Amanece en Nambi. Y aunque los gallos cantan como de costumbre, no es una mañana cualquiera, hay mucho movimiento en el pueblo, expectativa y hasta nerviosismo.
Sobre todo en los estudiantes de la Escuela Fray Bartolomé de Las Casas quienes tienen la responsabilidad de llevar la antorcha de la independencia hasta el centro de Nicoya.
Junto a ellos están sus padres, maestros, y algunos vecinos que los acompañaran durante el recorrido de 9 kilómetros.
De pronto, se escucha un aullido agudo y penetrante que alerta a los corredores. Son las 6 a.m. y la sirena del cuerpo de Bomberos les recuerda a todos que es hora de partir.
La comitiva toma la carretera principal que luce fresca empapada todavía del rocío mañanero, al frente de los corredores van los oficiales de tránsito, el camión de los bomberos, el bus escolar y hasta una ambulancia para atender cualquier eventualidad.
En el centro de la caravana va la tea llameante, custodiada por unos 30 estudiantes, que entre risas, gritos y sudor recorren orgullosos el asfalto.
La frescura de la mañana hace que el viaje sea más llevadero, algunos rayos del sol iluminan el camino de la independencia y al costado de la carretera se asoman algunos vecinos del Barrio el Llano, unos todavía en pijamas y otros en espera del bus.
Con cada avance el grupo se da cuenta que ya pronto esta en Nicoya y en su ingreso a la Ciudad Colonial se le unen más corredores, otros en bici, moto, quienes llevan las banderas de Costa Rica y Guanacaste.
A la llegada del Parque Recaredo Briceño los jóvenes son recibidos por más seguidores y se les unen los estudiantes del Liceo de Nicoya. La meta esta cumplida.
Entre felicitaciones y gestos de alegría los corredores cansados pero satisfechos aprovechan para tomar aliento e hidratarse con el agrado de haber cumplido con la asignación de llevar la noticia de la independencia.
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