Regional, Derechos Humanos

Editorial: Alguien tiene que concretar los planes de diversidad sexual en Guanacaste

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Usted es gay o lesbiana y vive en Guanacaste. Le molesta que lo etiqueten en la calle, que no le pueda dar un beso tranquilamente a su pareja en un bar o que en su trabajo tenga que callar la verdad para que lo acepten. Todos los días, usted se queja pero ¿ha hecho algo por cambiar su realidad?

Los acuerdos que han tomado cuatro de los 11 concejos municipales de Guanacaste contra todas las formas de discriminación, incluyendo aquella contra la diversidad sexual, son un simbolismo importante para la evolución de las comunidades, un primer paso.

El problema es que nadie ha tomado acciones concretas para llevarlos de la teoría a la práctica y eso es realmente urgente. Guanacaste necesita una comunidad que integre a gays, lesbianas, bisexuales y trans (LGBT) que se active y se comprometa con la causa de sus derechos.

“Si no lo hacíamos nosotros, ¿entonces quién?”, contaron Keith y Albert Toney para el  reportaje de portada de esta edición, en el que relataron cómo fue ser el primer matrimonio homosexual de su ciudad.

Si bien las municipalidades deben ejecutar las políticas públicas para garantizar el acceso a herramientas de respeto a la diversidad —campañas, talleres, marchas— , son los ciudadanos quienes deben exigir que ese papel en el que figura una moción y muchos “acepto” se convierta en una práctica generalizada en sus cantones.

Tampoco las empresas pueden sentarse a esperar. Las alternativas para ser más inclusivos con la población LGBT están frente a sus narices, pero tienen miedo de perder clientela o de que otros se asusten y no vuelvan a llegar.

No se han enterado de que las nuevas generaciones aplauden el cambio y hasta pagan por verlo llegar. Tampoco saben que ser abiertamente gay-friendly podría hasta traer beneficios económicos, pues las parejas del mismo sexo estables suelen percibir un salario doble sin hijos para gastarlo.

Los regidores que plantearon las mociones están obligados moralmente a darle seguimiento a sus propias propuestas. Los ciudadanos deben velar porque eso suceda.

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