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Editorial- Guanacaste clama por atención en violencia y salud

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Guanacaste sufre un abandono ya institucionalizado en áreas determinantes para el desarrollo económico y social de su población: la violencia doméstica, la educación sexual y la prevención de accidentes en carretera son tres talones de aquiles ya demostrados por las estadísticas.

 

Aunque estén bien escondidas en los sitios web institucionales o haya que esperar dos semanas para que el departamento de estadística las prepare y las envíe, los datos están ahí, disponibles para evidenciar nuestras carencias y preparados para indicarnos el camino a seguir.

 

De todos los datos, el más alarmante es el de la violencia contra las mujeres: Guanacaste es el lugar en el que sus habitantes tienen mayores posibilidades de ser agredidas por sus parejas o en sus familias. Y no solo eso: además, todos los años aumentan las tasas de todos los tipos de abuso y maltrato contra ellas.

 

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No podemos dejar de lado que existen mujeres y hombres que con su trabajo de atención a víctimas pueden llegar a salvar vidas, pero las mismas estadísticas del Poder Judicial muestran una clara falla en el sistema de justicia: la mayor cantidad de denuncias que presentan las mujeres agredidas es porque los hombres incumplen con las medidas de protección interpuestas por los juzgados.

 

Después de denunciar a sus parejas, la vulnerabilidad de las mujeres aumenta ante las posibles represalias. Si el sistema no está listo para hacer cumplir la ley, las víctimas quedan todavía más desprotegidas que antes.

 

Si bien en la provincia hay dos juzgados de violencia doméstica, solo hay una oficina del Inamu con cuatro funcionarias para atender a toda la provincia. Con pocos recursos, hacen una formidable labor, pero es determinante que su recurso humano aumente y sus posibilidades de atender y prevenir esta tendencia se amplíe.

 

Defender a las mujeres contra el machismo naturalizado es una responsabilidad de todos y todas las guanacastecas. Nuestra vida depende de ello.

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