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Playa Sámara: Aparecen vidrios y espinas donde juegan niños al fútbol

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Lo que comenzó como un pleito entre dos restaurantes de Sámara, terminó afectando a los jóvenes que juegan al fútbol en la playa.

En la mañana del viernes 4 de diciembre, la zona de la playa Sámara frentre al restaurante bar Tabanuco, amaneció con espinas de árboles de Pochote y pedazos de vidrios.

La Fuerza Pública de Sámara fue notificada y enviaron dos oficiales a la escena, quienes no solo encontraron las espinas y algunos vidrios, sino que ayudaron en la remoción de las mismas.

Los niños que juegan en ese campo a diario, se encargaron de hacer un rastrillaje final.

Uno de ellos explicó que anteriormente habían sido amenazados por la dueña del restaurante La Dolce Vita, Jenny Chiappetta con “llenar el campo de espinas para que no puedan jugar” y que él se lastimó con los vidrios en un brazo y con las espinas en un pie.

Chiappetta se declaró inocente y negó haber sido quien puso vidrios y espinas en la playa: “ahora inventan que yo puse vidrios y espinas de Pochote en el piso”, dijo.

El problema con los niños jugando al fútbol, según dice Chiappetta, es que las pelotas caen en las mesas donde comen sus clientes de restaurante, en área que está dentro de la playa. “Por esto se han roto lámparas, vidrios, y hasta han caído pelotazos sobre los platos de comida de la gente”.

A su vez, Chiappetta dice que el restaurante bar Tabanuco tiene la música muy fuerte en las noches y que eso genera quejas de los huéspedes en las cabinas, por lo que tanto ella como su marido presentaron una denuncia.

Denunciamos a Tabanuco por pasar música por encima de los decibeles permitidos por la ley. En venganza creo, ellos nos pusieron permanentemente una cancha de fútbol por delante.”

Según Manú Dibango, ahijado de los dueños de Tabanuco, el día anterior a encontrar las espinas, “ya estaban los niños jugando y ella llega y pone la pañoleta y se sienta en medio de todo, interrumpiendo la actividad. Decía ‘peguenme un bolazo para hacerles una denuncia’. Hizo falta la cooperación de dos oficiales de la Fuerza Pública de Sámara para lograr que se quite del paso,” dijo Dibango.

 

La tensión entre Chiappetta y los jóvenes tiene ya varios días: “Yo tomé la pelota y la boté al mar, ellos tomaron dos sillas y las botaron al mar. Llegué con la silla y le dije ¿Y si esta te la doy en la cara, que pasa? y después dijeron que yo le quería pegar a un niño. Un pelotazo o una silla en la cara es lo mismo, ambos duelen muchísimo” dijo Chiapetta.

Para Dibango, el problema de los pelotazos se puede resolver poniendo una malla: “una malla casi no tapa la vista y se consigue por menos de 100 dolares en Puntarenas. Con eso no pasaría ni una bola.”

Contando las espinas recogidas por testigos, los oficiales de la fuerza pública de Sámara y los niños, se encontraron casi 100. El oficial Erick Jimenez de la policía de Sámara, confirmó que no se presentó denuncia al respecto.

 

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