminar proyectos que tengo, seguir en la lucha por los derechos de uno. Dentro [de la muni] es un poquito más flexible que a uno le escuchen, de que las cosas se hagan. Desde afuera es mucho más difícil”, asegura Magaly.

Nicole y Magaly coinciden en que en provincias como Guanacaste es más difícil hacer valer los derechos de las personas en situación de discapacidad.

“La movilidad para una persona en situación de discapacidad en zonas rurales es muy difícil. Muchas veces en los centros educativos no se les brinda los apoyos o no tienen los mismos recursos que tiene un centro educativo de la GAM. Hay menos posibilidades de acceder a un empleo”, explica Nicole.

“Hace poco se me dañaron las baterías entonces yo tuve que pagar ¢450.000 y solo para que la vengan a revisar [la silla] una consulta cuesta ¢50.000. Ahorita solo estoy en cursos y así. Vivo con mi mamá y tres hermanos. Solamente trabaja mi mamá, limpiando casas, gana tal vez entre unos ¢25.000 y ¢30.000 semanales. Aquí las oportunidades laborales para las personas con discapacidad son muy limitadas. Me siento capacitada para trabajar pero no he mandado currículums porque la verdad es que a mi me da miedo que me vayan a rechazar. A mí me gustaría aportar a mi casa y ayudar a mi mamá”. María del Sol SequeiraFoto: César Arroyo Castro

Según la encuesta de Enadis, en la zona rural, los primeros dos quintiles, es decir, los hogares con menores ingresos, concentran casi el 57% de las PeSD, cuatro puntos porcentuales más que a nivel nacional (53%) y cinco más que en zonas urbanas (52%).

Nicole considera que si el gobierno desea poner impuestos a los productos de apoyo primero deberían atacar problemas de fondo como la falta de oportunidades.

Si realmente quieren que paguemos impuestos entonces que mejoren el empleo para las personas en situación de discapacidad, porque sin empleo y sin plata pues va a ser muy difícil pagar impuestos”, asegura.

Aunque la aprobación de este impuesto afectaría a las PeSD en general, Nicole considera que las más afectadas serían las de clase media que no califican para ayudas de las instituciones estatales, quienes “sí o sí les toca comprarse sus productos de apoyo”.

Yo pienso que está mal que las pongan más caras cuando uno no puede pagar esa cantidad de plata para una silla de ruedas, para unas muletas o una andadera. Uno no puede”. José Andrés ZumbadoFoto: César Arroyo Castro

La activista afirma que la población en situación de discapacidad nunca fue tomada en cuenta a la hora de plantear el proyecto de ley. Por esa razón, desde el Movimiento Nacional de Personas con Discapacidad ya han conversado con diputaciones para que voten en contra del proyecto de ley. Algunas de ellas ya se han pronunciado en contra

“Aquí hay un gran problema a nivel país y ahí entran todos los poderes de la República. Siempre toman decisiones sin la gente. Las personas ya están organizadas, las personas están ahí, nada más a la espera de que les sea tomada en cuenta”, apunta.

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