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Las Manos Milagrosas de “Manquesea”

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A los 10 años de edad, su padre le encargó llevar un saco de maíz a vender. Al llegar, el comprador le dice que el precio del maíz había caído de 5 colones a 2,50. El niño, desilusionado exclamó, “Yay Manquesea eso.”Desde entonces, Gerardo Ramírez Arias, dejó de llamarse Gerardo y por el resto de su vida será conocido como Manquesea, el “manos milagrosas.”

Él nacio en Atenas, provincia de Alajuela, a los 7 años su familia emigró a Quiriman de Santa Cruz y finalmente hace 35 años él se estableció en Nosara. Hoy a sus 67 años recuerda como a los 15 comenzó a utilizar su “don natural,” como lo llama él. Manquesea llegaba a las mejengas de futbol en la cancha de Boquiado de Quiriman y ahí se encargaba de poner a curar a cuanto lesionado se presentaba durante el partido, montando tobillos, brazos, hombros y aliviando casi instantáneamente cualquier dolor.

Ramírez solo hizo el primer grado de la escuela. Las grandes necesidades en las que creció le impedían estudiar. Aun así y sin contar con un consultorio y sin mas equipo que una botella de crema para cuerpo, es preferido por muchos locales, por sobre grandes clínicas e ilustres médicos.

Su método es simple y práctico. Asegura que con solo ver a una persona sabe que padece, inmediatamente toma el brazo del paciente, palpa un músculo y diagnostica, “usted tiene “pega”” (es decir, algo que comió le cayó mal), o bien, “usted tiene estrés”. También diagnostica problemas del nervio ciático. Explica que el problema con este nervio proviene de no tratar el estrés a tiempo. Otra de sus especialidades es montar “zafaduras”, producto de golpes o esfuerzos excesivos.

Su fama de “sobador” ya traspasa nuestras fronteras y son muchos los extranjeros que acuden a él en busca de alivio. Según dice Ramírez los “gringos” lo buscan en gran cantidad, a veces en grupos, y es que a él no le toma ni 5 minutos quitar “ pegas”.

Mientras hacia esta entrevista, llegó un hombre Tico de 37 años en muy mal estado. El hombre se quejaba de dolores en todo su cuerpo, que no lo dejan dormir. Inmediatamente Manquesea toma el brazo y le dice, “Ay Papa, lo suyo es puro estrés y ya verá como lo dejo como nuevo”. Con sus gruesas manos masajea sus brazos, piernas, cuello y espalda. El gesto de profundo dolor casi lo puede sentir cualquier espectador. Los dedos de Ramírez presionan con fuerza la piel y en menos de 5 minutos el hombre se sacude y después de venir jorobado y quejumbroso, sale caminando alegremente, dando infinitas gracias, solo pregunta “¿Y cuanto le debo?”, a lo que Ramírez responde, “déme 3 mil o lo que quiera”.

Entre las recomendaciones que Manquesea tiene para compartir, dice que al primer síntoma de indigestión, hay que tomar el jugo de dos limones ácidos con un poco de sal, y que esto le ayudará a entonar su estomago y evitará que sus músculos se contraigan.

Para aquellos que gustan probar de algo diferente cuando se despiertan empachados, tal vez una visita al “manos milagrosas” sea suficiente. Ramírez vive en Barrio San Pedro cerca del Centro de Nosara y siempre está disponible con una sonrisa y los brazos abiertos.

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