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Editorial- ¿Para qué quiere Guanacaste un diputado más?

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Una discusión política encendió el orgullo guanacasteco en los últimos meses: recuperar  los distritos peninsulares. Este reclamo se ha convertido en una cuestión de identidad, tanto para los guanacastecos como para los habitantes de Cóbano, Lepanto y Paquera.

Los seres humanos somos territoriales desde que dejamos de ser  nómadas, así que es comprensible que la posible expansión emocione a los guanacastecos. Para muchos, la “verdadera” Guanacaste es esa, la que tiene a la península como parte de su territorio: por ahí llegaron los primeros españoles y se expandió el comercio con el mundo. Pero más allá de ese imaginario de identidad, ¿de qué nos sirve extender las fronteras de la provincia?

Con esa pregunta inició nuestro reportaje principal de esta edición. ¿Cómo se palpa esa ampliación en un sentido más económico y político y menos imaginario?

En el nivel político, las provincias tienen sentido porque, según su población, se le asigna una cuota de diputados, así que la mayor “ganancia” para el pueblo guanacasteco sería la suma de un diputado.  

En el nivel económico, a sus habitantes las provincias no les sirven de mucho, por no decir “de nada”: los impuestos son recogidos por las municipalidades y los presupuestos se gestionan desde allí. Es decir, a ninguna provincia se le asigna una cantidad de dinero por año.

Enfoquémonos en el asunto del diputado. No es común que los legisladores creen comisiones según la provincia  de representación, como lo hicieron en esta legislatura, pues usualmente el color político tiene mayor peso que el regional.

En la comisión de asuntos guanacastecos formada en el 2014, los diputados Juan Marín (PLN), Suray Carrillo (FA), Johnny Leiva (PUSC), Marta Arauz (PLN) y Víctor Morales (que es del PAC y no es de la provincia) discuten temas importantes como la conformación de una Empresa de Servicios Públicos de Guanacaste, la participación de las municipalidades en la producción de energías renovables, las leyes de recolección de impuestos, turismo, agua y otros que son determinantes para la provincia.

Hasta aquí todo bien pero, ¿qué han logrado aprobar en estos dos años? “Chayotes”, como llaman en la jerga popular legislativa a los proyectos que nombran beneméritos o permiten la donación de terrenos entre instituciones. El último proyecto aprobado del que tuvimos noticia fue la declaración del día nacional de la marimba. Muy bonito, pero si contamos las monedas, seguimos teniendo las manos vacías.

Si bien el multipartidismo y la falta de un nuevo reglamento legislativo han complicado la función de los parlamentarios que sí quieren trabajar, el beneficio real que dejaría la suma de uno de ellos  inevitablemente se pone  en  duda cuando vemos que hay pocos proyectos aprobados.

El pueblo puede hincharse de orgullo al expandir su territorio, pero que sea por algo que tenga resultados concretos.

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