Bajo el sol incandescente del diciembre nicoyano, el ganadero Mauricio Pineda se apresura a mostrar cada detalle de su nuevo sistema de riego por goteo que hidrata, durante los veranos, el pasto que alimenta a sus vacas.
En medio de la parcela de cinco hectáreas, explica a otros productores y a funcionarios de universidades y municipalidades que el sistema inyecta pequeñas cantidades de agua en el suelo mediante tuberías y goteros. Desde allí, las raíces de las plantas absorben su hidratación y también el fertilizante que va disuelto en el líquido.
Con este sistema de poco más de ¢5 millones, Pineda mantiene a unas 90 cabezas de ganado en los veranos y comienza a demostrar que es posible ahorrar agua en el consumo agropecuario, una de las actividades que más desperdicia agua en el país.
“No hay por qué desperdiciar. Solo hay que darle lo que la planta necesita”, dice Pineda, mientras muestra los goteros, que son pequeños hoyos en las mangueras que se insertan bajo la tierra.
El riego por goteo ahorra hasta un 80% del recurso en comparación con otros mecanismos, según el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) que señala que esta es una de la formas de uso de agua para la agricultura más eficientes del mundo, pues el gasto es localizado y no en aspersión o grandes inundaciones de parcelas, como se hace en la mayor parte de cultivos agrícolas de centroamérica.
En Costa Rica, son pocos los cultivos y las empresas que utilizan este tipo de riego, comenta el especialista técnico del proyecto Euroclima del IICA, Didier Moreira.
Algunas trasnacionales de melón y sandía lo han utilizado por la eficiencia en el riego y en la fertilización, además de algunos productores locales de caña de azúcar, contó el especialista.
En una provincia que espera fuertes sequías en el futuro cercano y donde la agricultura succiona buena parte del recurso hídrico, prestarle atención a la experiencia de Pineda es determinante para prepararse para el peor escenario.
“El 75% del agua que hoy día se consume en el país, y también en Guanacaste, y que se extrae de los acuíferos, es para riego en la agricultura”, dijo Yamileth Astorga en una entrevista con La Voz de Guanacaste en setiembre de este año.
¿Y el retorno?
Pineda no tendrá que esperar años para ver los beneficios de su inversión. Desde el verano del 2016, él notó cómo sus vacas mantuvieron la producción de leche y la cantidad de partos. A diferencia de sus vecinos, no vio morir a ninguna de sus reses durante la época seca.
“Aquí (en Nicoya) lo general es que la producción baje hasta un 60% si se descuida al ganado. Yo, en cambio, mantengo la producción”, contó Pineda.
Por ahora, el productor no habla de números concretos, pero trabaja con la Universidad de Costa Rica en una investigación para conocer el rédito en términos económicos.
El zootécnico e investigador de la Universidad de Costa Rica, Luis Pineda, explicó que la idea es cortar el pasto que creció con riego por goteo y compararlo con otro que creció sin este apoyo para evaluar la cantidad de proteínas, carbohidratos y nutrientes que trae cada cosecha y tener resultados más concluyentes que ofrecerle a otros productores.
La experiencia, sin embargo, les ha demostrado que han logrado mantener la producción “y eso ya es ganancia”.
Si es tan eficiente, ¿por qué no se usa más?
“La mayor limitación para extenderse en nuestros países es que requiere de un conocimiento técnico y de un seguimiento muy estricto, muy cercano”.
Con esta frase, Moreira, del IICA, resume el principal obstáculo que enfrentan los productores a la hora de utilizar este sistema, que existe desde hace por lo menos tres décadas pero se utiliza en menos del 20% de los terrenos sembrados, según cifras del mismo instituto.
El productor y el investigador, ambos de apellido Pineda, coinciden en que el gran reto fue encontrar empresas capacitadas que brinden el servicio y que expliquen técnicamente cómo manejar la limpieza de los filtros y qué tipo de fertilizantes utilizar.
También es necesario contar con políticas públicas que motiven a los productores a utilizar el agua de manera más eficiente, coincidieron todos.
“Nos hace falta impulsar más políticas que ayuden a los pequeños productores a financiar estos sistemas de alta eficiencia para asegurar la producción de alimentos y que con menos insumos podamos producir lo mismo”, dijo el especialista del IICA.
Según Jorge Vallejos, funcionario del Instituto Nacional de Desarrollo Rural (INDER) que participó en el día de campo en la finca de Pineda, esta institución tiene recursos y especialistas que pueden ayudar a los productores a instalar nuevas alternativas de riego con muchas más posibilidades de éxito que en el pasado.
Ahora, dice Mauricio Pineda, también los bancos y otras instituciones deben partir del mismo punto de vista. “A mí la Comisión Nacional de Emergencias me da cien pacas (para sobrellevar la sequía) y eso me alcanza para cinco o seis días. Yo con eso no hago nada. Hago más con que me den un buen crédito”, dijo Pineda.
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