Regional, Medio Ambiente, Sámara

Lector opina sobre sacrificio de Caballos en Samara

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Estimado editor,

 

Me sentí sumamente consternado al leer sobre la masacre de los 15 caballos que fueron capturados en Sámara el 17 de abril. Por un momento pensé que estaba en un país distinto, en donde matar es la respuesta, aún si involucra a personas de otros países; no en Costa Rica, país conocido por vivir en armonía con la naturaleza y sus diversas criaturas.

 

El Dr. Marín Esquivel del SENASA afirmó que los caballos fueron sacrificados porque “causan accidentes y defecan en las playas, siendo esto un riesgo para la salud pública”. Esto no tiene sentido. Siguiendo este razonamiento, ¿ahora van a sacrificar a todos los siguientes, que también ponen en peligro la salud pública?:

 

1. Perros, ya que defecan en las playas.

2. Personas, que también defecan en las playas.

3. Los niños pequeños, quienes a veces corren hacia la calle y los vehículos.

4. Los conductores que hablan por teléfono, envían mensajes de texto, comen o beben mientras manejan a toda velocidad por caminos repletos de curvas.

5. Los monos, ya que rocían orina y defecan en donde les plazca.

6. Aves, quienes aún no han aprendido a ir al baño.

 

Al parecer, algunas personas simplemente estaban sedientas de sangre y los pobres caballos se convirtieron en sus víctimas involuntarias.

 

El dinero gastado en la “Operación Sangre de Caballo” podría haber sido dirigido hacia formas de vivir en armonía con estas magníficas y gentiles criaturas. Por ejemplo, pudo haberse utilizado para colocar rótulos de transito en la vía indicando a los conductores disminuir la velocidad por los caballos (¿además, que tan rápido necesita uno conducir en Sámara? ¡Por Dios, no es la carretera 27 a Jaco!), en la limpieza de la playa y en la construcción de un refugio, entre otras cosas.

 

En lugar de buscar formas de vivir en armonía con la naturaleza, no dudaron ante la oportunidad de ejecutar esta monstruosa masacre, eso no los hace mejores que los “pescadores” de aletas de tiburón, los “cazadores” de marfil y rinocerontes y demás enemigos de la naturaleza que no tienen ningún reparo en tomar una vida.

 

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