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Con tapas plásticas, personas en sillas de ruedas llegarán al mar

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Haga memoria y piense cuántas veces usted ha podido disfrutar de la arena de la playa en sus pies o de flotar en el mar. Ahora recuerde en cuántas de esas ocasiones usted ha visto a alguien en silla de ruedas disfrutando igual que usted. La respuesta a esta última pregunta seguramente es “nunca”.

Las playas son parte de un sinfín de sitios turísticos que excluyen a las personas con discapacidades físicas en Costa Rica. De hecho, en ningún país centroamericano hay playas accesibles para personas en sillas de ruedas, pero esto está a punto de cambiar y una playa de Guanacaste podría ser una de las primeras.

Los proyectos ticos “Dona Tapa” y “Primera playa inclusiva del país” harán de Costa Rica el primer país de Centroamérica en tener playas accesibles: Jacó en el Pacífico y Cahuita en el Caribe, respectivamente. Lo harán con pasarelas hechas de madera plástica, que se obtiene al reciclar y procesar tapas plásticas, esas que muchas veces van a dar a los caños, ríos y hasta mares.

Estas pasarelas de tres metros de ancho, conectan las aceras con el mar para que las personas en sillas de ruedas o con movilidades reducidas puedan llegar al agua.

Stephanie Sheehy, de “Dona Tapa” adelantó que una playa de Guanacaste sin revelar cuál será la próxima con la que trabajarán para instalar una pasarela, cuando finalicen el proyecto en Jacó.

Según Sheehy, tienen en la mira aquellas que cuentan con un reconocimiento de Bandera Azul Ecológica (BAE). Si tomamos en cuenta eso, en Guanacaste las dos playas galardonadas con cinco estrellas de la BAE son Matapalo en Carrillo y Punta El Madero en Santa Cruz, y luego les sigue Bahía Junquillal con tres.

Una cadena de compromiso

Estos proyectos reconocen que el involucramiento de las comunidades fue clave para elegir esas costas. La Red Costarricense de Turismo Accesible, que impulsa Dona Tapa, trabaja en otros proyectos con la Federación de Surf Adaptado y así se dieron cuenta de que en Jacó ya hay una predisposición para lograr la inclusividad.

Hay un compromiso de parte de la cadena de valor que impulsa el turismo accesible, como la municipalidad, la comunidad, los hoteles y restaurantes, que están anuentes a hacer modificaciones y adaptarse a las necesidades”, explica Sheehy.

Esto permite que no solo las playas sean accesibles, sino también que el turista con discapacidad pueda movilizarse por todo Jacó, sin discriminación de los sitios turísticos.

Por otra parte, el proyecto “Primera playa inclusiva del país”, impulsado por Proparques, eligió a Playa Blanca de Cahuita.

“Es la única área marina de todo el país coadministrada por miembros de la comunidad”, dice la directora ejecutiva de Proparques, Rocío Echeverri.

Ese requisito es clave para ambas iniciativas porque las pasarelas son retráctiles. Esto quiere decir que se colocan pero deben acortarse o alargarse según la marea, o recogerse, ya que por ley no es permitido dejarlas permanentemente sobre la arena.

“Entre más aliados se puedan conseguir para lograr el proyecto, mejor va a ser”, considera Echeverri.

¡No bote las tapas! Hasta las de los recipientes de comida pueden utilizarse para crear madera plástica. Imagen de Dona Tapa.

Una mano por el ambiente y otra por la discapacidad

Ambas iniciativas empezaron este año al detectar la necesidad de turismo accesible y al darse cuenta de que con tapas de plástico puede construirse madera plástica. Esta se utiliza en países como España para hacer las pasarelas.

Las organizaciones se aliaron con centros de acopio que les reciben las tapas y las procesan para construir las pasarelas. “¿De dónde salen las tapas?”, se preguntará usted.

Los proyectos habilitaron cientos de puntos de recolección gracias a alianzas con diferentes instituciones, organizaciones y empresas, que al darse cuenta de las iniciativas, han ido contactándolos para sumarse. Otros recolectan por su propia cuenta las tapas y luego se acercan a alguna de las organizaciones para aportar.

La gente se ha acercado gracias a la prensa y la comunicación en la página de Facebook y personas físicas, la gente se ha ido acercando. Todo ha sido muy orgánico”, dice Sheehy de Dona Tapa.

Proparques, por ejemplo, a través de un convenio con la Cruz Roja y otro con la Universidad de Costa Rica (UCR) habilitó más de 100 puntos en todo el país. Por otra parte, Dona Tapa recolecta en unos 30 lugares, incluidas las sedes del Consejo Nacional de Discapacidad (Conapdis).

En este momento, Proparques ya tiene más de tres toneladas recolectadas y esperan en enero empezar a testear las pasarelas con personas en silla de ruedas. En ese mismo mes, Dona Tapa espera instalar la pasarela en Jacó.

Las pasarelas no son suficientes

Para que las playas sean verdaderamente inclusivas, debe tener infraestructura adicional. Es por eso que Proparques también impulsa la construcción de mesas de picnic accesibles y  sillas anfibias, con las que las personas con discapacidad física pueden subirse y flotar sobre el mar.

Dona Tapa, por su parte, también pretende recolectar dinero para construir baños y cambiadores accesibles en Playa Jacó.

Según Sheehy, hay cuatro elementos básicos que pueden hacer una playa accesible: la pasarela, porque es la forma en la que cualquier persona puede llegar hasta el mar, un lugar donde limpiarse, bañarse o cambiarse, un baño y un estacionamiento señalizado.

Por eso las tapas no son suficientes para hacer de las playas inclusivas pero según las organizaciones son un buen inicio para promover la inclusividad en el turismo.

En Guanacaste también hay puntos de recolección. Encuentre en este enlace los de Dona Tapa.  Para la campaña de Proparques, puede acercarse a las oficinas del Instituto Nacional de Seguros (INS), de la Cruz Roja o de Solid Car Rental (Tamarindo y Liberia).

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