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Editorial- Comunidad de Nosara combate violencia contra mujeres

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La comunidad de Nosara, unida ante los recientes ataques en contra de las mujeres, logró una importante victoria en el mes de noviembre al enviar a uno de los sospechosos a prisión y, al mismo tiempo, advirtió fuertemente que tal comportamiento no será tolerado.

En una comunidad donde el machismo y el miedo que puede ocasionar la mala publicidad son constantes, esta victoria resulta novedosa. Por ejemplo, después de esta nueva ola de acciones, una mujer confesó haber sido atacada hace 7 años en la playa, pero debido al miedo a que su historia pudiera afectar el turismo, algunas personas le impidieron colocar volantes para advertir a otros sobre el incidente. Ahora la actitud de la comunidad parece ser otra, pues esconder la realidad y permitir que tales problemas se sigan presentando, tendría consecuencias aún peores para el turismo. La lección: en la unión reside la fuerza.

Meagan Walsh, atacada y arrastrada hacia el bosque el pasado 7 de noviembre, le dijo a la Voz que gracias al apoyo que ella tuvo de parte de toda la comunidad ha logrado sentirse protegida. El 12 de noviembre, ella y otros testigos identificaron al sospechoso, un hombre de 29 años de apellidos Pérez Vallejos, de Puerto Carrillo, durante un reconocimiento. Al atacante se le impuso prisión preventiva hasta el día del juicio, lo que también es un gran logro dada la tendencia actual de otorgar otras medidas cautelares y no imponer prisión a los sospechosos.

La policía local también ha sido alabada gracias a su rápida respuesta y capacidad de acción durante los más recientes ataques. Sin embargo, quien no se encuentra tan satisfecha con la actividad policial es la mujer atacada el 29 de octubre por un joven costarricense de 16 años, cerca de la entrada a la playa de Baker’s. Ella confesó a la Voz que cuando se acercó a la comisaría, los oficiales le hicieron relatar los detalles del ataque ahí mismo, en voz alta, sin ninguna clase de privacidad. Tomando en cuenta lo difícil de la situación, un poco de empatía y consideración hubiesen sido preferibles.

El adolescente fue apresado por la policía y conducido a la fiscalía de Nicoya. Sin embargo, dada su condición de menor de edad sólo se le tomaron sus huellas dactilares y posteriormente fue dejado en libertad. La ley penal juvenil establece diferencias en el tratamiento judicial entre menores y mayores de edad, pues dada la edad de los primeros se hace énfasis en sentencias reformatorias con el fin de que se arrepientan y cambien, al no estar su personalidad bien formada todavía.

A pesar de la frustración que genera que el joven esté en libertad, esto no significa que no vayan a haber consecuencias. Según la Oficina de Prensa del Poder Judicial, la investigación sigue abierta y el adolescente continúa como el principal sospecho. Aún más, muchos dentro de la comunidad, los cuales han protestado en contra de la medida impuesta por la fiscalía, son capaces de identificarlo y, con suerte, han logrado dejar una fuerte impresión en el joven y en cualquier otro que se atreva a hacer algo parecido.

La comunidad debe estar unida para prevenir la violencia en contra de las mujeres. Su esposa, su madre, su hija o la hija de un amigo podrían ser víctimas de un siguiente ataque. Si elevamos nuestras voces en contra de dicho comportamiento, lograremos convertir la comunidad en un lugar más seguro y pacífico para todos.

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