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Producirán película inspirada en reportaje de La Voz sobre femicidio entre La Cruz y Nicaragua

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Traductora: Arianna Hernández

Dos policías buscan pistas para resolver un femicidio en un pueblo polvoriento, incomunicado y agreste. Pero no será fácil: el crimen ocurrió en una comunidad transfronteriza, en esa zona gris donde termina un país y empieza otro.

Deben resolver el caso en un territorio que no confía en autoridades como ellos por el histórico abandono de los gobiernos. Aunque suena a una película del lejano oeste, toda la historia ocurre en Guanacaste. 

En lo profundo es un largometraje y un thriller criminal de ficción inspirado en el reportaje El femicidio impune de Darys Mora. La publicación forma parte de La frontera dibujada, una investigación binacional realizada en conjunto por La Voz de Guanacaste, Interferencia de Radioemisoras UCR y Confidencial. Esta serie de reportajes recibió en el 2020 el Premio Jorge Vargas Gené/Óscar Cordero otorgado por el Colegio de Periodistas de Costa Rica.

Según el director del filme, Adrián Cruz, la narración de la historia de Darys Mora en el reportaje tiene un carácter muy cinematográfico.

La forma en que redactaron el artículo era muy, muy vívida. No es el típico artículo o crónica periodística que es como muy seco, sino que realmente remite a muchas imágenes”, explica Cruz

En lo profundo se encuentra en etapa de preproducción, pero ya cuenta con fichas importantes dentro de su elenco.

La actriz Monserrat Montero quien ha participado en películas como Amor viajero de Miguel Gómez y El regreso de Hernán Jiménez interpretará a la detective Amaranta Villalobos. Y Perrozompopo, cantautor nicaragüense conocido por temas como Quiero que sepas y Entre remolinos, encarnará al personaje Sebastián Toruño, un policía nicaragüense experimentado.

El cantautor Perrozompopo interpreta a Sebastián Toruño, un policía nicaragüense experimentado en el filme.

En este momento la producción está en búsqueda de personas de la provincia dispuestas a dar vida al resto de personajes. La Voz de Guanacaste conversó con Cruz sobre detalles del casting y su experiencia debutando como director de largometrajes.

La Voz: ¿Qué vio en la historia de Darys que le hizo pensar en convertirla en una película?

Adrián Cruz: (El tema de) la violencia de género claramente es de alta pertinencia social. Creo que ahora más que nunca está en el panorama nacional, por la situación política en la cual un candidato tiene un conflicto y la reciente marcha del 8 de marzo con una presencia súper nutrida de mujeres manifestándose por esa otra pandemia. 

Seguimos teniendo casos de feminicidios en diversas partes del país y no se ve un final. Este en particular se circunscribe en una geografía que le dotaba de una desventaja adicional, o sea, le da una probabilidad más alta de impunidad. El hecho de que fuera una región no solo rural, alejada, sino transfronteriza. Entonces eso me pareció una situación muy traumática y que daba para rescatarla. En este caso fue una ficción, pero respetando ese espíritu de la historia original. Y por ahí fue agarrando fuerza el proyecto. No era solo por rescatar un territorio olvidado, sino por atender una problemática que está más vigente que nunca.

LV: ¿Por qué piensa que la ficción es una buena herramienta para hablar de esta historia?

AC: El género policial y las historias de crimen tienen una gran repercusión mediática en este momento. Por ejemplo en Netflix, en la cantidad de películas de este género que tienen en la parrilla y no solo del género criminal de ficción, sino también documental. Es un tema que al público masivo le interesa y a nosotros, evidentemente, como equipo realizador, nos interesa conectar con una audiencia amplia, no solo por cuestiones comerciales, sino para posicionar el tema del que estamos hablando.

La ficción permite más libertad creativa que el documental. El documental tiene que siempre va a estar anclado al caso original y es un caso que tiene todavía muchos vacíos a nivel de la investigación. Sigue no resuelto, lo cual limita la posibilidad de darle clausura bajo el género documental, como una clausura que sea satisfactoria para el público. En cambio, la ficción sí permite libertades creativas muchísimo más amplias. Si podemos cerrar la narrativa.

 

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LV: Decidió mantener el apodo del principal sospechoso del femicidio: “El Ñambo”, ¿por qué?

AC: Me resultó muy, muy memorable. Es un nombre singular, pues es un apodo fácil de reconocer: dos sílabas y en una terminología muy de la zona. Según entiendo, el ñambo es una fruta de esa zona del bosque seco del Pacífico. Y a este tipo le pusieron ese apodo, no sé si es la nariz o algo así de la cara que se parece a esa fruta. El tipo anda prófugo, según lo que supe, todavía no lo habían podido localizar. Pero me pareció que era como un guiño interesante al caso original. Tal vez puede dar una pista para que alguien también quiera interesarse por el caso original.

A nivel sonoro y a nivel de memoria funcionaba muy bien y esa noción de que no es un nombre de la persona sino que es un personaje dotado de toda la un aura de fugitivo que anda escondido, entonces se le borraba su supuesta esencia de persona y lo convierte en un arquetipo de un sospechoso peligroso. Y en la película parte del viaje de los investigadores es descubrir al verdadero ser detrás de este personaje.

LV: ¿Planean buscar buena parte del talento para la película aquí en Guanacaste?

AC: Sí, esa es la idea. Con excepción de los dos protagonistas principales, queremos que ojalá todos los personajes que aparecen en la película sean de esa zona, sean de Guanacaste o inclusive de origen nicaragüense. Porque tenemos esa mezcla de ambas ciudadanías y eso es también por dos razones: por una cuestión de ética, de ser fieles al espíritu de la situación que originó la idea de la película y ser fieles a la zona geográfica y a la gente que la habita. Y por otro lado, es una cuestión de verosimilitud. Hay fisonomías, hay formas de vestir, hay formas de hablar que es muy difícil falsear, que es muy difícil reproducirlas. Para que realmente se vea creíble la propuesta hay que recurrir a gente que sea auténticamente de ahí. 

LV: ¿Dónde grabarán y de qué formas planean integrar a las comunidades en las que van a trabajar?

AC: Eso es parte de la misma propuesta de ser fieles a la región, ¿verdad? No es que necesariamente vamos a grabar en el mismo pueblo del caso original, porque tenemos una idea de una estética de área seca, más propia de la zona noroeste. Y en ese sentido, parte de la idea de la gira que vamos a hacer ahora en abril es buscar también la locación, pues necesitamos este poblado muy abandonado, muy agreste, con calles de lastre. Buscando algo muy específico a nivel visual y con muchos descampados, con lomas, potreros, casas muy aisladas entre sí.

El director de fotografía Ernesto Fernández Tellería durante la grabación del piloto junto a la actriz Monserrat Montero – Foto: cortesía de la producción

La idea es ubicarnos ya para cuando se vaya a hacer la película y vivir ahí durante el tiempo que dure la producción. Y eso implica también que la comunidad esté involucrada más allá de solamente los personajes o figurantes, sino también que los alojamientos y las comidas sea con gente del lugar, que la película también permita que los recursos que obtengamos se distribuyan un poco en esas comunidades y en los emprendimientos que tengan. 

LV: ¿Cómo piensa que la película puede abordar, por ejemplo, realidades como la de Guanacaste y otras zonas rurales del país?  

AC: Muchas veces las personas realizadoras somos de zonas urbanas y terminamos haciendo historias sobre esas realidades. Pero es igualmente interesante abordar lo que no conocemos.

En el caso nuestro específicamente, nos interesa principalmente dar esa noción de abandono real que existe de comunidades que no tienen delegaciones, ni policía, ni instituciones que están llamadas a abordar la situación de personas desfavorecidas. Justamente donde más se necesitan es donde menos presencia geográfica tienen.

Funciona como una especie de metáfora como el viejo oeste, estos pueblos súper lejanos donde tienen problemas de acceso a telecomunicaciones, problemas de acceso a transporte público y todo lo que eso conlleva en caso de tener que movilizarse para hacer papeleos burocráticos, bancarios, migratorios, de salud.

Entonces la idea es que este entorno donde grabemos refleje este aislamiento. Que al público le transmita esa sensación de comunidades que están literalmente abandonadas por las autoridades, por el Estado, como una forma de aproximarse a esas otras realidades que pocas veces aparecen en la pantalla, pero es necesario también que tengan protagonismo.

Escuchá el pódcast que cuenta la historia que inspira esta nueva película aquí: 

En lo profundo se encuentra en la etapa de desarrollo, donde se plantea la propuesta a nivel de viabilidad financiera y el contenido narrativo. El proyecto ya recibió el reconocimiento y recursos de la Fundación de la Universidad UCR, de la Banca para el Desarrollo y del Programa Ibermedia, un fondo internacional intergubernamental que apoya los mejores proyectos cinematográficos de Iberoamérica.

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