Los privados de libertad que duermen en el “Semi” están distribuidos en dos módulos en donde pueden entrar y salir sin contención alguna. Los adultos mayores, aquellos con alguna enfermedad y quienes laboran en las áreas de cocina y aseo (que trabajan más horas) duermen en el módulo 2 pues es más tranquilo. A diferencia de muchos centros penitenciarios, las camas se ven bien organizadas, el espacio se limpia diariamente y no se observan afiches con mujeres sensuales en las camas.
En los tres meses que tiene Alvaro Jarquín de estar en el programa Semi Institucional de Nicoya, le ha sido muy difícil conseguir trabajo y costearse la vida afuera de las rejas. Trabaja en el corral picando caña y arreando el ganado, labor que no recibe incentivos como algunas otras. Su familia le ayuda para comprar cosas personales como la pasta de dientes o el jabón. Para regresar a Liberia los fines de semana muchas veces pide plata o un aventón en la calle principal pues no tiene como pagar
Después de la hora de almuerzo, Gerardo Perez y Francisco Betancourt esperan en fila en la entrada del galerón, donde reciben las herramientas y se reincorporan a sus labores atendiendo en las plantaciones de caña en los alrededores del centro. / After lunch, Gerardo Perez and Francisco Betancourt await in line to receive the tools and return to their duty at the surgarcane plantations surrounding the center.
Francisco Betancourt ingresó al centro el 17 de diciembre del 2014, pero este lugar no era desconocido para él, pues hace seis años ingresó por otra causa, cumplió su sentencia y volvió a delinquir. Esta vez su delito fue la venta de drogas. Betancourt aprovecha su receso para tomar café en el comedor, lugar donde los privados y funcionarios reciben cuatro comidas diarias.
A diferencia de los centros penitenciarios, en el Semi los privados de libertad gozan de 3 tiempos de comida y un menú que varía todos los días. Después de terminadas sus labores, los privados de libertad toman café y se hidratan con agua antes del partido de fútbol. / Unlike closed prisions, the "Semi" prisioners enjoy 3 meals per day and a menu that changes daily. After finishing their work, the inmates drink coffee and hydrate with water before the football game.
Julián Zúñiga solía ser vendedor ambulante de fruta en Santa Cruz. Aunque ha llevado talleres con el IAFA, sigue siendo drogadicto y fue condenado por venta de droga. Aún le quedan dos años de sentencia, pero debido a su reincidencia no sabe si se mantendrá en el programa o regresará a la prisión de Liberia, pues durante las fiestas patronales de Santa Cruz fue encontrado con droga en el bolsillo.
Diariamente los privados de libertad terminan su turno a las 2:30 p.m. Poco antes de las 3, ya están cambiados, con las zapatillas puestas y bola en mano para empezar el partido. A manera de catarsis, la mayoría desahoga sus frustraciones en esa cancha, aunque también algunos prefieren quedarse en las instalaciones descansando, leyendo o viendo televisión.
Alexis Picado Jiménez tiene cuatro hijos y seis meses intentando conseguir trabajo. Fue condenado por tráfico de drogas y vivió en la Reforma durante un año y tres meses. Trabaja cortando caña y recibe un incentivo de 20.000 a la quincena, dinero que le ayuda a pagar la pensión de uno de sus hijos. La realidad que vivió en la Reforma fue muy dura, “mucho sufrimiento,” dice Jiménez, quien considera que tras las rejas la vida es prestada, pues sabe que en cualquier momento se la pueden quitar.
En el “Semi” los privados realizan actividades ganaderas y agrícolas supervisadas por un funcionario. Quienes trabajan con la caña de azúcar y otras tareas como la cocina, reciben incentivos. Sin embargo, estas tareas son rotativas pues sólo son 20 quienes reciben esta retribución económica. Juan de Dios Abarca recoge la caña recién cortada para llevarla a la picadora donde será procesada posteriormente por el grupo de privados que trabajan con el ganado.
Ricardo Esquivel estuvo encarcelado en Liberia durante 26 meses por venta de droga en Tilarán. Allí durmió en el suelo durante ocho meses, se dedicó a estudiar y sacar séptimo, octavo y noveno grado del colegio. Su buen comportamiento lo trasladó a la unidad B1 de mediana seguridad y luego le ayudó a salir y optar por el beneficio de cumplir su condena fuera de prisión. Esquivel dice que nunca valoró la libertad que tenía hasta que la perdió y tuvo que luchar por recuperarla.
Durante los cuatro meses que tiene Mauricio Gutierrez de estar en el “Semi,” ha visto unas doce personas desertar, privados que no saben manejar el cambio emocional, el vicio, ni los beneficios de estar afuera. La parte familiar también se vive de una manera muy cruda, según cuenta, ya que en este momento no pueden ayudar a su familia económicamente.
Rolando Calvo Agüero fue condenado a 5 años por tráfico de droga en el 2012. Estuvo un año y dos meses en la prisión Calle Real de Liberia, y estuvo afuera durante otro año y tres meses hasta que no avisó que había cambiado su domicilio, error que le costó su libertad y tuvo que reingresar al Centro Semi Institucional. Luego de dos meses en el “Semi”, firma su salida en la oficina de Aura Salas, directora del centro.
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