Esther Centeno asegura que tener una playa limpia de 2 kilómetros de extensión como Junquillal, no es tarea fácil, pero sí es una labor gratificante y necesaria.
En 1996, un grupo de vecinos de la comunidad de Cuajiniquil en La Cruz, la más cercana a la playa, se planteó por primera vez que debían hacer algo para que Junquillal fuera reconocida como una de las más limpias del país.
“Sabíamos que si lográbamos certificarlo, eso podía atraer más visitantes y beneficiar al pueblo”, cuenta Centeno.
En el país, el programa de Bandera Azul Ecológica (BAE) otorga certificaciones en forma de estrellas que corroboran los estándares de limpieza del aguas, de seguridad y de servicios turísticos de las playas. El máximo galardón es de cinco estrellas, de las cuales Junquillal ya tiene tres.
Centeno dice que el primer paso fue organizarse en un comité que ella preside desde hace unos siete años. La organización también está integrado por ocho miembros de agrupaciones tan variadas como la Cruz Roja, la Asociación de Desarrollo de Cuajiniquil, la municipalidad y miembros de la comunidad. Ya lo demás era ir cumpliendo requisitos.
Poco a poco
Virgilio Espinoza, líder del departamento de certificaciones del ICT, explicó que para que un comité pueda llegar a obtener una estrella, debe pasar por dos pruebas.
El 70% de esa calificación la otorga Acueductos y Alcantarillados (AyA) con una prueba de calidad de agua de consumo y de mar; y el otro 30% corresponde al ICT, que evalúa la seguridad, limpieza y educación ambiental.
“Para tener un mínimo de una estrella debe cumplir con todos los requisitos en al menos un 90%. Es un programa muy exigente”, detalló Espinoza.
Este año, Guanacaste tiene 35 playas con al menos una estrella. Así se empieza. Centeno cuenta que Junquillal empezó obteniendo una estrella y ocho años más tarde lograron la tercera, que es la calificación que han mantenido hasta la fecha.
Junquillal tiene basureros de reciclaje, rotulación de las corrientes marinas y servicios sanitarios. Para comprarlos e instalarlos, buscaron donadores. También están buscando fondos ahora, porque para optar por la cuarta y quinta estrella tienen que hacer inversiones fuertes.
“Para lograr la cuarta estrella, ocupamos un salvavidas permanente; y para la quinta, hacer una especie de alfombra para que una persona con discapacidad pueda llegar a la playa. Son costos muy altos para nosotros y tenemos que buscar las manera de lograrlo”, dice Centeno.
Como parte del crecimiento del programa de Bandera Azul Ecológica se espera que en el corto plazo las playas puedan sumar una nueva distinción: la estrella rosada, la cual se entregará a aquellas playas o comités que certifiquen que cuentan con conocimiento en el manejo de corrientes y de reptiles (como cocodrilos).
El galardón también se entrega en otras nueve categorías, como comunidades y centros educativos.
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