La vida de Karol Cabalceta está musicalizada con guitarras, marimbas y quijongos. A sus 33 años de edad, la joven hojancheña ha pisado escenarios en Ecuador, México, Italia, Perú y Cuba, entre otros países.
Además de destacarse como músico y compositora, actualmente Cabalceta es asesora regional de educación musical en el Ministerio de Educación Pública, lugar donde ejerce su licenciatura en pedagogía musical.
¿Cree que ya no se ejecuta tanto la marimba o es que ya no hay tantos espacios para ofrecer música tradicional?
No hay bastantes espacios, pero también los instrumentos son bastantes caros. Puede que existan ejecutantes, pero económicamente hablando es difícil tener el instrumento y eso limita. Además no se valora, hay señores que se les paga cualquier cinquito y una pachita para que toquen. Se ha hecho un intento de incorporar en centros educativos la marimba, pero es caro. Una marimba tenor puede andar en millón y medio de colones.
Siempre se habla que cuando los estudiantes participan en actividades artísticas, tienen mejor rendimiento. ¿cómo explica usted eso?
Más allá del rendimiento académico, es una herramienta indispensable para apropiarse a la institución, sentirse parte de la institución y eso lo que hace es disminuir la deserción. Tal vez no va a ser un chiquillo de cienes o noventas, pero va ser un chiquillo que va a estar ahí, pues tiene una motivación en la institución. Es igual con el deporte, vos te sentís parte de y das lo mejor y querés seguir en la institución.
¿Considera que los jóvenes de Guanacaste tienen menos oportunidades de aprender música que los de Gran Área Metropolitana?
Quizás no tenemos conservatorios, no tenemos teatros, ni espacio de ese tipo, pero al pueblito a que usted llegue siempre va a encontrar gente talentosa. Tal vez no son académicos, pero yo lo que creo es que falta valorar lo que tenemos. Creo que el reto más grande que tiene la provincia es revitalizar lo que tenemos.
¿Cree que se pueda extinguir la ejecución de marimba o de quijongo?
Con la marimba no creo. Existen muchísimas agrupaciones y hay festivales grandes en el país de marimba. Lo que me preocupa es quijongo, con ese estábamos a un pasito a que pasara. En el país solo tocan tres señores y son grandes, pero logramos el año pasado dar un taller a 15 personas de toda la provincia. Quizás de esas 15 personas no todas aprendieron a ejecutar de la mejor forma, pero todos aprendieron a construir el quijongo, que es lo importante. Actualmente estoy trabajando con mi compañera de la asesoría, para reforzar ese arranque del año pasado y retomar los talleres en centros educativos y con docentes de educación musical.
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