Jeff Chajii viajó desde El Silencio de Tilarán hasta Nosara para marchar en la segunda edición del Nosara Pride. Recorrió 171 kilómetros para llegar hasta aquí, a unas cuatro horas en carro. Para él, cada kilómetro y cada hora tienen un propósito: alentar a otras personas de las comunidades rurales a que hagan lo mismo.
Este es el segundo año consecutivo que el colectivo Nosara Pride organiza una marcha del orgullo en la comunidad. También es el segundo año en que Nosara es la única comunidad de Guanacaste toma las calles para visibilizar a la población sexualmente diversa y celebrar sus orientaciones e identidades.
En esta edición, quienes organizan la marcha quisieron superar un reto que identificaron el año pasado: involucrar a más personas oriundas de Guanacaste, invitar a colectivos de la provincia e incluir insignias locales como bombas y bailes folclóricos.
“Si bien es cierto, el pride es un evento inclusivo donde queremos recibir a todo mundo, es importante hacer impacto donde estamos, en Guanacaste”, comenta Roberto Acuña, uno de los organizadores del Nosara Pride.
Chajii coincide. A sus diez años, a escondidas, Chajii le pedía a Dios que le gustaran únicamente las mujeres para así cumplir con las exigencias de la iglesia a donde lo llevaban sus papás. Hoy camina convencido de la importancia de mostrar la diversidad sexual en las comunidades rurales del país.
“Es importante motivar a otros lugares de la provincia a tener su marchas donde más personas puedan asistir y que no se vean limitadas por no tener cómo ir. Yo supe como de cinco personas de mi cantón que querían venir, pero no pudieron”, cuenta Chajii.
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A las 2:30 inicia la marcha. El recorrido inicia en la plaza de deportes de Nosara y avanzará hasta playa Pelada. Cinco kilómetros con un calor punzante.
A pesar de los esfuerzos de la organización por involucrar a más locales, el grupo sigue siendo mayoritariamente de personas extranjeras. Eso sí, a todas las personas las une el orgullo: agitan sus banderas LGBTIQ+ y lucen sus atuendos alusivos a la diversidad, que se entremezclan con insignias guanacastecas.
“¡BOMBA! Guanacaste es de la patria por su propia voluntad, y en su historia vive el canto del amor en libertad. ¡Uyuyuy bajura!”, enuncia las camisas de los y las participantes, que el Nosara Pride diseñó.
Chajii va en medio de la gente. Da pasos cortos mientras ve con curiosidad hacia todo lado. Su cara refleja una expresión entre la timidez, el nerviosismo y la ilusión de estar viviendo por primera vez una marcha del orgullo en su provincia.
En su sombrero hay una banderita de la diversidad y su maletín lo cubre otra más grande. Dentro del bulto lleva más de 600 condones y 21 lubricantes que trajo para repartir gratuitamente a hombres y personas trans tengan para que tengan relaciones sexuales más seguras.
Trae los preservativos como representante de la Asociación Demográfica Costarricense, una agrupación dedicada a promocionar la salud sexual y defender los derechos sexuales y reproductivos de la población.
La organización de la que forma parte es una de las que se sumaron a participar de la marcha junto a Amor a la Diversidad de Tila y la Colectiva Feminista de Nicoya, ambas agrupaciones de Guanacaste.
“Guanacaste es una provincia donde se vive mucho machismo, donde muchos hombres discriminan y personas que vienen aquí sufren bullying por demostrar lo que ellos sienten. El amor no tiene que ocultarse. Usted es como usted es”, comenta Fiorella Guido, una de las integrantes del Colectiva Nicoya Feminista.
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En San José, el otro lugar donde ocurre una marcha de la diversidad, el recorrido es entre edificios y tiendas. En Nosara, las personas caminan con sus vestuarios y unos pocos carteles entre casas y construcciones.
Son pocas las consignas, pero eso no opaca la presencia de sus cantos y voces. La música, los pitos de los carros que muestran su apoyo y alguno que otro grito guanacasteco alertan a los vecinos de que algo está sucediendo en Nosara.
Este año la organización del pride aumentó dos kilómetros el recorrido con la idea de que la caravana cruce el centro de Nosara y tenga más impacto en la comunidad local.
Durante el recorrido, curiosas y curiosos se asoman por las puertas o salen a las fachadas de sus casas para ver el desfile y aprovechan para grabar con sus teléfonos celulares.
Para Chajii, caminar entre las casas le permite romper el tabú de que la diversidad solamente se ve en el Valle Central y que es algo ajeno a las comunidades rurales.
“Las familias pueden ver que las personas diversas están en su misma comunidad. No es algo que está lejos de sus vidas o que solo ven en televisión. (…). Las familias en Nosara nos ven marchar y eso nos permite acercarnos más a la comunidad”, reflexiona.
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La marcha hace una parada en el Rinde Más. Ahí presencian una presentación la agrupación de baile folclórico Kumbala y la de hip hop, Kumbala Urban Explotion de Nosara.
Rápidamente el parqueo que suele estar ocupado por tuk tuks fue invadido por los trajes típicos de las y los adolescentes de Kumbala. La caravana, junto a clientes y personas trabajadoras del establecimiento, formaron un medio círculo y con sus celulares registraron las actividades culturales.
Kumbala está aquí porque la muni patrocinó el bus que les trajo, pero ningún representante del gobierno local asistió.
“Esto [la participación de Kumbala] fue enviado al concejo municipal y el concejo aprobó la participación [de la agrupación] (…) Nos encantaría un poco más participación política, pero estamos conscientes que estos cambios son paso a paso”, dijo Acuña.
Al terminar la presentación del grupo folclórico, entre las bailarinas abrió paso la drag Monserrath Graham agitando las alas de su vestuario de mariposa Morpho. Llegó desde Tamarindo y su espectáculo puso a cantar a más de una persona.
Acuña aprovecha para recordar que la organización tenía a la venta camisas del Nosara Pride.
“La idea es crear un fondo que lo podamos ir utilizando para el pride del próximo año pero también nuestra idea este año que ya somos más (miembros del colectivo Nosara Pride) es tener una agenda más diversa durante el año: hacer más conversatorios, más espacios, más comunidad”, explica Acuña.
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Tras cinco kilómetros de caminata, el movimiento concluyó en playa Pelada. Ahí los recibió el restaurante Olga’s con un DJ, shots de cortesía y guirnaldas alusivas a la diversidad. Unos aprovechan para bailar y tomarse una cerveza mientras que la mayoría se dispersa por la playa con sus atuendos coloridos.
“Me motivó mucho venir de una zona rural de la que me ha costado mucho poder aceptarme y respetarme como persona. Creo que si puedo dar una visibilización desde donde vengo en una marcha como estas, otras personas se pueden motivar a sentirse más seguras y aceptadas”, dice Chajii frente a la playa, a las 5:30 p.m., después de casi tres horas de lucir la bandera de la diversidad por las calles de Nosara.
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