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Inversión turistica no soluciona problemas económicos locales

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El turismo se ha convertido en el pan de cada día para Costa Rica, y para muchos ha adquirido un sabor más agradable que un trabajo en agricultura. Este es el caso en muchos pueblos costeros de Guanacaste como Sámara y Nosara, en donde el turismo ha ido desplazando gradualmente a la agricultura, transformando así a las comunidades. Desde el año 2000, el turismo aporta más divisas a Costa Rica que las exportaciones de banano,  piña y café combinadas, según datos del Anuario de Turismo de 2006. Pero el cambio de agricultura al turismo no siempre es saludable para la economía local.

Hace apenas unas décadas, la mayoría de las personas en Nosara criaban ganado y cultivaban arroz, maíz y frijoles para consumo local. Unos pocos, como Juan Rafael “Chanel” Mora Madrigal, recaudaba lo suficiente para exportar sus productos agrícolas. En aquel entonces, un barco llegaba semanalmente a Playa Garza a dejar mercancía y de ahí los artículos eran llevados en carreta a los rincones más lejanos de Playa Pelada y Nosara. Así fue cuando, hace unos 40 años, los primeros estadounidenses llegaron a la zona y comenzaron a enseñar inglés a algunos lugareños.

En la década de 1970, Sámara todavía no tenía agua potable, electricidad o servicio de autobús. En 1973, se abrió un camino de lastre entre Nicoya y Sámara, y luego comenzó el servicio de buses entre Sámara y San José, abriendo la posibilidad para que más personas visitaran lo que entonces era una comunidad agrícola y de pesca.

Conforme la zona se hizo más accesible por carretera y una vez que el Puente de la Amistad se construyó en el 2003, más y más personas tanto de San José como del extranjero descubrieron el esplendor de las playas locales como Guiones y Pelada y comenzaron a transformar la economía local más sencilla de la agricultura a una variante más compleja basada en turismo.

Pero la diferencia fue que, aunque muchos pueblos a lo largo de la costa Guanacasteca han desarrollado el turismo de masas basado en hoteles o resorts todo incluido de 4 y 5 estrellas, Nosara y Sámara han desarrollado un turismo distinto, descrito por el Centro de Viaje Responsable (CREST por sus siglas en inglés) en su informe “Un retrato de la realidad económica en Nosara y Sámara: Proporcionando las herramientas para el Desarrollo Sostenible como “turismo vivencial a menor escala”.

“Se trata de turismo de alto valor– en lugar de alto volumen– que se esfuerza por contratar y comprar localmente, crear vínculos auténticos con el destino local y sus atractivos naturales y culturales y asegurar que los dólares del turismo se queden en la zona para beneficio de la comunidad anfitriona”, explica el informe.

Según datos estadísticos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), actualmente Sámara cuenta con 40 hoteles registrados con 446 habitaciones para turistas, mientras que Nosara cuenta con 25 hoteles registrados con 259 habitaciones. Durante la temporada alta, más de 200 personas trabajan en los hoteles de Sámara y alrededor de 250 personas en los hoteles de Nosara. La proporción mayor de personal por habitación en Nosara refleja un mayor número de hoteles de lujo estilo boutique. Estas cifras no representan la imagen completa, ya que muchos hoteles y propiedades para alquiler no se registran con el ICT. Aún así, teniendo en cuenta que la población total es de aproximadamente 4,900 en el distrito de Nosara y de 3,500 personas en Sámara, el impacto económico es considerable.

En cuanto a la situación económica y social en el cantón de Nicoya, Jannelle Wilkins, consultora que tuvo la iniciativa de reunir los datos para el informe, señala que la mayoría de los estudios muestran que a pesar de la gran cantidad de turismo en Guanacaste, la provincia muestra algunas de los mayores necesidades en el país, así como altos niveles de desempleo. Además, muchos de los puestos de trabajo mejor remunerados y más calificados en turismo son dados a extranjeros o a costarricenses que no son de estas comunidades.

“El turismo no es el fin de todos (los problemas) para la región”, concluyó, y explicó que los datos muestran que en los distritos que mantienen una economía mixta de turismo y agricultura, la pobreza tiende a ser menor y el estilo de vida es mejor. Sin embargo, si la economía cambia y se basa totalmente en el turismo, o sigue dependiendo exclusivamente de la agricultura, la pobreza y el desempleo parecen ser mayores. Por ejemplo para el año 2000,  Belén de Nosarita  todavía tenía a más del 70% de la población empleada en los campos agrícolas, el acceso a las  necesidades básicas como vivienda adecuada, un estilo de vida saludable, acceso a la educación y a otros bienes y servicios esenciales se ha mantenido por debajo del promedio a mínimo.

Wilkins mencionó que el turismo en el distrito de Sámara ha mantenido una mayor mezcla con la agricultura que Nosara, que se ha vuelto más dependiente del turismo, aunque en Sámara también la agricultura está siendo desplazada. Según datos del censo del año 2011, 19.7% de las personas en Sámara están empleadas en el sector que incluye la agricultura, pesca y silvicultura, mientras que en Nosara únicamente el 14% labora en este sector.

Esto puede reflejarse en las estadísticas que muestran niveles de empleo ligeramente mejores. En el 2010, de acuerdo con el Plan Regulador de dicho año, el desempleo en Sámara fue sólo del 3.5%, mientras que el desempleo en Nosara fue del 5.7%, ambos muy por debajo de la media nacional, que rondaba el 7.8% en el 2012.

Los datos también muestran una cierta mejora en los niveles de pobreza y la cantidad de personas que carecen de necesidades básicas durante la última década, aunque estos siguen siendo altos. Entre el 2001 y 2011, el porcentaje de hogares que carecían de al menos una necesidad básica mejoró de 62% a 34% en Nosara y de 66% a 48% en Sámara, según datos del Estado de la Nación. Sin embargo, todavía puede mejorar, ya que el promedio nacional es de 24.6%.

En una carta abierta a la comunidad de Playas de Nosara, Alvin Rosenbaum, presidente de la Asociación Cívica de Nosara y consultor internacional especialista en planificación estratégica, desarrollo de turismo sostenible, organización comunitaria y desarrollo de la fuerza laboral, señaló la necesidad de desarrollar habilidades específicas para cada trabajo y la enseñanza de idiomas para los lugareños, para que puedan obtener empleos en la zona que requieran estas habilidades, en lugar de ver como estos puestos se otorgan a trabajadores que no son de la comunidad. “A medida que la economía cambia de la agricultura al turismo, la comunidad tica lucha con un sistema educativo anticuado que produce jóvenes no calificados para la nueva economía”, señaló.

Martha Honey, codirectora del CREST, asegura que el turismo exitoso y sostenible depende de muchos factores y puesto que algunos de estos factores están fuera del control local, como la recesión económica global o el cambio climático, es arriesgado llegar a ser excesivamente dependiente del turismo.

“Mantener una economía mixta es mejor, asumiendo que las otras actividades son rentables y sostenibles. La población local a menudo encuentra que es más exitoso participar en proyectos de turismo auxiliares – guías turísticos, restaurantes, artesanías, productos agrícolas, procesamiento de pescado, entre otros. Esto se basa en sus conocimientos y experiencia y requiere menos capital que, por ejemplo, la apertura de un hotel. Además, es bueno ser capaz de tener una mezcla de turistas nacionales y extranjeros. Esto ayuda a mantener a las empresas a flote durante las temporadas bajas o cuando la economía internacional no es la mejor”, explica.

Su recomendación es “esforzarse conscientemente para mantener una diversificación de las actividades económicas y no depender excesivamente del turismo”. 

 

Esta nota es parte de una serie de artículos basados en el informe investigativo del Centro de Viaje Responsable (CREST por sus siglas en inglés), “Un retrato de la realidad económica en Nosara y Sámara: Proporcionando las herramientas para el Desarrollo Sostenible.

 

 

 

 

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