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Los Cubanos que alzaron vuelo

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Esta isla es una prisión abierta. 90% de los cubanos, como yo, nos queremos ir de aquí, pero no podemos” me comentaba Luis, el chofer que nos llevó a conocer Cuba en su clásico Dodge de los años 50.

Muchas de las personas que conocí en mi viaje a Cuba, en marzo del 2014, tenían el mismo sentimiento. Todos querían salir de la más grande de las Antillas Mayores. ¿Pero, cómo no? A pesar de su belleza, que por partes parece caerse a pedazos, de su música, un sonido mágico y alegre que se escucha en cada rincón de la isla, y de la calidez de su gente, los cubanos luchan cada día para conseguir los artículos más esenciales para subsistir.

Un profesional, sea piloto o doctor, gana 1200 pesos cubanos al mes, lo que equivale a $50 americanos, cantidad insuficiente para una vida digna, y es la razón por lo que tienen que jugársela para poder recoger más dinero y hacerle frente a la vida.

¡Tiranos! Fidel, Raúl y su cúpula son los responsables de cortarle las alas no sólo a Luis, pero  a cientos de miles de cubanos que hoy sólo pueden soñar con un pasado, un presente y un futuro distinto al que se les antojó dictar a esta “élite”, que con hipocresía,  viven sus vidas personales como la burguesía que tanto deseaban arrancar de raíz sus mentores Marx y Engels.

Hoy, Costa Rica, con su gente amable y cordial, acoge y abraza a más de ocho mil cubanos que decidieron abrir sus alas y escapar de aquella isla que aplastó sus sueños, arriesgando su vida al cruzar fronteras, ríos y montañas desde el Ecuador, país al que lograron escapar de Cuba al no necesitar visas, para llegar a su destino añorado, los Estados Unidos, la tierra de las oportunidades que Cuba les negó.

Estos cubanos determinados a alzar vuelo y cambiar su futuro, debieron dejar a sus familias atrás, o las llevan al hombro, y cargan consigo sus únicas posesiones, de las cuales muchos se han aprovechado en su pedregoso camino.

Tristemente, los obstáculos de su travesía continúan, y en estos momentos se encuentran varados en nuestro país cientos de almas que claman por una mejor vida, y que hoy se encuentran  encallados en 37 albergues que abrió nuestro gobierno, por la inflexibilidad de países hermanos que no les han permitido continuar su rumbo.

Sin embargo, gracias al trabajo incansable de nuestras autoridades, parece que ya existe un acuerdo multinacional para ayudar a los isleños a continuar su rumbo al inicio de este nuevo año.  

Don Julio Maria Sanguinetti, expresidente de Uruguay, una vez dijo “Donde haya un costarricense, esté donde esté, hay libertad.” Como costarricense y ciudadana del mundo le pido a Raúl y Fidel que no corten más alas y que le quiten el candado a esa jaula que han creado, para que los cubanos puedan alzar vuelvo en su propio país y forjar su destino con esfuerzo y creatividad.

¡Qué Dios bendiga a Cuba y sus habitantes, y que un próximo amanecer, irradie justicia, igualdad y libertad para nuestros hermanos latinoamericanos!

 

 
 

 

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