Don Oliver Rodríguez tiene ya casi un mes de contemplar los estragos que dejó Nate tras el paso por su negocio de caña de azúcar. Más del 50% de su plantación se redujo a ramas que yacen en el piso y que le dejaron unos ₡6 millones en pérdidas, según sus propios cálculos.
Le tomará más de un año a él, dueño de DulceTico, recuperar el cañal al que le ha dedicado más de 70 años de su vida. Por esta razón, decidió acudir al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) por ayuda.
En el MAG; sin embargo, apenas están repartiendo semillas a los productores afectados por el huracán Otto hace casi un año.
La tormenta tropical Nate afectó a miles de personas en la Región Chorotega. Con su paso, ahogó plantaciones, apiarios y ganado que, en muchos de los casos, no será posible recuperar hasta dentro de al menos un año, según los cálculos de los mismos productores.
La lista de necesidades básicas que el Instituto de Desarrollo Rural (INDER) considera que debe brindar a los productores Guanacaste no es modesta: abonos, plaguicidas, semillas, alimentos para animales, materiales para la producción agropecuaria, herramientas, equipo agrícola, entre otros.
Pero antes, necesitan de los análisis de daños realizados por el MAG pues, una vez pasada la alerta amarilla, no se considera emergencia de primer impacto, por lo que es necesario una valoración de las fincas afectadas antes de pedir un monto para donaciones a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y distintas instituciones públicas.
En esto coinciden el Consejo Nacional de Producción (CNP), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el INDER, cuyas acciones de apoyo están en espera del veredicto del MAG.
El ministerio tiene hasta 90 días de gracia para levantar el informe. Sin embargo, ante tan significativa devastación, el presidente Luis Guillermo Solís les solicitó levantarlo en no más de un mes.
El ingeniero Óscar Vásquez Rosales, director Regional del MAG en Guanacaste, se ha dado a la tarea de visitar todas las fincas con ayuda de otros funcionarios del MAG, el Comité Nacional de Emergencias (CNE), el Servicio Nacional de Agua, Riego y Avenamiento (Senara) y el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), para evaluar los daños o pérdidas totales de cultivos.
Según sus evaluaciones preliminares estiman que de las 106.000 hectáreas que se reportaron como inundadas, al menos 45.000 se vieron afectadas.
“No todo que se inundó inicialmente sufrió pérdida definitiva. Se puede inundar el cultivo pero luego hay que ver si efectivamente la tormenta lo destruyó”, explica el ingeniero.
Los cultivos que sufrieron mayores daños fueron: pasto, hortalizas, caña, melón, papaya, sandía y granos básicos como el arroz, frijol, maíz.
Vásquez destaca que dentro de las zonas más afectadas de la Región Chorotega están Bolsón y Ortega de Santa Cruz, Filadelfia y Sardinal de Carrillo, y las partes bajas de Nicoya, Cañas y Bagaces.
En Sardinal, la Cooperativa Coope Cerro Azul, productora de naranja y café, contempla aproximadamente ₡8 millones perdidos tras la caída de 1.000 metros cuadrados de invernadero.
En Hojancha, Coopepilangosta destaca que, aunque las pérdidas en café no fueron tantas como esperaban, en algunas fincas perdieron hasta un 15% de sus cultivos.
Nada de esto le viene de gratis a los productores, muchos amarrados con créditos bancarios que ahora no tienen cómo respaldar.
Parte de los estudios del MAG se realiza para averiguar si el productor tiene un crédito aprobado, para certificar que el productor fue afectado y solicitar al banco una readecuación de la deuda.
Sin embargo, será hasta por lo menos la primera semana de noviembre que el MAG concluya el informe de daños para presentarlo al Ministro.
Este luego deberá enviarlo a la CNE para que realice un plan general para la atención de la emergencia, el cual es necesario realizar antes de asignar un monto de ayuda a cada unidad ejecutora, que son quienes compran los insumos para la recuperación del material perdido.
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