Vida y salud

María Magdalena: historia de un intento de femicidio

This post is also available in: English

Quedé embarazada a los 15 años de un novio de 19, hace 16 años. Él se pasó a vivir conmigo y con mi mamá cuando yo cumplí la mayoría de edad y comenzó a agredirme. Mi mamá al principio me decía que ese hombre podía llegar a matarme, pero yo seguía ahí con él y ella no se volvió a meter. Volví a quedar embarazada y comenzamos a alquilar.

Afuera, a él lo veían como una persona muy humilde y muy callada, pero él ocultaba quién era en realidad. A veces se iba un mes de la casa, pero si me veía en la calle me despedazaba toda la ropa y me dejaba así en la pura calle para que yo tuviera que buscar la casa. Así pasé 14 años hasta que no pude más.

Comencé a ir a un curso de formación humana del Inamu, aquí en Nicoya, cuando él y yo nos separamos como ocho meses. Yo antes de eso juraba que la agresora era yo porque él me decía: “yo no la toco si usted no me toca”. Y empezaba a decirme cosas hirientes para que yo lo empujara. Eso bastaba para que me golpeara al frente de todos mis hijos.

Durante años, yo ponía la denuncia y la quitaba por miedo. Una vez estuvieron a punto de meterlo a la cárcel y yo le quité la demanda porque yo me veía embarazada y pensaba “¿yo qué voy a hacer sola, sin estudios, con tres niños?”.

Pasaron ocho meses y él regresó a buscarme, a decirme que iba a cambiar, pero yo ya había aprendido a valerme por mí misma con lo que me habían dicho en los cursos del Inamu. A mí ya me gustaba ver que yo podía comprar mi propio juego de sala o llevar a los chiquillos a comerse un helado. Yo había decidido no volver con él y se lo dije.

Él me abrazó, me metió a la casa mientras yo caminaba obligada hacia atrás y me metió un puñal. Me apuñaló cinco veces. Hasta me perforó un pulmón. Las chiquitas salieron gritando de la casa y llegaron los vecinos. Yo salí a como pude y cuando me desperté, ya estaba en el hospital. Ahí mismo puse la demanda. Él huyó durante un año y hace casi un año se entregó a la policía.

Ahora yo tengo una panadería aquí en mi casa, en Nambí, porque me gané unos fondos de un concurso del Inamu.

Yo cuento esta historia porque sé que otras mujeres pueden estar pasando lo mismo y aunque saben que pueden denunciar, tienen miedo o simplemente no quieren por temor a perderlo. Yo no puedo juzgarlas, pero les puedo jurar que de ahí se puede salir, ojalá antes de llegar al hospital.

María Magdalena contó su historia, pues sabe que muchas mujeres pueden estar pasando lo mismo y les da miedo salir a denunciar.

Comentarios