Marimbas cierran el paso en las aceras de Calle Real durante el Tope de Toros.
A lo largo de todo el recorrido, además de música y máscaras, las calles se llenan de comida.
Ahora, por seguridad, se utiliza ganado manso. Al principio, el tope era protagonizado por toros de monta.
Desde hace 150 años, los vecinos adornan las fachadas de las casas con palmas, calabazas y flores. María de los Ángeles Tercero Díjeres, vecina de Calle Real, decora su casa todos los años para este tope.
Los sabaneros y bueyes empiezan su recorrido desde el puente Real. La estructura tiene más de 100 años y fue declarada patrimonio histórico arquitectónico.
Durante mucho tiempo, el tope de toros sólo era para hombres. Ahora es dirigido por la reina de las fiestas cívicas.
La burra fiestera es un ícono dentro de las celebraciones guanacastecas. Se encarga de llevar alforjas llenas de licor para los que aún siguen de fiesta. Así quedó después de su recorrido, que inició a las 10 a. m. también por las calles de Liberia.
El tope de toros cruza Calle Real encabezado por mascaradas y cimarrona.
Desde su inicio en Calle Real, la banda dirige los payasos y el tope al ritmo de parranderas.
Liberianos y turistas se amontonan en las aceras para ver pasar a los protagonistas.
Anteriormente mujeres y niños tenían que ver el desfile desde las ventanas de sus casas. Ahora viven las fiestas muy de cerca.
Luego de cruzar la Calle Real el desfile gira en la antigua Gobernación para seguir su recorrido por las calles de Liberia.
Varios niños llevan sus propias máscaras y bailan junto a la cimarrona y los demás payasos.
Al final del tope, en el campo ferial, los payasos se quitan toda su indumentaria para guardarla.
Sabaneros descansan a la sombra del tablado al final del recorrido en el campo ferial.
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