Vida y salud

Guanacaste carece de clínicas de VIH/sida pese a creciente diagnóstico de la infección

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A las 2:45 a.m. José tiene que estar listo en la parada de autobuses de Santa Cruz que salen hacia Liberia, donde toma otro para llegar a Puntarenas. Debe ser muy puntual y no puede perder ningún bus porque a las 7 a.m. tiene cita en el Hospital Monseñor Sanabria, de Puntarenas, para su chequeo médico del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Esa rutina la ha tenido que hacer dos veces por semana desde hace cuatro meses, cuando resultó VIH positivo. En Guanacaste no se puede realizar todos los controles que necesitan las personas como él, con VIH o sida, pues no hay clínicas especializadas de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).

En Costa Rica, los hospitales que tienen clínicas de VIH/sida son el Hospital México, el San Juan de Dios, el Calderón Guardia, el Nacional de Niños y los hospitales de Cartago, Alajuela y  Puntarenas. Guanacaste y Limón son las únicas dos provincias que carecen de este centro especializado para personas que viven con VIH y enfermos de sida.

El Hospital Enrique Baltodano de Liberia tiene un comité de VIH integrado por un médico internista, un farmacéutico, un enfermero, una psicóloga y una trabajadora social, que atienden a algunas personas que tienen la condición del VIH, pero no están dedicados a solo esa población.

De acuerdo con el médico internista y líder del comité, Carlos Jones, los pacientes que atienden son solo portadores que no están en condiciones de alto riesgo y que presentan niveles mayores de 300 CD4 o linfocitos, comúnmente llamados glóbulos blancos, que son esenciales en el sistema inmunológico y que son atacados por el virus. Quienes reciben esta atención son solo las personas referidas por el Hospital México.

Ante la ausencia de una clínica en la provincia especializada en su virus, a José no le queda más que viajar hasta Puntarenas para llevar su control.

Un desgastante viaje

José (nombre falso, historia real) tiene 25 años de edad y es santacruceño. Hace más de cuatro meses fue internado en el Hospital la Anexión de Nicoya por un absceso testicular. En ese momento su médico le recomendó hacerse la prueba de detección de VIH y salió positivo.

Foto por Pixaby

Tras la última prueba de confirmación (western blot) en el Hospital San Juan de Dios, José fue referido al de Puntarenas y cree haberse sometido a un mínimo de cuarenta exámenes de control, además de llevar apoyo psicológico para él y su familia.

“Para mí ha sido muy difícil, porque además del resultado, ahora me tengo que desgastar más con los viajes. A veces salgo del hospital a las cinco de la tarde o a veces pierdo algún bus… La verdad es que por un buen rato pasa uno un mal rato”, contó José.

José no tenía seguro médico, pero ahora es asegurado por el Estado. El artículo 7 de Ley General del VIH/sida No. 7.771, en Costa Rica “todo portador del VIH o sida tiene derecho a asistencia médico quirúrgica, psicológica y de consejería; además, a todo tratamiento que le garantice aminorar su padecimiento y aliviar, en la medida de lo posible, las complicaciones originadas por la enfermedad”.

Cada día que José va a Puntarenas debe pagar al menos ¢20.000 en pasajes y alimentación. Los viajes no solo lo cansan sino que también lo obligan a faltar a su empleo. Tanto en el trabajo como en su familia están enterados de su condición y lo han apoyado.

“Por suerte he tenido mucho apoyo de mis jefes. Ellos conocen mi situación. Yo les he explicado que por ahora el control es seguido, pero llegará un momento en que solo voy a tener que ir cada tres meses al hospital”, dijo el santacruceño.

La Ley 7.771 también protege el trabajo de los afectados del virus, ya que no permite ninguna discriminación por la condición y, en caso de que el afectado decida contar su situación, el patrono deberá respetar la confidencialidad y condicionar las funciones del empleado de acuerdo a las recomendaciones médicas.

¿Qué pasa con Guanacaste?

La ausencia de especialistas infectólogos en la provincia es una de las razones por las que los pacientes del virus no pueden ser atendidos en Guanacaste.

La coordinadora del programa de Infecciones de Transmisión Sexual y VIH de la CCSS, Gloria Terwes, explica que, además, los pacientes con VIH no quieren ser vistos en los lugares donde viven.

“Como los pacientes no demuestran interés en ser atendidos en su área, no se designan los especialistas a los hospitales regionales”, detalló Terwes.

Aunque José asegura que siente que sus visitas al hospital de Puntarenas resguardan su privacidad, él sí preferiría viajar al Hospital de Liberia o de Nicoya, pues es más cerca.

Lo que sí pueden hacer los guanacastecos es realizarse pruebas de detección del VIH/sida en Ebais o en clínicas de la CCSS. Los interesados deberán sacar un cita para hacerse una prueba de sangre que será remitida al centro médico con laboratorio más cerca. El resultado demora en promedio 15 días.

Baja el sida y aumenta el VIH

Tanto en Guanacaste como en Costa Rica, en general, los casos de sida han disminuido, mientras que la tasa de personas con la condición VIH muestra una tendencia creciente.

La tasa de enfermos de sida en Guanacaste en el 2010 fue de 6,8, personas por cada 100.000 habitantes y se redujo a 1,6 en el 2015. Este comportamiento es semejante al del resto del país. Para ese mismo periodo murieron 40 residentes de Guanacaste enfermos de sida, pero la cantidad de muertes se va reduciendo con los años.

Con los números de los VIH positivos sucede lo contrario. En Costa Rica, en el 2010  la tasa era de 13,1 y en el 2015 subió a 18,1. Aunque en Guanacaste el aumento no es constante entre esos años, en el 2010 la tasa fue de 11,4 y en el 2015 pasó a 12.

Según Terwes, este incremento de casos reportados de personas con VIH es normal, pues cada vez más gente se hace la prueba de detección.

“Estamos facilitando más la prueba de tamizaje. La gente se está concientizando más y se está haciendo la prueba”, explicó la especialista.

Con ella coincide la directora del Área de Salud de Nicoya, Tannia Tánchez, quien asegura que cada vez más las personas jóvenes toman conciencia y solicitan la prueba de detección voluntariamente. En cambio, los mayores de 50 años solo se practican un diagnóstico por recomendación médica.  

Para los especialistas, es una obligación de los guanacastecos que hayan tenido más de tres parejas sexuales sin protección hacerse la prueba de detección, porque ya se les considera población vulnerable. Entre más temprano se detecte, el VIH es menos complicado de tratar.

José, quien en este mes de mayo comenzará su tratamiento con los antirretrovirales, lo descubrió a tiempo. Aunque los primeros días después de la noticia fueron duros, hoy está tranquilo por saber que con sus controles y medicamentos podrá llevar una vida normal y segura.

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