Derechos Humanos

Moisés Cordonero: el nicoyano al que no le tiembla el pulso para levantar su bandera gay

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En marzo nos dedicamos a buscar a gays y lesbianas que estuvieran dispuestos a ser entrevistados y fotografiados. Cuando los invitamos, sus respuestas eran un popurrí de excusas: “mi pareja no está de acuerdo en hacerlo público”, “me da miedo por mi trabajo”, “tengo un hijo y no quiero exponerlo”,  “trabajo en un colegio y me podrían despedir”, “algunos en mi familia todavía no saben”, “yo podría, pero no me tomen fotos”…

Con 27 años, el nutricionista Moisés Cordonero no tuvo miedo de hablar sobre su orientación sexual. Lo tiene tan claro que a los 16 años salió del closet. “Fue durillo. La verdad me hicieron mucho bullying”, recordó.

Al nicoyano todavía le duele acordarse de que en un retiro espiritual del colegio ningún compañero quiso dormir con él en la misma habitación. Él, en vez de deprimirse,  trató de darles tiempo para que lo fueran aceptando. Sus papás, en cambio, lo apoyaron desde el principio.

Ahora, tiene su consultorio nutricional en el centro de Nicoya, da clases de dance fitness y asegura que en ningún momento ha sido discriminado por sus pacientes.

Pueblo chico…

Para Cordonero, tener una orientación sexual diferente es difícil, pero en una zona pequeña como Nicoya es mucho más complicado. “Muchas veces pensé que acá no podía ser yo”.

El nicoyano anhela que el cantón tenga espacios para la población LGBTI, como alguna cafetería o un salón comunal para reunirse, compartir sus historias y dar apoyo psicológico a otros gays de la comunidad que hayan tenido problemas con su familia y la sociedad.

Conocer chicos también resulta complicado en Nicoya, aunque ahora se las ingenia con algunas redes sociales como Facebook, Grindr y Tindr, en las que hay más chance de empezar a conocer nuevos amigos.

Los guanacastecos con orientaciones sexuales diversas tampoco no realizan ninguna marcha en junio para celebrar el Día Internacional del Orgullo LGBTI; sin embargo, Cordonero planea ir a la de San José, por primera vez. Dice que vestirá una camisa con los colores del arcoiris y el nombre de Guanacaste, con la esperanza de que algún día pueda levantar esa bandera en las calles de Nicoya.

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