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Gritos de anciana encerrada preocupan a vecinos de Garza

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Llantos, gritos desesperados y manotazos contra las paredes son parte de los ruidos constantes que escuchan los vecinos de playa Garza (ver video abajo).

Se trata de Aquina Barrantes de 75 años de edad, quien perdió la vista y además padece de sordera. La anciana vive encerrada en su casa por sus hijos y grita a todas horas del día para que la dejen salir.

Leida Bustos, vecina de Garza, asegura que los alaridos la señora son frecuentes y normalmente pide que le abran la puerta.

“Como ella pasa tanto tiempo encerrada y dormida, seguro ya no sabe si es de día o de noche, entonces a veces son las 3 a. m., y ella usted la escucha pegando gritos”, comentó Bustos.

Marta Jirón, quien vive justo a la par de Quina –como la llaman los conocidos- asevera que tiene casi dos años de estar encerrada, que solo recibe comida dos veces al día y que nunca la sacan a recibir el sol.

La casa tiene un candado por fuera y además tiene todas las ventanas cerradas con tablas de madera. En el interior solo hay un cama y un pequeño escusado.

Por su parte, Ana Barrantes, hija de la anciana,  explica que mantienen a su madre enclaustrada pues no tiene la capacidad para cuidarla las 24 horas del día y teme que se extravíe.

“No la puedo tener abierta. Cuando la tenía sin ese candado, ella se me salía y se me escapaba un montón de veces y yo más de una vez me la encontré botada y mojadita”,  afirma la hija.

Además,  Barrantes justifica que Quina solo recibe comida dos veces al día, pues perdió el apetito y que además recibe meriendas de frutas y un atol en la noche.  También dice que cada ocho días trata de sacar a su mamá de la casa.

“Que nunca la sacamos es mentira. Más bien las veces que la sacamos se pone peor a pegar gritos. Cuando la vamos a meter se pone a decir que esa no es la casa de ella. Nosotros la sacamos cada ocho días”,  declara Barrantes.

Ante las preocupaciones de los vecinos, la policía ha llegado en dos ocasiones a visitar la casa. Según Gerardo Aguilar, jefe de Fuerza Pública de Nosara, han realizado inspecciones, pero han visto que la adulta mayor es cuidada por sus familiares por lo que no se ha levantado ninguna denuncia.

 

Otros intentos

Pero Mateo Barrantes,  hermano de doña Quina, no acepta la condiciones en las que vive su hermana y hasta hizo el intento por cuidarla en su casa; sin embargo, sus sobrinos se la quitaron.

“Ella (Quina) tiene dos pensiones y ellos (hijos de Quina) no la quieren largar porque ellos viven de esas pensiones, entonces no me quieren dar lugar a mi de nada (…) Ellos creyeron que yo iba a vivir de esas pensiones, pero yo tengo mi pensión”, comentó el hermano.

En Costa Rica, según el artículo 36 de Código Civil, la capacidad de las personas para actuar jurídicamente, como es el administrar bienes, puede reducirse o eliminarse si las personas están enfermas o sufren alguna situación que no les permite tomar decisiones, como problemas mentales. En esos casos se dice que una persona es incapaz y necesita de algún responsable que administre sus bienes y le procuren el bienestar. 

Por su parte, Ana afirma que ha intentado llevar a Quina a varios acilos de Guanacaste  para que acepten a su mamá; no obstante, en todos los que ha visitado le han dicho que no la pueden recibir porque no hay campo.

Según su hija, además de no ver y escuchar, Aquina Barrantes padece sífilis avanzada, que le ha generado trastornos neurológicos.

De acuerdo con Alexandra Villalobos, Jefa de la Unidad de Gestión Social de Consejo Nacional de la persona adulta mayor (Conopam), esta es una situación de agresión psicológica y posible agresión física.

“En el caso que ella ya no es consciente, se puede estar cometiendo un delito de abandono de incapaz, que este es hacer nula a una persona que no es capaz de cuidarse y que además no es consciente”,  explicó Villalobos.

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