Opinión

¿Puede Guanacaste ser más sostenible?

This post is also available in: English

Dicen las primeras palabras del Himno a Guanacaste: Guanacaste es la tierra florida, que a la Patria se dio con amor, en sus campos fecundos la vida crece altiva con gracia y honor… ¡y vaya razón que tienen estas líneas!

Por su geografía y topografía, Guanacaste es una provincia privilegiada: posee las condiciones para el desarrollo agrícola, turístico e industrial. Así mismo, es una región en donde, en un radio de pocos kilómetros de distancia, se encuentran proyectos de generación eléctrica renovables de distintas fuentes, tales como la hidráulica, solar, eólica, geotérmica, y de biomasa (polo energético renovable Pelón de la Bajura – Miravalles).

Todo ello propicia el desarrollo de lo que llamo turismo de energías renovables.

Pese a todas estas condiciones prometedoras, Guanacaste, al igual que el resto del país, tiene el reto de descarbonizar aún más su economía, en particular en el sector transporte, en el manejo de residuos municipales, y en desarrollar aún más medidas de eficiencia energética.

¿Qué pautas marcarían una diferencia? Puntualizo y discuto tres:

1) Eficiencia energética. La radiación solar en Guanacaste es una de las mejores en el país, lo que la convierte en una región muy atractiva para el aprovechamiento de esta fuente de energía. Si bien ya se están desarrollando algunas iniciativas en la producción de electricidad con sistemas fotovoltáicos, no se discute lo suficiente sobre el desarrollo de sistemas térmico solares (uso del calor proveniente del sol).

El aprovechamiento de la radiación solar la veo particularmente interesante para el sector de hotelería, que requiere mucha agua caliente para sus restaurantes, duchas colectivas y privadas, piscinas con agua temperada y otros, así como otras industrias que requieren utilizar agua caliente para desarrollar sus procesos y productos. La instalación de calentadores solares, para calentar y almacenar agua caliente, podría mejorar la eficiencia energética de muchos hogares y negocios.

2) Sector transporte. Existe una gran necesidad de depender menos de los combustibles fósiles. Sin embargo, sustituir estas fuentes de energía por opciones más amigables con el ambiente implica resolver retos técnicos-logísticos, legales y económicos. Una de las alternativas más viables en el corto y mediano plazo es la producción de biodiésel usando aceites vegetales no aptos para el consumo humano y/o aceite usado de cocina. La segunda opción ya está disponible a nivel de barrios, comedores universitarios, restaurantes, hoteles, hospitales, y en comedores de instituciones gubernamentales, entre otros.

El biodiésel puede utilizarse como sustituto del diésel a base de petróleo en una gran parte de la flota vehicular y en maquinaria pesada, previo a pocos ajustes en los vehículos, y se puede mezclar en una amplia gama de rangos con el diésel convencional, demostrando una reducción significativa en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

El biodiésel puede producirse de distintas formas. Una de las más comunes es mezclando metanol, aceite usado de cocina en una combinación de reacciones de esterificación/transesterificación a través de catálisis. Uno de los grandes retos técnicos del biodiésel es asegurar su calidad para ser usado como combustible. Para esto es necesario que las fuentes de aceite vegetal o de aceite usado de cocina contengan la mínima cantidad de agua y de sólidos, y que el reactor que produzca el biodiésel supere las limitaciones que suponen las reacciones químicas mismas (tales como la transferencia de masas).

Otros biocombustibles (tales como el diésel y gasolina sintéticos, y el hidrógeno verde) tienen el potencial de ser implementados a gran escala en Guanacaste en un futuro más lejano por sus costos y retos técnicos y logísticos.

3) Residuos municipales. Una de las principales soluciones – en el corto plazo – al costoso manejo de los residuos municipales en muchas municipalidades guanacastecas es el de transportar esos residuos por muchos kilómetros y depositarlos en rellenos sanitarios. Este tipo de soluciones no propicia la biodegradación de los residuos depositados, y en cambio genera grandes emisiones de gas metano, cuya capacidad de generar el efecto invernadero es muchas veces mayor a la del dióxido de carbono.

En prácticamente pocos meses, Guanacaste verá el funcionamiento de su primer gasificador, que recibirá los residuos inorgánicos de varias municipalidades de la provincia. En nuestro país, la proporción de residuos inorgánicos representa aproximadamente un 50%, dependiendo de si los residuos se producen en las zonas urbanas o rurales.  Aún queda abierta la pregunta, ¿qué hacer con los residuos orgánicos? Una de las alternativas más sostenibles es la del compostaje.

El compostaje se puede desarrollar a escala doméstica (sobre todo en las casas que disponen de un patio con suficiente espacio para desarrollar este sistema de tratamiento), o a escala municipal. Los gobiernos locales guanacastecos interesados podrían desarrollar un plan piloto en uno de sus distritos, en algunos barrios, educando a sus pobladores sobre cómo separar adecuadamente los residuos orgánicos para así generar un compost de alta calidad, que en el mejor de los casos, se podría utilizar en la agricultura. Posteriormente, podrían expandir el compostaje al resto de los barrios y distritos de sus municipios.

Existen distintos tipos de tecnología de compostaje municipal, dependiendo del espacio disponible para desarrollar el proceso, de la disponibilidad de maquinaria y de recursos económicos y logísticos. Si el compostaje municipal se desarrolla exitosamente, incluso podrían proveer de sus servicios a otros municipios, y el compost producido lo podrían vender a las industrias agrícolas, hoteleras y otros, evitando así emisiones de gas metano a la atmósfera y el pago de millones de colones al mes, que más bien se podría convertir en una fuente de ingresos.

En conclusión, Guanacaste tiene grandes oportunidades para elevar su nivel de sostenibilidad a niveles superiores. Al mismo tiempo, estas iniciativas las podría traducir en prosperidad económica al ofrecer empleos locales, ingresos por venta de créditos de carbono y otros.

 

Gabriel Murillo Morales es licenciado en Ingeniería Civil, Máster en Energías Renovables y Doctor en Ciencias e Ingeniería Ambiental. Vivió en Bagaces, Guanacaste. Actualmente está haciendo un postdoctorado en aprovechamiento de la biomasa residual para la síntesis de biocombustibles en el Center for Energy and Environmental Sustainability (CEES) en Prairie View A&M University, Texas, Estados Unidos.


Este artículo es opinión de la autora y no necesariamente refleja la posición editorial de este medio. Si querés compartir un artículo de opinión, escribí al correo [email protected]

Comentarios