La Municipalidad de Nicoya realizó una investigación interna por la sustracción de ¢3,8 millones del departamento de tesorería y presentó una denuncia ante el Ministerio Público, así como un informe ante la Contraloría General de la República (CGR).
El alcalde Marco Jiménez aseguró que el responsable es un trabajador del municipio que ya tienen identificado. Según explicó el jerarca, las dos funcionarias de tesorería enviaban a ese y a otros compañeros a depositar dineros y dos de esos depósitos no se registran en las cuentas municipales.
El departamento de contabilidad detectó el faltante el pasado viernes 29 de marzo. Las funcionarias de tesorería revisaron las cuentas y notaron que el dinero correspondía a pagos que le habían encomendado a un funcionario. Los hechos ocurrieron entre febrero y marzo, según la versión del alcalde.
Ese mismo viernes, según el alcalde, el funcionario renunció luego de que se detectara el faltante de dinero. “Él presentó su renuncia porque quedó claro que había faltado con su deber y por haber actuado incorrectamente”, dijo Jiménez.
Estas muchachas [las de tesorería] confiaron en una persona, que ha sido una costumbre, y obviamente vamos a cambiar la dinámica rudimentaria y ahora lo haremos con mayores controles”, aseguró el alcalde, indicando que las funcionarias de tesorería no son responsables del robo.
La administración reubicó a las dos funcionarias del departamento de tesorería, Karolina Guevara y Gina Gómez, en los departamentos de proveeduría y presupuesto. Además, nombró a una funcionaria interina como tesorera municipal.
Mediante un oficio el 1 de abril, el alcalde solicitó al concejo municipal autorizar al director financiero, Ernesto Baltodano, y a la tesorera municipal interina, Verónica Vázquez, para que realicen trámites tanto en las cuentas bancarias del municipio como en los fondos municipales para continuar con los pagos.
Los regidores, a excepción de Carlos Medina, lo aprobaron.
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