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Los economistas explican por qué debería importarnos la economía (y los robots son parte de la explicación)

¿Cómo será la economía de los países cuando los robots sean más inteligentes que las personas?, ¿en qué debería transformarse la agricultura extensiva en un panorama de cambio climático?, ¿por qué las mujeres deberían entrar cada vez más al mercado laboral?

El sábado 2 de julio, La Voz de Guanacaste reunió a 12 cabezas jóvenes y brillantes de la economía nacional, en el Golden Valley School, para contestar a preguntas como estas, cuyas respuestas afectan no solo a los pensadores o los políticos, sino también a todos los que no sabemos contestarlas.

A continuación, un recuento de algunas respuestas y otras preguntas más:

1. ¿A quién le importa que las mujeres entren al mercado laboral? A todos. La respuesta pareciera ser simple, pero en la práctica no lo es tanto: un 73% de los hombres están integrados al mercado laboral remunerado mientras solo un 45% de las mujeres lo está, explica la economista especializada en economía familiar, Laura Blanco. Eso es preocupante porque, según las últimas estimaciones del Estado de la Nación, si todas estas mujeres percibieran un ingreso por su trabajo, el Producto Interno Bruto (la producción del país) aumentaría en un 40%. Los estudios muestran que, además, esos ingresos que reciben las mujeres suelen repartirse mejor entre la familia que cuando los reciben los hombres. Es hora de que las empresas comiencen a pensar en formas de integrarlas.

2. ¿Cómo se verá la agricultura en el futuro? La clave está en la calidad del producto y en la cantidad de agricultores. Para la economista y especialista en temas ambientales Milagro Saborío, la próxima revolución de la agricultura será contra todas las formas que conocemos, pues actualmente se aumentan las producciones sin importar la calidad de las tierras y en el uso excesivo de agroquímicos. Los cultivos extensivos de café, según sus estimaciones, irán disminuyendo para darle paso a una nueva generación de agricultores preocupados por la buena calidad de sus productos. “Quienes están ganando premios por su café a nivel internacional le dedican tiempo a su café y para ello se necesitan cada vez más agricultores, no menos”.

3. Las economías rompen la tradición. Algunos negocios llegan al país y rompen con los esquemas tradicionales que conocíamos. En vez de ir a hospedarnos a hoteles, las personas estamos prefiriendo ir a hospedarnos en casas particulares que ofrecen sus servicios mediante Air BnB, una plataforma en línea que pone en contacto a las personas. En vez de llamar un taxi, llamamos un Uber: un chofer particular con quien nos comunicamos por medio de una plataforma tecnológica. Esas pequeñas acciones nuestras también transforman a la economía, pues los Gobiernos deben comenzar a pensar en nuevas formas de obtener recursos (impuestos) desde estas plataformas que, por ahora, siguen siendo informales. En ello coincidieron los economistas Alejandro Brenes y Álvaro Ramos.

4. Invasión robótica. ¿Qué pasará cuando los robots sean más inteligentes que el resto de la humanidad? A ese momento, los teóricos le han llamado la “singularidad tecnológica”. Pero antes de que eso suceda, vendrán otros cambios más palpables. Por ejemplo, la inteligencia artificial podrá sustituir rápidamente a los humanos en tareas como la contabilidad o el servicio al cliente, propone el Superintendente de Pensiones Álvaro Ramos. “A mí lo que me preocupa es que el Gobierno ha enfocado sus esfuerzos en proveer servicios de oficina a las transnacionales y ese tipo de especialidades serán las más sencillas de sustituir con inteligencia artificial”.

Sistemas financieros en jaque. Los sistemas de préstamos para emprendimientos innovadores se están quedando atrás. Es decir, el principal activo de los bancos comienza a peligrar, propone el economista chileno y emprendedor, Felipe Symmes. Los préstamos entre las personas, sin intermediarios, son más eficientes y también benefician más a la sociedad, dice él. ¿Qué banco financiaría un emprendimiento social sin tener claro que generará frutos en el futuro? Sin embargo, un inversionista privado, preocupado por la salud de la sociedad, lo hará con mayor agilidad. ¿Están los bancos en riesgo por no asumir el riesgo? Esta es una de las tantas preguntas que se contestarán solo con el tiempo.

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