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“Por nuestra voluntad” capítulo 2: Civilizando a los conquistadores

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Los mesoamericanos que encontraron los conquistadores de Gil González en estas costas eran más desarrollados y avanzados que los que encontraron los españoles en la Principal Española en Limón, y de hecho, tal vez más “civilizados” que los mismos merodeadores españoles. En las montañas y los litorales del oeste, las personas eran históricamente parecidas a los aztecas y mayas y, de acuerdo a un académico distinguido, eran más pacíficos y susceptibles a la conquista, opuesto a lo que otros han escrito sobre el tema. (1)

Primero debemos comprender el porqué debemos usar el término “Mesoamericano” en vez de “indios”. El término fue creado por Paul Kircoff en 1943 para ser entendido como aquella amplia gama de culturas étnicas, geográficas y de distintos períodos históricos. Asombrosamente, la etiqueta errónea de Colón: “indios”, para los nativos de las Américas, se mantuvo a pesar de que estuvo a 9.000 millas lejos de su origen.

Los registros históricos de Guanacaste comenzaron  con la migración precolombina de México centro a la Península de Nicoya, hace miles de años, cuando el Imperio Maya invadió y expulsó civilizaciones sureñas consideradas poco significantes a las actuales costas de Nicaragua y Costa Rica, por ejemplo.

El problema es que los arqueólogos y los antropólogos culturales tienen diferentes teorías, en conflicto unas con otras, sobre lo que pasó con los nativos de Guanacaste siglos después de la conquista de España.

Olga Linares, del Instituto de Investigación Tropical Smithsonian (Smithsonian Tropical Research Institute) en Panamá escribió: “La arqueología de la Baja Centroamérica apenas está comenzando a  emerger luego de décadas de estudios científicos negligentes e investigaciones anticuadas.”

Se estimó que, sobre el área total de  lo que más tarde sería Costa Rica, vivían entre 120.000 y 400.000 nativos al momento de la invasión española. Los académicos calculan que, después de la primera conquista, la población disminuyó entre un 80% y un 90% en muchas áreas, desapareciendo por completo en algunas zonas de Guanacaste, y reduciéndose a un estimado de 1.000 nativos para 1800. (5)

Mientras  la Inquisición Española de 1500 se encontraba en pleno avance en Sudamérica, en América Central se vivía la misma brutalidad: una en el nombre del catolicismo y la otra en nombre del oro.

Se cree que la iglesia Católica de Nicoya – en esta foto data de 1923- fue construída sobre una zona donde los chorotegas tenía celebraciones sagradas. Foto por Lo Mejor de Nicoya.

El genocidio y esclavismo fueron seguidos por epidemias de viruela, malaria y fiebre amarilla; dejando a su paso escasas defensas para las pocas villas primitivas que había en la costa de la Península de Nicoya.  Al mismo tiempo, en América del Norte, los colonizadores británicos, franceses y otros españoles desarrollaron su propia versión de limpieza étnica. Todas estas conquistas fueron brutales. Por un lado, Europa envió colonos para desarrollar América del Norte mientras que por otro, su interés en el sur era  para extraer tesoros.

Tal vez hoy, o 500 años más tarde, estamos luchando  por los mismos problemas pero en un nivel diferente. Podemos pensar en cualquier cantidad de historias similares sobre lo ocurrido entre los siglos 16 al 20, donde bárbaros, en nombre de los conceptos de  superioridad blanca o de la fuerza global de los fanáticos religiosos, comprometieron el comportamiento de la civilización con esas racionalizaciones, convirtiéndose en el polo opuesto de las iluminaciones que el oeste decía poseer.

Un punto importante sobre la confusa y compleja historia de Nicoya y el mal gobierno español es de cuando Gil González desembarcó en Costa Rica en Febrero de 1522, su tesorero reportó 6.063 personas viviendo en Nicoya y sus alrededores. González bautizó a todos ellos en la fe católica antes de matar al cacique Nicoa (el jefe) y esclavizar a los locales indefensos para su exportación de manera constante.

Mientras muchos de estos miles de indígenas morían infectados por alguna pandemia o eran transportados encadenados, los pocos que quedaron continuaron con su negocio como siempre. Doscientos años después, la ciudad no tenía más de 320 indígenas residentes. (6)

 

Lea más de la serie “Por nuestra voluntad”:

Capítulo 1: La llegada a Guanacaste de Gil el conquistador

Capítulo 2: Civilizando a los conquistadores

Capítulo 3: El Tesoro Púrpura

Capítulo 4: Paso entre los océanos

Capítulo 5: Tierra de oportunidad

Capítulo 6: Nicaragua y Costa Rica

Capítulo 7: Celebrando Guanacaste

Capítulo 8: El ferrocarril de Costa Rica

Capítulo 9: El paraíso de las hamburguesas

 

Referencias bibliográficas:

1) Sanders, W. T., (1968 ) Mesoamerica: The Evolution of a Civilization, Random House, New York.

2) Kirchhoff, P. Mesoamerica, sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales, Acta Americana 1 (1943), pp. 92-107.

3) Linares, O. F., What is Lower Central American Archaeology? Annual Review of Anthropology, Vol. 8 (1979), pp. 21-43.

4) Lovell, W. G. and C. H. Lutz, The historical demography of colonial Central America, Yearbook. Conference of Latin Americanist Geographers, Vol. 17/18, (1991), pp. 127-138.

5) Ibid, Lovell and Lutz, pp. 129–131.

6) 1760 Complementario Colonial, Expediente 315, Archivo Nacional De Costa Rica, variously

cited in translation.


Alvin ha sido investigador y consultor en turismo sostenible y desarrollo comunitario para USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y el Banco Mundial en varios países de América Latina, Oriente Medio y África. Además, ha publicado más de seis libros sobre temas culturales como investigador senior de la Universidad George Washington. Alvin vivió en Nosara y visita Guanacaste regularmente, así fue que decidió ahondar en la historia de Guanacaste para comprenderla de la mejor manera posible: incorporando las variables del pasado a los análisis del futuro, para comprender a esta tierra que lo recibió con los brazos abiertos. Alvin fue sistematizando toda la información tomada de libros y entrevistas con varios especialistas, y conversando con guanacastecos conocedores de la historia local para finalmente producir una serie de entregas tituladas “Por nuestra voluntad”.

Los capítulos de la serie Por nuestra voluntad son opinión del autor y no necesariamente reflejan la posición editorial de este medio. Si desea escribir un artículo de opinión, puede escribir al correo [email protected]

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