Antes de conocer a Tatiana Lobo, me consideraba a mi misma una mujer joven, valiente y con un pensamiento claro pero, luego de pasar dos días en su casa de La Paz, ella me comparó con una avestruz temerosa con su cabeza enterrada de manera ignorante en la tierra… y yo veo su punto.

Como anunciamos en la edición de enero del 2010, Tatiana Lobo asistió a la Feria del Libro realizada en la Escuela de Idiomas Intercultura de Sámara. Cuando La Voz de Nosara me pidió que asistiera a este evento, que me presentara a esta figura del mundo literario y que consiguiera una entrevista personal con ella, estuve a punto de sufrir un ataque de ansiedad.

Pase horas en línea, investigando la historia de su vida y sus logros literarios, tratando de traducir y comprender lo que tan fervientemente había impreso. Entre más aprendía acerca de ella, más me intimidaba, y al mismo tiempo, enamoraba de esta notoria crítica sin censura de la injusticia social, la corrupción y el machismo; me di cuenta que esta mujer personifica mucho de lo que yo aspiro ser como escritora y como revolucionaria.

Tatiana Lobo es una audaz viajera del mundo; a lo largo de los años ha viajado y vivido en distintos países, aprendiendo a hablar sus idiomas, estudiando y luego audaz pero elocuentemente criticado sus políticas y principios sociales. Lobo es una mujer valiente, consciente y crítica de sus alrededores. Durante sus años viviendo, viajando, trabajando, investigando y criando una familia en Costa Rica, Lobo ha adquirido un conocimiento sin precedentes de este país, el cual transmite intrépidamente en sus obras, tales como Entre Dios y el Diablo. Mujeres de la Colonia (obra ganadora del Premio Nacional Aquileo J. Echeverría, en 1993) y Asalto al Paraíso (Mención Honorífica de la Municipalidad de Santiago de Chile en 1993 y Premio Sor Juana Inés de la Cruz en 1995 en México).

Imaginen mi sorpresa cuando llegue a Intercultura el 28 de enero y no solo conseguí la entrevista con Lobo, sino que también me invito a visitarla a su casa. Veinte minutos después de mi llegada al pequeño pueblo de montaña de La Paz, ella había comenzado a dejar una impresión duradera en mi. Comenzó a interrogarme sobre a donde he ido y que he hecho en los 3 años que llevo llamando a Costa Rica mi hogar.

Cuando le conté que no había pasado ningún tiempo significativo afuera de Samara, ella me dijo contundentemente, “¡Usted esta viviendo en una burbuja! no conoce el país en el que vive.” Y yo pensé, “¿Como puede decir eso? Yo he hecho de Sámara mi vida entera desde que me mude a allí.” Durante mi visita, Doña Tatiana me expresó su mensaje de una manera clara, poniendo mi vida en Sámara en perspectiva. Ella me explico, “Todos los sitios para vacacionar son burbujas. Estas burbujas son necesarias porque necesitamos escapar cada cierto tiempo. El problema es creer que uno puede olvidarse del resto del mundo. La burbuja no deben ser un lugar de aislamiento, debe ser un lugar de descanso.” Tatiana Lobo me enseño lo estrecha que era mi visión con respecto a mi conocimiento y existencia dentro de Costa Rica, diciéndome que “Tengo que abrir mis ojos y ver el mundo en el que vivo por lo que realmente es”. Ella me enseño que “la cura para el miedo es observar y conocer el mundo en el que uno vive” y, gracias a ella, ahora entiendo que nunca seré capaz de poder entender o apreciar este (o cualquier) lugar completamente sin conocer lo que está a su alrededor.

Escribo estas reflexiones sobre mi experiencia con Tatiana Lobo porque no creo ser el único extranjero que se ha enamorado de esta zona, casi sin salir de ella desde su llegada. También sospecho que no soy la única que ha evitado visitar las estigmatizadas pero fundamentales zonas de este país, como por ejemplo, San José y Limón. Si usted es una de estas personas, escribo esto con el fin de estallarle su burbuja. Sin importar por cuanto tiempo o que tan establemente hemos vivido aquí, realmente no podemos decir que conocemos Costa Rica hasta que salgamos de nuestra zona de confort y viajemos por el país. En palabras de Doña Tatiana “nuestro primer deber como seres humanos es el de informarnos a nosotros mismos acerca del mundo en que vivimos”, un deber que me causa gran emoción comenzar a ponerlo en práctica.