Nicoya

Plaga de zancudos reduce el 30% de la producción ganadera de Nicoya

Las paredes en las casas de las comunidades de San Antonio, Quebrada Honda, Pozo de Agua y Tempisque de Nicoya están negras desde marzo. No es pintura, sino una plaga de zancudos que obliga al encierro a casi todos sus habitantes y que ha afectado al ganado de tal forma que ya redujo la producción ganadera en 30%.

Así lo confirmó a La Voz de Guanacaste el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).

El fenómeno es ocasionado por una combinación entre la marea alta, la sedimentación de los humedales en el Tempisque, la sequía y el fenómeno de El Niño. Estos factores crean lagunas de agua estancada que hacen criaderos gigantes de zancudos de marea. La plaga ocurre cada cinco años, acorde al ciclo de sequía. 

Estos factores crean una desestabilización en el ecosistema del río que provoca que los predadores naturales de los mosquitos, como las aves e insectos, dejen de llegar, y la reproducción de criaderos se acelere más, explica el encargado de la región Chorotega del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), Nelson Marín.

Los zancudos de marea, en especial, se reproducen rápidamente y trabajan en grupos. Actúan tanto de día como de noche y tienden a adherirse a las paredes de las casas y establos en los que haya mamíferos o aves cerca. 

La jefa del Área Rectora de Salud en Nicoya, Zinnia Cordero, afirma que la plaga no transmite el dengue, por lo que no tiene relación con los números de contagios por de esta enfermedad. 

Cordero explica que el verdadero problema es que el zancudo es resistente a los químicos y su tipo de ataque es tan fuerte y constante que afecta psicológicamente a sus víctimas. 

En el sector ganadero, por ejemplo, hacen imposible para el trabajador estar ordeñando a la vaca porque tiene que sufrir constantes piquetes. También frustran al ganado por el ataque constante y las vacas dejan de producir leche. 

El líder comunal y habitante de la zona Wilmar Matarrita, dice que la crisis afecta a unas 3.000 familias en toda la bajura del Tempisque, evitando que puedan salir con normalidad de sus casas. Esto se suma al hecho de que los trabajadores de las fincas no pueden salir a trabajar en otras actividades en el cantón por la crisis del covid-19.

La crisis está afectando a las familias más pobres de las comunidades y nos está dejando sin empleo”, relata Matarrita.

Como este mosquito puede viajar a más de 70 kilómetros de distancia de su criadero, la plaga, aunque con menor fuerza, llega al centro de Nicoya, Nandayure y Santa Cruz, afectando también la producción de estas regiones, afirma el director regional del MAG en Guanacaste, Óscar Vásquez.

El MAG está realizando visitas en las fincas afectadas para comprender a mayor profundidad el impacto que la plaga está provocando para las fincas del cantón y a la economía de los finqueros. 

“El sector afectado [por la plaga] representa alrededor del 30% del producto ganadero de todo el cantón. (…) Con esto del zancudo, y el efecto del covid-19 se espera que haya aún más grandes pérdidas en el sector ganadero del cantón”, enfatizó el jerarca. 

Contaminación en los humedales es grave

Otro de los grandes factores es la sedimentación y contaminación de los humedales, depositados en el río por la misma industria ganadera y la población cercana, enfatiza el encargado del Minae. 

Marín afirma que los humedales están repletos de “todo tipo de plásticos comunes” que obstruyen el flujo de la corriente y que provocan más criaderos de zancudos. De igual forma la contaminación evita que las aves y otros tipos de insectos lleguen a reducir la tasa de natalidad de estos mosquitos. 

El Ministerio de Salud comenzó a fumigar semanalmente las casas y corrales en las cercanías del bajo del Tempisque, según informó la jefa del Área Rectora de Salud en Nicoya, Zinnia Cordero.

Matarrita alega que estos esfuerzos no han solucionado “ni la mitad del problema”, porque las paredes vuelven a llenarse de zancudos luego de unas horas de haber fumigado. La población está recurriendo a la quema de heces del ganado al lado de las paredes de las casas como una forma de alejar la plaga. 

Marín explica que estas prácticas no están recomendadas. Aunque sí aleja a los mosquitos, el humo puede contaminar el aire de los sectores aledaños a los humedales y generar problemas respiratorios en las personas.

Sin embargo, todas las instituciones y pobladores concuerdan en que la solución más contundente es “atacar el problema desde la raíz”.

Debido a que los humedales son zonas protegidas, ninguna institución contempla fumigar los propios criaderos de los mosquitos. No obstante el retiro de la sedimentación de arena y basura dentro de los humedales podría reducir el problema a largo plazo. 

El Minae está limpiando los humedales con maquinarias desde la segunda quincena de abril, financiados en parte por la misma población. Según Marín, requerirán de más presupuesto para eliminar totalmente toda la contaminación acumulada de años y que esto no vuelva a pasar.

No obstante, necesitan una declaratoria de emergencias que actualmente no está contemplada.

“Nos enfrentamos a un desequilibrio hecho por el humano. Cuando limpiemos y el ecosistema esté equilibrado, las aves y los insectos volverán a entrar a los humedales y podrán alimentarse de las larvas”, explicó el encargado. 

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