Durante años, Amanda Castro escuchó que todo lo relacionado con electrónica era un tema de hombres. A eso se sumaba que en Guanacaste, donde nació y creció, no tendría la oportunidad de estudiar esa área que le llamaba la atención. Ella quiso retar ambas condiciones que le jugaban en contra.
Hoy, esta nicoyana de 19 años cursa su segundo año en ingeniería electrónica, y es una de los 11 jóvenes que buscan representar a Costa Rica y a América Latina en el PromoMoon Iniciative 2022 que se realizará de forma virtual y en el Congreso Astronáutico Internacional en Francia. Para este último, son los únicos elegidos de todo Latinoamérica.
Su grupo fue seleccionado por haber ideado el Biodomo, un sistema que aísla los cultivos del ambiente externo para que se desarrollen con condiciones ajustadas, como la luz, los nutrientes, la humedad o la acidez.
Con este dispositivo, las y los estudiantes del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y de la Universidad de Costa Rica (UCR), buscan resolver dos problemas:
- La necesidad de producir alimentos que pueden tener los astronautas durante sus misiones espaciales.
- Las dificultades de producción para las zonas donde las condiciones de cultivo son cada vez más hostiles debido al cambio climático.
Este es el caso de Guanacaste, donde las inundaciones en la época lluviosa y la aridez de los terrenos en la época seca puede afectar la producción de alimentos.
Cada vez es más difícil asegurar que un terreno que está sembrado vaya a dar la cosecha. En cualquier momento llega un desastre natural, llega algún problema y se pierde”, explica uno de los coordinadores del proyecto, Facundo Mendoza.
El Biodomo funciona mediante una técnica llamada cultivo in vitro. Inicialmente, las plantas crecen en un laboratorio con todos los nutrientes que la planta necesita. Una vez que alcanza cierto grado de madurez, el cultivo se aclimata en un invernadero por determinado tiempo -dependiendo de cuál cultivo sea- y se coloca en el biodomo.
Pero, ¿por qué el biodomo es especial? Con su estructura aislada protege al cultivo de plagas y enfermedades. Además, tiene varios sensores que brindan información sobre temperatura, humedad relativa, niveles de CO2 e intensidad lumínica. Así, los parámetros de los cultivos se pueden monitorear y configurar para que respondan de la forma más adecuada y sean lo más productivos en el menor tiempo posible.
La idea nació como una propuesta para asegurar cultivos de comida en otros planetas. Cuando organizaciones espaciales como SpaceX o NASA empezaron a comentar sobre la colonización de Marte, los estudiantes dijeron: “un momento, pero la gente que va a ir a vivir allá tiene que comer”, contó Facundo.
Así, controlando las condiciones que pueden ser nulas en un ambiente espacial, o muy inestables por la afectación del cambio climático, creen que se puede dar mayor seguridad en la producción de alimentos en estos lugares.
Hacer equipo
Amanda creció en Caimital de Nicoya, a unos 10 kilómetros del centro del cantón. Ella nunca imaginó entrar en una carrera en el Tecnológico teniendo que ir hasta Cartago. A pesar de eso, siempre quiso estudiar algo relacionado a la ingeniería eléctrica, y por eso tuvo que migrar a la Gran Área Metropolitana (GAM).
“En Guanacaste no hay ninguna sede del Tecnológico. Solamente hay una de la UCR que queda en Liberia. Incluso hay muchas carreras que uno puede iniciarlas en Liberia pero tiene que terminarlas en la GAM, entonces no hay muchas posibilidades en esa parte de ingeniería que tenga que ver con computadoras, electrónica y estas cosas”, contó la estudiante.
Además, el grupo ha visto el proyecto de Biodomo como un espacio de oportunidades donde se rescata la diversidad e igualdad de las personas. Por ejemplo, cinco integrantes son mujeres que estudian una carrera STEM (acrónimo en inglés para ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas).
Según Naciones Unidas, en el mundo las mujeres representan solo el 35% de quienes estudian esa carrera, debido a las brechas que existen en las casas, las escuelas e incluso en los centros de educación superior para que se desarrollen profesionalmente en esas áreas.
Amanda dice que siempre tuvo ese interés por los temas relacionados a la electricidad y la electrónica, pero confirmó que realmente le apasionaba cuando empezó a cursar la carrera.
Yo decía ‘qué chiva es crear algún dispositivo para la seguridad de las mujeres’, o algo así que tenga que ver con policías”, cuenta la joven.
Otro aspecto que el grupo destaca es el bagaje que tienen por provenir de distintos lugares del país. Amanda es la integrante del equipo de la zona más alejada de Cartago, pero también hay otras personas que tienen que viajar dos, tres y hasta cuatro horas para llegar hasta la sede del Tecnológico.
Ahora, están uniendo todos sus esfuerzos para recaudar el dinero suficiente para asistir al Congreso Astronáutico Internacional en París. Necesitan cubrir los boletos de avión, la entrada al evento, el hospedaje por siete noches, transporte y alimentación. Estiman que necesitan unos $2.400 por persona, lo que sería un total de $26.400 para todo el equipo.
Según otra de las estudiantes llamada Tania Ramírez, la recolección de fondos también podría servir para financiar los gastos del proyecto.
“Todo lo que hemos hecho hasta el momento se ha hecho con nuestros propios fondos, pero como cualquier proyecto hay cosas que son muy caras que nosotros no podemos comprar. Entonces, mucho dinero que podamos llegar a recaudar se puede llegar a utilizar para el desarrollo del proyecto también”, dijo.
Si querés colaborar con este grupo de jóvenes, contactalos a su página en Facebook, Instagram y Twitter. Además, podés donar a la cuenta IBAN en colones a nombre de Facundo Mendoza -coordinador del proyecto- en el Banco de Costa Rica: CR66015202001333849404 o al sinpe móvil: 8757-2477.
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