COVID-19

La Cruz, en la frontera con Nicaragua, se adapta con urgencia ante crisis del COVID-19 y una posible oleada de migrantes

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En la entrada de la Clínica de La Cruz hay un par de toldos color verde musgo. Al inicio de la emergencia en el país, los funcionarios del centro médico los pidieron prestados a Migración para atender ahí a personas con síntomas respiratorios. Así lo pidió el Ministerio de Salud cuando se reportó el primer caso de COVID-19 en el país.

Durante la emergencia, La Cruz ha tenido que adaptarse con rapidez a las particularidades de su ubicación geográfica y de las características de su población. Es una zona limítrofe con Nicaragua, tiene el principal puesto fronterizo terrestre del país y es uno de los 14 cantones con rezago en progreso social, según el último Índice de Progreso Social Cantonal, publicado el año pasado.

De un momento a otro, el Ministerio de Salud le notificó al personal de salud de La Cruz que debía encargarse de muestrear a los transportistas que entraban por Peñas Blancas. La decisión la tomaron luego de que un transportista con COVID-19 ingresó al país y generó un cluster de al menos 18 contagios en la provincia (según informó el gobierno el 9 de mayo), incluyendo el primer caso en La Cruz.

Sabíamos que la población de la frontera estaba, tal vez no descuidada, pero sí nos faltaba cubrir esa parte. Y eso se vio reflejado cuando nosotros tuvimos el primer caso acá”, cuenta en su consultorio el doctor Max Rojas, coordinador de la atención a la emergencia por el COVID-19 en el cantón.

Con él conversamos el jueves 21 de mayo sobre el tamizaje en fronteras y sobre cómo se prepara la clínica ante una posible oleada de migrantes provenientes de Nicaragua. 

“Eso nos tiene mentalmente preparados y lo hemos hablado con el equipo de trabajo. Sabemos que no es nada descabellado pensar que podríamos tener una migración masiva de nicaragüenses buscando atención”, y asegura que así ha sucedido cuando Nicaragua ha enfrentado una crisis de salud en el pasado, como el cólera y el dengue.

El ministro de Salud dijo en la conferencia del miércoles 27 de mayo que la situación de Nicaragua es, actualmente, la más riesgosa para Costa Rica en cuanto al manejo del nuevo coronavirus.

En la última semana, el país vecino reportó un aumento crítico en los casos confirmados de COVID-19, que pasó de 279 a 759, aunque el Observatorio Ciudadano COVID-19 de Nicaragua (que lleva un conteo paralelo) reportó 2.323 casos y 465 fallecidos al 20 de mayo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó también esta semana que Nicaragua ya se encuentra en  fase cuatro, de contagio comunitario. Es decir, que hay gran cantidad de casos sin nexo epidemiológico identificado. 

El comercio entre Costa Rica y el resto de países centroamericanos estuvo varado hasta hoy, viernes 29 de mayo, cuando Nicaragua decidió reabrir la frontera. El bloqueo del lado nicaragüense continúa por parte de la asociación de transportistas de ese país. Honduras y Guatemala habían cancelado las importaciones y exportaciones que tengan que ver con Costa Rica.Foto: César Arroyo Castro

Aunque el dr. Rojas cree que aún no se ha visto ese aumento en la llegada de migrantes nicaragüenses, sí dice que tienen contemplado prepararse. 

«Nosotros, desde el inicio de la pandemia ya habíamos medido que podíamos tener un ingreso masivo de personas, que tal vez al no recibir atención allá, iban a venirse para acá. Hemos contemplado algunas algunas estrategias para eso, porque sabemos que no es nada descabellado pensar que podríamos tener una migración masiva de nicaragüenses buscando atención», explicó el dr. Rojas. 

«Tomamos la decisión de que todo paciente que viniera de un país con mucha circulación de COVID-19, se iba a ver en sintomáticos, sin importar lo que trajera. Si hay algún caso sospechoso y nos lo comunica ya sea Fronteras o Migración, o quien corresponda, entonces nosotros le pedimos a la persona que se quede donde está y nosotros llegamos y lo muestreamos. Lo revisamos, le tomamos signos y vemos si tiene algún criterio de hospitalización», agregó. 

«Con Nicaragua esa es la dinámica, y como nosotros estamos constantemente reuniéndonos todas las instituciones, ya es una cosa conversada. Ya no nos tomaría por sorpresa porque sabemos que por ahí podría venir el asunto», dijo también el médico. 

La Cruz como contención de la crisis

La situación dramática del país vecino alerta a las autoridades de las distintas instituciones del país. Por ejemplo, el ministro de Seguridad, Michael Soto dice que diariamente los cuerpos policiales topan con unas 200 personas intentando ingresar ilegalmente por la frontera norte al territorio costarricense. En total, las autoridades han rechazado el ingreso de 12.782 personas en la frontera norte, desde que las medidas de restricción en frontera iniciaron.

El subjefe de la policía de migración, Alonso Soto, aseguró que tienen vigilancia permanente en los puntos ciegos, e inclusive en las propiedades de las casas fronterizas.

“Ahí se encuentran lo que es la milla fronteriza o el corredor biológico fronterizo. Es una tierra que realmente le pertenece al Sinac (…). Hay unos pasos en donde podemos mantener tanto vigilancia como hacer los recorridos de patrullaje sin tener que ingresar a ninguno de los sitios en donde estas personas mantienen posesión de la tierra”, dijo.

El personal de salud de La Cruz tomó 1.241 muestras, afuera del edificio de aduanas, en Peñas Blancas. Una carpa era utilizada para tomar las muestras y otra, para estabilizar a aquellos transportistas que tuvieran complicaciones de salud. Foto: César Arroyo Castro

La situación fronteriza y el manejo de la pandemia en Nicaragua pone a La Cruz a caminar sobre un hilo delgado, ante el abismo de una crisis. Por eso, el alcalde Alonso Alan cree que el cantón es “prioritario” en el manejo de la emergencia.

En este momento, La Cruz casi que una capital de la seguridad del país (…) Somos la contención de lo que estamos viviendo en este momento”, aseguró.

Pruebas que no llegan

Desde el 25 de marzo, cuando la pandemia recién empezaba en Costa Rica, el ministro de Salud Daniel Salas enfatizó en la necesidad de descentralizar las pruebas para detectar el COVID-19, sobre todo en los lugares donde “eventualmente está ocurriendo el fenómeno [de contagio].

La CCSS reafirmó ese mismo compromiso el 13 de abril. Los casos activos continuaron subiendo en la provincia hasta alcanzar el mayor pico de toda la pandemia, pero las pruebas  sin llegar a Guanacaste por “asuntos de logística del proveedor”, dijo el Dr. Mario Ruiz, gerente de la CCSS, en la conferencia del 14 de mayo.

Los directores de los hospitales de Liberia y Nicoya, Marvin Palma y Anner Angulo, confirmaron a La Voz que, a la hora de publicar esta nota, las pruebas todavía no han llegado a sus centros médicos.

La Caja está en trámites de compra y buscando el país que pueda vender las pruebas a la institución”, comentó Angulo.

Recientemente, la CCSS recibió un donativo de 10 equipos y 15.743 pruebas para la detección regional del COVID-19, pero Guanacaste tampoco resultó beneficiada. La donación la realizaron la Cámara Costarricense Norteamericana de Comercio (AmCham), la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED) y la Fundación Costa Rica Estados Unidos de América para la Cooperación (CRUSA). 

La institución los colocó en las áreas de salud de Los Santos, Puriscal, Acosta, Paquera, Siquirres, Corralillo, Upala, Chomes-Monteverde, Guatuso y el Centro Nacional de Rehabilitación. 

Las empresas donarán 60 máquinas más y, según la Caja, sí tienen contemplado enviarlas a zonas fronterizas.  “La lista definitiva de lugares donde serán colocadas dependerá del ingreso de los equipos al país”, informó la institución a La Voz.

La falta de kits en la provincia llevó al Ministerio de Salud a buscar soluciones para agilizar los resultados de las pruebas a transportistas. El Ministerio de Seguridad Pública prestó avionetas a Salud para enviar las muestras hasta San José. Cada vuelo tuvo un costo aproximado de $500. 


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