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Gobierno promete planta desalinizadora del pozo de Playa Panamá para diciembre

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Los uniformes de los hijos de Fabiola Vallejos están desteñidos por el exceso de cloro que trae el agua que llega (cuando llega) hasta su casa, en Playa Hermosa; María del Rocío Larín no pudo construirle un apartamento a su hija porque le negaron la disponibilidad de agua luego de haber comprado el terreno; la veterinaria Ilma León no puede hacerle el grooming a los french poodle de sus clientes…

Cada casa en Playa Hermosa, sea grande o pequeña, tiene una historia para contar sobre la falta de agua. Cada una exige que el Gobierno les dé una solución pronta, pero en el horizonte solo se visualizan soluciones más lejanas de lo que querrían.

El Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) prometió instalar una planta desalinizadora de agua de pozo que empezaría a trabajar a partir de diciembre. Sin embargo, primero deben aprobarse dos decretos que en este momento están frenando el trámite y que le permitirían al AyA aprovechar el agua de acuíferos salinizados únicamente en casos de emergencia, como este.

Así lo comentó  Yamileth Astorga en entrevista con La Voz de Guanacaste.

Lo estamos haciendo con la CNE (Comisión Nacional de Emergencias) para que todo sea más rápido, porque si lo hacemos nosotros tiene que ir a Contraloría, y tiene que ir a Setena y en estos momentos en un fuego o un incendio, desaparece todo porque no hay cómo apagarlo”, contó la jerarca.

El fuego es una preocupación constante para los habitantes, dice María del Rocío Larín. Lo es también el turismo.

En diciembre, para cuando esté lista la planta, ya habrá pasado una parte de la temporada alta. Para el turismo, que es la principal fuente de empleo de los habitantes de Hermosa, la falta de agua es fulminante pues aumentan los costos y desciende la calidad de los servicios.

“Yo puedo comprar agua, pero veo a esta gente del pueblo y sé que ellos no pueden hacerlo”, dice una de las vecinas de la comunidad, Heather O’Connell, con un inglés pausado. Ella compra agua de camiones cisterna privados para tener suficiente, pero le preocupa que eso aumente los costos de sus casas de alquiler durante el verano.

¿Cuán sostenible es una planta desalinizadora?

Andrea Suárez, coordinadora del Centro de Recursos Hídricos para Centroamérica y el Caribe (Hidrocec) se preocupa por el impacto que puede tener en el acuífero un proyecto de este tipo, pues explotaría aún más un recurso ya de por sí vulnerable.

“Pueden haber sectores del acuífero que todavía estén rescatables y a la hora de hacerlo (de desalinizar), lo terminamos de echar a perder”, dijo la especialista.

La planta desalinizadora se alquilará precisamente porque al AyA no le interesa adquirir un activo que se usará solo para la atención de una emergencia, explicó el subgerente General del Instituto, Manuel Salas. Sin embargo, a Suárez le preocupa que esos pocos meses se conviertan en un año y después no haya vuelta atrás.

Según el Gobierno, al finalizar el proyecto que traería agua desde el acuífero Las Trancas (que tiene una capacidad de 5.800 litros por segundo), el próximo julio, ya se dejaría descansar al acuífero costero.

“Estaríamos usando toda el agua desde Trancas y dejaríamos descansar el acuífero de Panamá que puede quedar como una reserva por cualquier emergencia”, dijo Astorga.

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