La guerra contra los incendios forestales en Nicoya y Santa Cruz tiene varios frentes. Cuatro focos de incendios tiene en alerta máxima a las autoridades de conservación, que han visto como en menos de una semana el fuego destruyó a más de 1800 hectáreas (há) de bosques secundarios y primarios.
Desde principio de abril que el fuego ha hecho de las suyas en parques y corredores biológicos.
El 7 de abril inició la quema en el parque nacional Diriá en Santa Cruz, devorando unas 800 há de bosque secundario con más de 30 años de evolución. Mientras en el parque Barra Honda de Nicoya el fuego ha consumido otras 200 há.
Misma situación atraviesan los Cerros de Jesús en el sector de Mansión, cuyo corredor biológico ya había perdido más de 300 há a principio de febrero, pero un nuevo fuego ha destruído 500 há por el momento.
Por su parte el humedal Corral de Piedra en Nicoya tiene cuatro días que arder, 300 há ya fueron devastadas por el fuego.
De acuerdo con el Director del Área de Conservación Tempisque (ACT) Nelson Marín, se sospecha que todos los focos de incendio han sido provocados intencionalmente.
“Todo parece indicar que se trata de fuego intencional pues en los casos de los parques Barra Honda y Diriá el fuego comenzó en el centro, donde no existen fincas privadas cerca, y en los demás casos estamos realizando las averiguaciones pues existen sospechas”, dijo Marín.
La voz de Guanacaste visitó el Diriá y desde el mirador de Los Ángeles de Arado se logra apreciar las altas columnas de humo y fuego que castigan sin misericordia la seca vegetación en las faldas del cerro Vista al Mar al oeste, mientras en el sector norte hacia el cerro el Picudo otra conflagración amenaza las espesas montañas.
Jorge Castrillo, administrador del Parque Diriá, lamentó los daños ocasionados.
“Lo más lamentable es que ha afectado a un área muy sensible, por tratarse de la cuenca del Río En medio, el cual es uno de los tres mantos acuíferos que abastecen de agua potable a la ciudad de Santa Cruz y por estar a una altura aproximada a los 500 metros sobre el nivel del mar, permite que su ecosistema sea diferente al de la parte baja del parque”, dijo Castrillo.
Castrillo explicó que los daños al ecosistema y al manto acuífero son invaluables, y muy difícil de reponer.
Por su parte, Gerardo Cabalceta brigadista que atiende el siniestro en el Diriá, explica las penurias por las que atraviesan luchando contra el fuego:
“Son lugares de difícil acceso, para llegar hasta donde debemos hacer rondas duramos hasta dos horas, hay partes donde es imposible llegar, algunas veces lo que hacemos es usar cuerdas para deslizarnos unos tras otros, algunas veces corriendo el peligro de que nos alcancen piedras calientes que se desprenden de las llamas”, dijo Cabalceta.
Unas 100 personas entre brigadistas y personal operativo redoblan esfuerzos para tomar control de los incendios, sin embargo el control de momento es relativo, pues aunque se está neutralizando, el avance del fuego lleva varios días para poder apagarlo totalmente.
Comentarios