A comienzos de enero de este año, nuestro periódico comenzó a recibir mensajes de lectores reportando casos inusuales de dengue. En una nota que publicamos en marzo, reportamos que en el cantón de Nicoya, se registraron 190 casos preliminares en enero y 41 en febrero, cifras muy extrañas ya que el mosquito portador del dengue normalmente no sobrevive a las elevadas temperaturas típicas del seco verano guanacasteco.
El Ministerio de Salud empezó a fumigar a finales de febrero en Nosara, Samara y Nicoya. Para el 2 de julio, Salud declaró una alerta sanitaria nacional por el aumento de casos de dengue en el país, y actualmente Nicoya es el cantón con mayores índices de casos de dengue a nivel nacional. Los números oficiales de pacientes con dengue que recibió el Hospital de la Anexión hasta finales de agosto se aproximan a los 3.000, y por lo menos 3 fueron de tipo hemorrágicos. A nivel nacional la cifra es de 24.316 infectados y 32 de tipo hemorrágicos, con por lo menos cinco muertes confirmadas. Sin embargo, esos números no representan la realidad ya que existen personas que deciden no presentarse al hospital para recibir tratamiento.
Ahora Salud esta redoblando esfuerzos con un plan de contingencia con la misión de fumigar y eliminar los criaderos. El plan inició el 16 de agosto, y durante la primera semana fumigaron mas de 25.000 viviendas en el país.
¿Pero por qué no se logró detener la epidemia antes? ¿Fue que el Ministerio de Salud no fumigó lo suficiente y en los lugares correctos, o que la gente no eliminó las aguas estancadas de los patios de sus casas? No pretendemos tener las respuestas a estas preguntas pero creemos humildemente que fue un poco de las dos. Sin embargo, para este periódico es más importante resaltar las consecuencias negativas que tiene una alerta sanitaria, que caer en el juego de acusar.
Cuando el dengue llega a una familia, el efecto en sus vidas toca todas las esferas.
Afecta la salud y el sistema inmunológico severamente. No solo que el cuerpo lucha fuertemente contra la infección a través de altas fiebres y ocasionando severo dolor corporal, sino que deja al enfermo mas vulnerable frente a otro caso de dengue. Según la revista Science, luego de la primera infección, el sistema inmunológico crea anticuerpos; ya en la segunda, estos anticuerpos reconocen al nuevo tipo de virus, pero muchas veces, en vez de neutralizarlo se alían a él. De este modo, lo ayudan a invadir otras células y convierten a un dengue que podría haber sido simple, en uno que puede llevar a la muerte.
También afecta la economía familiar. Muchos casos de dengue se dan en los barrios mas pobres de las comunidades, barrios donde los pobladores son personas que trabajan por el “diario” y como consecuencia una o dos semanas sin poder ir a trabajar representa no llevar comida a sus familias.
Además aumenta los gastos económicos para los hospitales y las clínicas. En lo que va del año, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ha invertido ¢2.823 millones en la atención de enfermos de dengue al nivel nacional. El Hospital de la Anexión de Nicoya sufrió una crisis financiera durante el 2012 que finalmente fue resuelta a principios de este año, dejando al hospital en una situación vulnerable.
Y existe la posibilidad de experimentar una reducción de ingreso de turistas. Si Costa Rica, y específicamente Nicoya, adquiere la fama de ser un destino turístico donde hay riesgo de contraer dengue, entonces la espiral descendente en el mercado laboral, tendencia de la que todavía esta costando salir luego de la crisis del 2008, seguirá bajando.
Acostumbrase al dengue es como acostumbrarse a la inseguridad, a las calles en mal estado, a la corrupción. El Ministerio de Salud puede fumigar los barrios, pero la población debe recordar que esta es solo una medida preventiva para ayudar de manera temporal. La responsabilidad de eliminar los criaderos es de todos. No nos podemos quedar de brazos cruzados esperando a que una institución haga todo el trabajo contra el dengue porque si así lo hacemos, entonces nos estaremos acostumbrando a vivir con el dengue.
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