Santa Cruz

Llegada de marina a Flamingo exige transformaciones viales en Santa Cruz

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La construcción de la marina de Flamingo ya inició. Las dragas y las vagonetas metidas en la playa evidencian la puesta en marcha de las obras.

Los trabajos forman parte de la primera etapa de la marina, que está prevista para concluir a finales del año 2021, con unos 140 puestos de atraque y un edificio para locales comerciales y apartamentos para alquiler. 

El proyecto atraería a cientos de turistas, pero aprovechar sus beneficios dependerá de qué tan eficiente sea la municipalidad en solventar problemas de localidades cercanas como Flamingo, Potrero y Brasilito.

La infraestructura vial es el primero de esos problemas. Para llegar a la marina hay que cruzar puentes sin barandas o a solo un carril, o tomar una única vía alterna que está llena de huecos o que se pone imposible de transitar durante el invierno. 

En eso coinciden regidores, asociaciones de desarrollo, los mismos desarrolladores del proyecto y hasta la alcaldía. 

Esa coincidencia de criterios no es casualidad, se trata de un problema que aqueja al cantón y a las comunidades desde décadas atrás, y que, aún sin la marina erigiéndose a lo lejos, urge ser atendido por la municipalidad y el gobierno central.

El gerente de ventas de la Marina Pez Vela, en Quepos, Puntarenas, Scott Cutter lo explica así: los turistas llegarán con sus barcos a los puestos de atraque pero no se quedarán ahí, recorrerán las playas, comerán y se hospedarán en los hoteles. “Si las calles, los parqueos y el fluido de tránsito es un caos, tarde o temprano los barcos van a huir”. 

Cutter habla desde la experiencia de trabajar en una marina que opera hace nueve años y es la más grande del país. 

A la atención del tema de infraestructura se le suma, además, la necesidad de tener personal calificado y bilingüe. 

Empecemos por las calles

El puente que se ubica en la entrada de Brasilito es de una sola vía. La escena habitual en épocas festivas —y no tan festivas— es la de filas con decenas de carros a cada lado esperando su turno para pasar.

Si colapsa en días normales, ahora con la marina…”, dijo el regidor Jorge Leal, en una sesión del concejo municipal.

Atravesarlo es necesario para llegar, por la principal ruta de acceso, al sector de Flamingo y Potrero, donde justamente se construye el nuevo proyecto.

La alcaldesa de Santa Cruz, María Rosa López, explicó que “afortunadamente”, ya tienen una solución para ampliar el puente y “saldar un pendiente que tenían con la comunidad”.

En marzo del 2020 iniciará el reemplazamiento del viejo puente por uno nuevo a dos vías, a causa de un convenio interinstitucional entre la Asociación de Desarrollo Integral de Playa Brasilito, Inder, Conavi, MOPT, Municipalidad de Santa Cruz y Presidencia de la República.

La inversión tiene un costo de ¢700 millones que donaron entre las diferentes instituciones. La muni aportó ¢103 millones del total.

López aseguró que mientras estén construyendo el puente, todos los vehículos que estén viajando por esa ruta serán desviados por un camino alterno llamado “La borrachera”, paralelo a la ruta actual.

Otras obras también necesarias no corren la misma suerte que el puente de Brasilito. Tal es el caso del puente que se ubica a 1,5 km de la entrada principal de Potrero sobre la ruta nacional 911. 

El puente colapsó en octubre, cuando se le hicieron unos huecos más anchos que la llanta de un vehículo liviano. Fue reparado, pero solo superficialmente.

400Cantidad de empleos que generaría la marina con todas sus etapas operando

Esta es una obra urgente pero nos tienen en abandono. Santa Cruz necesita poner un equipo de trabajo conectado con Conavi y MOPT, porque pareciera que nadie sabe qué está haciendo el otro”, se quejó la presidenta de la Asociación de Surfside, de playa Potrero, Lindsey Cantillo.

Otro de los puentes que requiere intervención está a la entrada de Flamingo, y al ser de una sola vía, complica el alto tránsito vehicular de la zona.

En este caso, la alcaldesa fue enfática en que están conscientes de la necesidad de intervenir ambas obras, pero que todavía no lo han podido contemplar entre el presupuesto municipal.

El otro problema es que la única ruta alterna que conecta Tempate con la comunidad de Potrero es de lastre y se vuelve intransitable para vehículos livianos durante el invierno.

Esa ruta, en óptimas condiciones, dotaría de otro acceso a la marina además de la vía principal.

“Hay una propuesta de mejora, pero nada concreto. Hay que pensar en habilitar estas vías no solo por el tema marina sino también porque no estamos exentos de un desastre natural. Pero ojalá que la marina sea la excusa”, comentó el síndico Arcadio Carrera.  

La empresa a cargo de la concesión, Marina Flamingo Development Group, no tienen un plan ni convenio de mejora de infraestructura más allá del desarrollo de la marina como tal, confirmó su representante legal Max Arata. 

Arata recordó que la empresa está comprometida al pago de permisos constructivos y de canon por la concesión, que solo en el último año les obligó a pagar unos $20.000 a favor de la muni.

Es importantísimo que la municipalidad ejecute satisfactoriamente los fondos presupuestados cada año, no podemos permitir que se vayan a superávit”, agregó Arata.

En este punto, la alcaldesa enfatizó que ese dinero entra como recursos libres municipales, y que, si bien están pensados para ser reinvertidos en los pueblos cercanos a la marina prioritariamente, también podrían ser destinados a la mejora de obras de otras partes del cantón.

Más empleo

Lejos de la infraestructura vial, la formación de personal es un tema pendiente. “Queremos que los puestos de trabajo que genere la marina se quede entre los guanacastecos”, dijo el regidor Omar Cruz. 

Para lograr eso, los desarrolladores y la municipalidad establecieron una alianza con el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) para formar a trabajadores en puestos exclusivos que nacerán a partir de la marina, como dispensadores de gasolina, hasta puestos más convencionales en áreas de recursos humanos y atención al turismo. Ninguno de estos planes se ha desarrollado todavía. 

“Al final lo que hay que lograr es que la comunidad se sienta orgullosa de tener la marina y entender que el proyecto no es solo para los dueños de los barcos”, concluyó Cutter.

 

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