Nosara, Medio Ambiente

Cuatro educadores guanacastecos premiados como guardianes del medio ambiente

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La historia entre Flor Matarrita y la protección al ambiente data de décadas atrás. Desde que era niña ha dedicado su vida a la reforestación de árboles en la provincia y esa pasión, como lo califica, la ha transmitido a muchas generaciones de estudiantes por una “deuda al planeta”. Esos esfuerzos de años le hicieron merecedora del premio Docente Guardián de la Naturaleza 2019.

Matarrita imparte clases a niños entre 7 y 10 años en la escuela San Gerardo de Hojancha. Parte de sus labores ha sido impulsar entre los más pequeños el cuido al medio ambiente y la importancia de la conservación del planeta. 

Es maestra desde hace ya 30 años y de la forma que ha visto crecer a sus estudiantes, también ha visto ver los árboles que estos han sembrado con el pasar de los años.

 “Uno pasa cerca de la escuela  y ve grandes árboles de ceiba que ya tienen 20 o15 años. Eso los han sembrado mis chiquitos, que también están grandotes. Qué feliz me hace verlos”, cuenta.

Junto a ella, tres educadoras más de los circuitos de Nicoya y Nosara fueron galardonadas con el mismo premio. Se trata de Hannia Jiménez, de la escuela Pilangosta,  Alice Canales, de la Escuela Santa Marta y Efraín Avilés, de Del Mar Academy. 

Canales ganó debido a que en su centro educativo dirige múltiples programas estudiantiles de clasificación de residuos y reutilización de plásticos.  Uno de los mayores problemas de Nosara es justamente el mal manejo de los desechos sólidos, puesto que fue hasta el 2019 que el distrito inició a recibir el servicio de recolección de basura por parte de la municipalidad de Nicoya.

“Mi interés es dejar a las futuras generaciones la semillita para cuidar el medio ambiente, porque a ellos es que los va a afectar todas las consecuencias si no hacemos nada”, afirma la docente.

Según la fundadora de Guardianes de la Naturaleza, Jéssica Sheffield, la premiación está diseñada para promover más acciones ambientales dentro de las escuelas. En total, para la premiación tomaron en cuenta a Nicoya centro, Hojancha centro y Nosara, los circuitos donde el proyecto ambiental tiene incidencia.

Las educadoras fueron nominadas por miembros de las comunidades. Luego de aceptar la nominación, enviaron a los miembros del comité selector de Guardianes una explicación del trabajo que han realizado dentro de sus centros escolares y cómo este ha impactado a los estudiantes. Eso, más la labor ya monitoreada del proyecto, les hizo merecedores del premio.

Canales dice que el premio es compartido con todos sus estudiantes, puesto que ellos ahora son los que proponen más iniciativas ambientales.

“Para ellos cuidar el medio ambiente es algo cotidiano. Ahora los estudiantes dan clases de ecobloques y otras cosas a estudiantes de otros colegios, que no están familiarizados con este proceso. Ellos están empoderados y les gusta. Muchas veces han tratado de enseñarle a sus papás en casa. El premio es de ellos realmente”, enfatizó.

La próxima edición del premio está planeada para realizarse en el segundo semestre de este año. Por primera vez estará dirigida para todos los circuitos de la región chorotega.

“Este proyecto es lindísimo, porque reconoce los esfuerzos que ya se están realizando. Pone en la mesa la importancia de crear espacios ambientales desde que los niños están iniciando sus procesos de crecimiento”, enfatizó Sheffield.


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