Ricardo Castillo Malespín, 63 años. De cinco hermanos, Ricardo Castillo fue el único que quiso aprender el oficio de su padre como relojero. Desde los 12 años visitaba diariamente el taller de su padre donde aprendió el oficio y se especializó en la relojería mecánica.
Dagoberto Juárez Jiménez, 78 años. Dagoberto Juárez trabaja como sastre en el Mercado de Nicoya desde hace 14 años. A pesar de que hay otros sastres en Nicoya. Juárez, quien tiene 78 años de edad, se especializa únicamente en hacer y arreglar pantalones, pegar zippers, ruedos y cintura y espera trabajar en ese oficio hasta que su salud se lo permita.
Diómedes Silva de 56 años es de Corralillo de Nicoya, y trabaja confeccionando sombreros guanacastecos en la misma casa donde nació el “Taller Poco a Poco”. A sus 22 años, viviendo en San José, aprendió de mecánica de máquinas y más tarde, cuando regresó a Nicoya, se vio en la necesidad de dedicarse a este oficio, pues se quedó desempleado con cuatro niñas que mantener.
Maria Enriqueta Villagra es a quien recurren los vecinos de la reserva indígena de Matambú si de medicina natural se trata. La curandera de 60 años, puede recitar en segundos las propiedades de una lista larga de hierbas y plantas medicinales que curan la fiebre, la indigestión, diarrea y hasta ayudan expulsar piedras en los riñones.
A finales de los 60s, Castillo Malespín encontró un curso de relojería electrónica por correspondencia el cual llevó por siete meses, recibiendo una carta por mes. Así mismo empezó reparando los relojes calculadora y, hoy en día, se especializa en relojería mecánica y electrónica.
A pesar de haberle enseñado a unas 10 personas, Manuel "Gato" Mondul es el único talabartero con un local en Nicoya y trabaja de 7:30 a.m. a 7:00 p.m., confeccionando a mano todo tipo de encargos en cuero como pantuflas, monturas, maletines, entre otros.
Alexis Silva Carrillo de 64 años es un adulto mayor de la zona de Corralillo que aún trabaja la elaboración de utensilios de cocina a base de jícara. En años anteriores, cuando no había tanto plástico, se utilizaban los huacales para servir bebidas, pascones para lavar el arroz o cucharas para majar los frijoles.
Desde niña, Doña “Queta” se interesó por el bienestar y la salud propia y de los otros. Con tan sólo 9 años viajaba a uno de los cerros aledaños, donde aprendió las técnicas de sobar de otra curandera llamada María Jesús Ávila ("sobar" es estimular el sistema linfático para curar el empacho o indigestión). A los 11 empezó a ganar sus primeros pesos.
Manuel “Gato” Mondul de 50 años trabaja como talabartero en San Martín de Nicoya. Su primer trabajo fue en la zapatería de su padre en San José. Sin embargo, nunca le gustó ese oficio y cuando llegó a Nicoya hace más de 30 años decidió dedicarse al trabajo en cuero.
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