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La mayoría de los costarricenses no votan en las elecciones municipales ¿Será diferente este año?

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Si los organizadores políticos estadounidenses supieran la cantidad de costarricenses que salen a votar por un candidato presidencial y los diputados, no podrían evitar sentir envidia: durante la primera ronda electoral del 2014, casi el 70% de las personas habilitadas para votar se hicieron presentes. Este porcentaje es típico en lo que se refiere a las elecciones presidenciales del país.

Sin embargo, un porcentaje similar de votantes se abstuvieron de ejercer este derecho durante las elecciones municipales del 2010. El porcentaje oficial de personas que votaron fue del 28%, y éste se considera una mejoría con respecto al anterior ciclo electoral. Estadísticas del Tribunal Supremo Electoral (TSE), organismo que regula las elecciones en Costa Rica, indican que, por otro lado, el porcentaje de votantes elegibles que decidieron votar por la alcaldía de San José, la capital de Costa Rica, el cantón más poblado, el que cuenta con mayor presupuesto, fue tan sólo del 18% en el 2010. Y, de nuevo, esto es una mejoría con respecto a las elecciones del 2006, cuando tan sólo el 12% de los elegibles decidieron ejercer su derecho al voto.

Los diputados, así como los oficiales electores, esperan que una serie de cambios que se han hecho a la forma en que se manejan las elecciones municipales aumenten el interés de la población, mientras que, a la vez, se incremente el número de votantes que se dirijan a las urnas el próximo mes. La participación a las elecciones municipales de este año servirán para probar las nuevas leyes electorales, así como la capacidad de los partidos políticos por promover el entusiasmo después de varias décadas de apatía en lo que se refiere a escoger a los líderes municipales.

Las próximas elecciones municipales, a realizarse el domingo 7 de febrero, son para elegir a los líderes de los 81 cantones en territorio costarricense, y marcarán la primera vez que los costarricenses votan por los representantes locales a mediados del período presidencial y legislativo.

La elección de alcaldes es relativamente nueva en Costa Rica. Hasta el año 2002, los votantes elegían un partido político el cual, a su vez, seleccionaba a los candidatos para el concejo municipal. Después, a cada partido se le asignaba cierto número de puestos en el concejo, basado en el porcentaje de votos que recibía. (Es importante notar que este sistema aún se utiliza para la elección de diputados).

Una vez que se formaba el concejo municipal, los miembros elegían al presidente, el cual fungía como alcalde.

No fue sino hasta 1998 que los diputados pasaron una ley en la cual se cambiaba este sistema parlamentario y se pasaba a la elección directa de alcaldes. Los miembros del concejo municipales, sin embargo, aún se eligen con la forma antigua. El cambio no ha logrado incitar a la gente a votar. Hasta hace poco, los medios de comunicación locales han mostrado poco interés en las campañas municipales, agravando, de cierta manera, el poco interés mostrado por los votantes.

En el 2010, los diputados se propusieron arreglar otro problema con respecto a las elecciones municipales. Conscientes de que los votantes, en años electorales, adhieren su voto a un mismo partido político, sin evaluar realmente a los candidatos municipales, aprobaron una ley en la cual pasaban la fecha de las elecciones municipales para dos años después, al 2016. De esta manera, las elecciones por la alcaldía alternaría con la elección por la presidencia. Algunos observadores esperan que este cambio incremente la participación cívica, pues, esta vez, las elecciones regionales no se verán ocupadas por el prestigio, presupuesto o publicidad de una elección nacional.  

¿Qué tan importante es el alcalde?

Constantino Urcuyo, analista político y antiguo legislador del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), indicó que una de las razones del incremento en la tasa del abstencionismo en las elecciones municipales se debe a que las municipalidades no cuentan con el mismo poder y dinero que el gobierno central.

“Los ciudadanos no sienten que el gobierno municipal tenga mucho impacto en sus vidas”, aseguró Urcuyo.

En realidad, los gobiernos municipales son responsables del mantenimiento de las calles (el 75% de las vías son municipales), manejar aguas residuales, recolectar de basura, emitir permisos de negocios y construcción, y brindar espacios de recreación, así como la organización de actividades culturales.

Irónicamente, de acuerdo con un análisis reciente realizado por El Financiero, los cantones con presupuestos relativamente limitados tienen una mayor participación electoral que aquellos cantones más adinerados. Esto significa que aquellos votantes que sí participan en las elecciones de los cantones más adinerados de Costa Rica, tienen una influencia importante en cómo se invierte el dinero en sus comunidades.

Sin embargo, algunos de los cantones más pudientes han logrado alcanzar cierta independencia política que los legisladores esperaban obtener al mover las elecciones municipales para años sin elecciones presidenciales. En el área de San José, por ejemplo, los cantones adinerados de Curridabat y Escazú llevaron partidos cantonales al poder en el 2010: Curridabat Siglo XXI y Yunta Progresista Escazuceña, respectivamente.

Este año, Johnny Araya,  antiguo candidato presidencial por el Partido Liberación Nacional y alcalde de San José por más de veinte años, ha anunciado su participación en una nueva contienda electoral como miembro del partido político Alianza por San José (ASJ).

Diego Brenes, juez suplente del TSE, indicó que el número de partidos políticos locales registrados para las elecciones del próximo mes prácticamente se ha duplicado, pasando de 27 en el 2010 a un total de 44 en este año.

Urcuyo manifestó que las municipalidades adineradas que tienen sus propias fuentes de ingreso en el desarrollo de negocios cuentan con más motivación para organizar partidos locales, pues su finalidad es mantener control sobre cómo se invierte ese dinero. El surgimiento de partidos cantonales es la más reciente manifestación de que Costa Rica apunta a un cambio hacia un sistema político de múltiples partidos políticos, indicó.

El TSE ha estado promoviendo las próximas elecciones enérgicamente con el uso de vallas publicitarias, anuncios de radio y un sitio web que muestra una lista de los candidatos a alcalde organizados por cantón; sin embargo, estos esfuerzos no han logrado que las personas salgan con las pancartas y vítores que hacen que las elecciones presidenciales se destaquen cada cuatro años.

Brenes subrayó que la participación electoral es, en última instancia, responsabilidad de los partidos políticos presentes en la papeleta, no del TSE.

Los ciudadanos aseguran que sí piensan ir a votar este año, independientemente de los esfuerzos para motivar el voto. De acuerdo con una reciente encuesta realizada por el Centro de Investigación y Estudios Políticos la Universidad de Costa Rica, más del 70% de los encuestados dijeron que piensan ir a votar en febrero del presente año. El número es aún mayor en participantes de 18 a 34 años de edad (77%)

Para Urcuyo, sin embargo, la medida de éxito está muy por debajo del giro de 180 grados que propone la encuesta de la UCR si los votantes completan su participación.  

“Si ellos pueden mejorar la participación electoral en un 5%, yo lo consideraría un éxito”, dijo Urcuyo.

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